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‘Napoleón’, crítica. Una película hecha con oficio, pero no el sueño de Kubrick

Ridley Scott firma a sus 86 años una obra espectacular en lo visual, sobre todo en las escenas bélicas, pero a la que falta alma.

Napoleón

Revelaba Ridley Scott recientemente que, en una charla con Kubrick en la que este le ofreció seguir con el guion de Napoleón, se sintió incapaz de terminar ‘su proyecto’ porque era inviable rodar 66 batallas como pretendía. El director de ‘2001, odisea del espacio’, ‘Espartaco’, ‘La chaqueta metálica’ y ‘Senderos de Gloria’ se fue a la tumba sin cumplir su sueño de filmar esa gran epopeya.

A Scott le ha bastado recrear tres combates, más el polémico sucedáneo de Egipto, para demostrar que es un maestro a la hora de rodar escenas bélicas, algo que dejó más que patente en la excelente y poco reconocida ‘Black Hawk Down’. El problema es que a un proyecto como ‘Napoleón’ se le exige mucho más que sangre y pólvora, se espera una historia descomunal e intensa a la altura de una de las mayores figuras de la humanidad. Y en ‘Napoleón’ eso no lo hay, o por lo menos en el metraje con el que se estrena en el cine: 2 horas y 38 minutos.

Napoleón
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Contexto histórico

La cinta arranca con la ejecución en la guillotina de María Antonieta en pleno reinado de El Terror con los jacobinos dominando la Convención y los ingleses amenazando Francia. Scott presenta a un Napoleón que es la espada de la Revolución, capaz de sofocar tanto insurrecciones realistas en las calles a cañonazos como de exterminar las tropas británicas en suelo patrio. Desde un primer momento su enfoque es el de un personaje introvertido, triste e impertérrito del que no ofrece sus motivaciones ni comparte sus sentimientos. Eso hace que el espectador tome distancia con la figura y contemple toda la aventura desde fuera.

Nada hay de su sentimiento antifrancés por su origen corso ni de su estatus de refugiado, desde un primer momento se presenta una figura monolítica e inquebrantable con un destino que viene marcado por sucesos externos y que le van colocando en una posición de poder cada vez mayor.

Napoleón
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Aidan Monaghan

Relación con Josefina

Si la personalidad del general despierta poco interés, la de su mujer, es la antítesis. Scott presenta a una Josefina enigmática y magnética, mucho de ello se debe a la extraordinaria interpretación de Vanessa Kirby, cuya presencia eclipsa a la del mismo emperador. La relación que ambos mantienen es poco convencional; por sí sola funciona bien, aunque no mezcla bien con el resto de las tramas que se van desarrollando en la película.

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NapoleónAidan Monaghan Photographer

Sucesión de escenas

Ridley Scott quería hacer una película de cuatro horas, pero los productores impusieron la idea de un metraje más acorde a lo comercial y eso se resiente en el ritmo de la película, que se presenta como una sucesión de escenas estanco sin una conexión más allá que la de la propia figura de Napoleón. Al igual que pasa con el protagonista, es imposible descubrir las motivaciones que mueven al resto de personajes ni saber por qué ocurre un determinado suceso si no se tiene cierto bagaje histórico. Los secundarios que van desfilando tienen poco peso, ni si quiera Rupert Everett en el papel de Wellington consigue construir un antagonista digno. Si Máximo Décimo se convirtió en un icono del cine fue en parte a que tuvo a Cómodo enfrente, esta vez Ridley no ha sido capaz de crear más enemigo de Bonaparte que él mismo.

Joaquin Phoenix

Que el actor estadounidense es una bestia de la interpretación es incuestionable, otro debate es si su recreación del militar francés es la más adecuada. Cierto es que el personaje histórico era huraño y poco dado a grandes manifestaciones, pero tampoco es creíble que durante toda la película se muestre impasible sin apenas alegrías o enfados ni en situaciones extremas. El control de las emociones llega a tal punto que Joaquin Phoenix mantiene el mismo gesto adusto y la mirada perdida durante la mayor parte del metraje. Solo en el último tramo de la historia se atisba un ser humano bajo el uniforme y el bicornio.

When is Napoleon released in the USA?
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Ridley Scott’s much-anticipated historical drama features Joaquin Phoenix and Vanessa Kirby in the lead roles.KEVIN BAKER

Las batallas

Todas las dudas se disipan cuando la acción toma las riendas de la película, Scott muestra su enorme talento como narrador bélico. Hay tres largas y grandes batallas situadas estratégicamente en cada tercio del film. La primera es un golpe de mano para tomar un fuerte y romper el sitio de Tolón, la segunda es la batalla de Austerlitz, cuya estética recuerda vagamente al inicio de ‘Gladiator’ y la tercera, Waterloo. Esta última por sí sola justifica pagar la entrada, es un espectáculo visual a la altura del desembarco de ‘Salvar el soldado Ryan’, pero donde Spielberg cerraba la acción a un punto concreto del enfrentamiento, Spielberg abre el plano y ofrece todo el campo de batalla de un vistazo: infantería, artillería y caballería en un despliegue visual como no se ha visto en la historia del cine. Además, Scott no ahorra violencia en unas escenas que muestran todo el horror de la guerra.

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Aidan Monaghan Photographer

Conclusión

El ‘Napoleón’ de Scott que ahora se estrena en cine no es la película definitiva sobre una de las figuras más importantes de la humanidad, que se tome licencias históricas importantes no es tan problemático como que estas no mejoren la calidad de la cinta. Se pasa de puntillas por las motivaciones políticas del corso, se deja entrever poco su genio militar y se obvia por completo sus ideales revolucionarios y su compromiso social con el pueblo de Francia. En el duelo interpretativo Joaquin Phoenix -Vanessa Kirby sale ganado contra todo pronóstico la actriz británica. Eso sí, es imprescindible sentarse en la butaca de un cine para disfrutar de unas de las mejores escenas bélicas de la historia del cine, solo por eso merece pagar la entrada. No es la obra maestra que obsesionó a Kubrick, pero sí una buena película. Seguramente la versión del director, que la habrá, se acercará a las enormes expectativas que había despertado uno de los mayores proyectos del cine de los últimos años.