Cómic
‘Las crónicas de Conan’. El resurgir del cimmerio en Dark Horse
Kurt Busiek y Cary Nord son los encargados de devolver el esplendor de antaño a la figura más emblemática del cómic de fantasía y espada.
Conan el Bárbaro tuvo sus orígenes en 1932 en forma de relato dentro de la revista pulp ‘Weird Tales’. No era el primer personaje de espada y fantasía que creaba Robert E. Howard, ya que antes había desarrollado a Kull de Atlantis, con el que compartía bastantes rasgos.
En la revista, que por entonces contaba en sus filas también a Lovercraft, Howard desarrolló toda un mundo anterior a los tiempos de la Atlántida en la que magia y la violencia regían el mundo. Antes de su suicidio en 1936 dejó una veintena de historias que sirvieron de base para crear la historia de un bárbaro del norte que terminó gobernando el reino más próspero de la época: Aquilonia.
Salto al cómic
En 1970 Marvel se hacía con los derechos de publicación y de la mano de Roy Thomas y Barry Smith se iniciaba una aventura llena de éxitos que iba a durar 26 años. Por sus páginas pasaron guionistas como Stan Lee o xxxx y dibujantes de la talla de Buscema o Alcalá. Curiosamente al principio solo se podía usar la figura del cimmerio, pero no las historias de Robert E. Howard, algo que el propio Roy Thomas, el gran guionista Conan, tuvo que solucionar.
A finales de los 90 el filón se agotaba por sobreexplotación, desde el 96 no tenía colección regular y Marvel perdía los derechos que en 2003 iban a parar a Dark House.
En busca de una estrella al guion…
Desde los despachos de Dark Horse se había intentado fichar para varios proyectos a Kurt Busiek, autor de la magnífica ‘Marvels’, pero el guionista nunca dio el paso. Para convencerle de hacer Conan, algo que en principio no le hace tilín, le ofrecieron una absoluta libertad creativa a la hora de afrontar el trabajo con la única cortapisa de tener que ceñirse a los relatos de Howard, de tal forma que todo aquello que no estuviera puesto negro sobre en blanco en esas páginas perdía su valor y dejaba de ser canon. Dark Horse pretendía edificar desde cero la historia de Conan y Busiek era el arquitecto perfecto, capaz de amalgamar mitología, violencia, magia, aventura y una pocas gotas de erotismo.
… y de otra al dibujo
Con el escritor ya cerrado y el mundillo del cómic revolucionado por el regreso del bárbaro, los ofrecimientos a Dark Horse llegaron por doquier. Busiek creó una prueba de 3 páginas que dibujaron 20 artistas. El elegido fue Cary Nord, su estilo recordaba mucho al de Frank Frazetta, cuyas portadas en los años 60 para las reediciones de las novelas de Howard modelaron la imagen del guerrero tal y como lo conocemos.
La calidad de Nord es tal que se decidió no entintar los originales y aplicar directamente el color sobre ellos, otorgando a la obra una personalidad que destaca por encima del resto de publicaciones. Muestra de su enorme talento son las láminas a lápiz que se pueden ver en los extras que incluye el tomo de Panini, en la que además el artista desvela parte de su técnica y de su proceso creativo.
Historias clásicas y nuevas
El relato de Buseik, a diferencia del de Roy Thomas, sigue un orden cronológico. En el número 0 se utiliza la figura de un príncipe oriental para dar contexto a la figura histórica de Conan, que arranca en el número 1 con un relato de su juventud en tierras de los Aesir. Hay ciertos puntos donde las historias confluyen, como en La torre del elefante, relato que curiosamente fue uno de los primeros presentados a Weird Tales y rechazado por la revista. En esta mítica historia en la que Conan se muestra como un ladrón, se pueden observar las diferencias narrativas de ambos genios. Siendo Busiek menos conciso, quizá por ceñirse más al relato original.
Otras historias surgen de la imaginación de Busiek y en ellas se muestra un Conan menos inteligente de lo que sería en su etapa de esplendor de Marvel y con facilidad para resolver con la espada los problemas. Hay momentos que recuerda vagamente al Groo de Sergio Aragonés.
Conclusión
Dark Horse consiguió revitalizar un personaje víctima de la sobreexplotación en Marvel, que era uno de los grandes males de la casa, gracias al talento de Busiek y Nord. Intentar comparar sus historias con las de Thomas es un error porque ambas son excelentes, cada uno con sus armas. Simplemente hay que disfrutar de Conan, de sus viajes por tierras exóticas, sus peleas, sus aventuras y su sentido de vivir el momento. Un bárbaro que terminó enamorando a uno de los guionistas con mayor capacidad para plasmar los sentimientos de sus personajes. Por favor, lean también ‘Marvels’.