Jeremiah vol 1. El gran western posapocalíptico
Un año antes de que George Miller estrenara Mad Max (1979), Hermann creaba un cómic que compartía casi la misma filosofía que la película.
Los relatos posapocalípticos, en sus diferentes versiones y con el fin de la civilización tal y como la conocemos, han sido un territorio propicio para desarrollar excelentes obras en cine (Mad Max, Hijos de los hombres), literatura (La carretera, La Tierra permanece) y cómic (Hombre, The Walking Dead). En ese contexto de pérdida se enmarca, Jeremiah, la excelente obra de Hermann que, tras una década colaborando con Greg (Comanche y Bernard Prince), aborda su primer proyecto en solitario.
Jeremiah en sus comienzos, a los que corresponde las tres historias que componen el primer integral de Planeta, estaba concebido estructuralmente como un western, aunque ha medida que la saga fue progresando esa identidad se fue diluyendo hasta convertirse en un alegato contra una sociedad en la que la riqueza y el poder lo corrompe todo.
Hermann, en solitario
En 1978, en plena edad de oro de las revistas de cómic, Hermann decide romper con Greg con quien estaba dibujando Bernard Prince. Desde hacía varios años le rondaba la idea de escribir sus propias obras y se ve inspirado por el libro ‘Ravage’ (1943) del francés Barjavel, en el que describe el colapso de la civilización en 2052 debido a una guerra nuclear. Adiós a la electricidad, al agua, a los servicios, a la comida y a la seguridad. Hermann opta por situar su obra años después de una situación semejante, que describe en una solo página inicial con cuatro viñetas y sin un solo texto. Una demostración descomunal del talento narrativo del belga.
Como el propio autor reconoce, las influencias de su serie Comanche en la construcción del relato son notables y es por ello que si se prescinde de esa primera introducción, el cómic podría pasar por un western al estilo de Mac Coy, Blueberry o Durango. Los revólveres, los rifles y los caballos son la seña de identidad de Jeremiah y solo el casco de metal de Kurdy nos señala que estamos en un siglo en el futuro.
Una figura clave
Hermann es uno de los artistas referenciales del cómic europeo, sus obras han abarcado muchos campos, desde el historicismo (Yugurta, Las Torres de Bois-Maury) hasta la denuncia social (Sarajevo Tango, Caatinga, Luna de Sangre, Afrika). Su estilo tiene grandes influencias de Jijé, junto con Hergé uno de los padres del cómic belga, y evolucionó mucho desde sus primeras obras. Cambiando incluso de técnica y estilo.
En el caso de Jeremiah los dos primeros tomos están dibujados a pincel, mientras que en el tercero introduciría el rotring. Ello implica que el trazo se vuelve mucho más fino, aunque no por ello pierde ese aspecto sucio y duro que caracteriza a su obra y que le da una película de realidad de la que carecen otros de sus compatriotas. De Comanche, serie que empezó en 1969 y que continuó hasta 2002, se trajo un conocimiento enciclopédico de las armas de la época y un dominio a la hora de dibujar a los caballos. Sus dibujos tienen aquí una mayor profundidad y Hermann es uno de esos artistas que cuida hasta el más mínimo detalle de la viñeta.
También fue un adelantado a su época en la estructura de las páginas, aunque mantiene todas sus viñetas en formatos rectangulares, incluye alguna splash-page con perspectivas bastante audaces. Tampoco tiene problemas en integrar viñetas dentro de otros dibujos y como curiosidad en algunas páginas incluye flechas para asegurar un correcto orden de lectura, algo que hoy sería impensable.
Tres historias
El primer integral de Planeta recoge los tres primeros tomos de Jeremiah, que fueron publicados entre 1979 y 1980, aunque la primera aparición del personaje tuvo lugar en la revista alemana Zack en 1978, bajo el título de David Walker. Por entonces era habitual cambiar los nombres de los cómics según el país.
‘Aves de presa’ es la primera historia de Jeremiah y Kurdy, los protagonistas de la serie. Este álbum sirve para presentar a los personajes y bosquejar la nueva realidad en la que viven los supervivientes del holocausto.
‘Un puñado de arena’. Se centra en la relación entre los dos protagonistas, desvela sus personalidades y como, a pesar de sus diferencias, se complementan haciendo mejor el uno al otro.
‘Los herederos salvajes’. Supone un punto de inflexión en la carrera de Hermann ya que abandona el pincel por el rotring: “Si no te cuestionas lo que haces, dejas de avanzar”. El dibujo se hace más preciso, la nueva herramienta se convierte en una “extensión de la mano” decidiendo exactamente como va a ser de grueso cada trazo. Narrativamente el relato pierde cierto aire aventurero para aportar elementos sociales.
Conclusión
Jeremiah es una las obras cumbre del cómic europeo, como visión posapocalíptica es interesante y funciona tanto en su faceta de western como en la de crítica política a una sociedad que estaba derivando entonces en Europa hacia el neocapitalismo.