Cómic
‘El carnicero de dioses’. Un violento alegato del ateísmo
Jason Aaron aprovechó el reinicio de Marvel para crear una historia de Thor que, apoyado en la mitología nórdica, aborda el personaje en tres líneas temporales.
En plena ola de éxito de las películas de Marvel, la editorial decidió poner patas arribas todas sus colecciones para aprovechar el impulso del cine y buscar nuevos lectores. Para ello reinició de cero todas las series en una iniciativa conocida como Marvel Now (2012), muy al estilo de lo que hizo DC con Los Nuevos 52 un año antes (2011). El cambio afectó también a los equipos creativos y tanto guionistas como dibujantes se vieron desplazados de sus zonas de confort para afrontar nuevos proyectos.
En el caso de Jason Aaron, en Marvel se había hecho cargo de Wolwerine, Black Panther, Ghost Rider y Hulk, tras impresionar a Axel Alonso, por entonces editor jefe de Marvel e ideólogo de la revolución en marcha, con una extraordinaria obra para la competencia, Scalped (lectura más que recomendada).
A pesar de sus buenas credenciales ninguna de sus obras despuntó en exceso, pero Axel que le tenía gran fe le ofreció elegir colección en el nuevo ecosistema. El guionista de Alabama no lo dudó un instante: Thor. La decisión más que arriesgada dio paso a una de las mejores etapas, si no la mejor, con permiso de Walter Simonson, del dios del trueno.
El carnicero de dioses
Jason Aaron rompe con la continuidad argumental y sitúa su Thor en tres líneas temporales que conforman un único relato. Por un lado, lo sitúa a finales del siglo IX compartiendo aventuras, borracheras y juergas con los vikingos, lo describe aquí como un joven dios impulsivo, pendenciero y violento que aún no es digno de empuñar el Mjolnir. Una segunda historia discurre en el presente mostrando a un Thor más maduro y reflexivo que se ver sorprendido por la muerte de diferentes dioses. Y por último presenta un futuro desolado en el que Thor se asemeja a su padre Odín y cuyo único anhelo, al ser el único dios vivo, es alcanzar el Valhalla.
En todas las líneas temporales va a encontrarse un mismo enemigo, Gorr. El conocido como El carnicero de dioses es un ser que ha obtenido un gran poder del dios de los simbiontes y cuya única misión es terminar con todas las deidades del universo.
Reflexión sobre la religión
Aaron construye un relato oscuro, que nada tiene que ver con la adaptación cinematográfica, en la que el villano sirve como reflexión sobre el papel de la religión en la vida común. Presenta a los dioses como criaturas caprichosas e indiferentes al sufrimiento de los mortales y tacha de necios a aquellos que confían su destino a tales veleidades. Si en el “dios ha muerto” de Nietzsche era la razón el arma, aquí directamente es la venganza la que impulsa el exterminio de todas las deidades. La reflexión sobre la utilidad de un ser superior, un tema ya tocado por Aaron, va más allá de las viñetas del cómic y de la mitología nórdica. También toca el poder y la soledad que implica su ejercicio.
Un dibujante soberbio
Si Jason Aaron se ha confirmado como uno de los grandes baluartes de Marvel en los últimos años, Esad Ribic, tiene su mismo estatus en el mundo del dibujo. El croata que ya había trabajado en el mundo de Thor con su magnífica Loki; su estilo, que mezcla influencias europeas (Moebius) con estadounidenses (Buscema), se adapta a la perfección al relato. A Ribic le gusta jugar con las estructuras, se considera más un pintor que un dibujante de cómic, y entiende la página como un todo. Esta concepción le ha traído más de un disgusto con los coloristas, pero en este caso Ive Svorcina realiza un excelente trabajo.
Las influencias de Buscema son aquí más que evidentes y su Thor tiene muchos puntos en común con Conan. Algo que también trasciende al relato, que tiene cierto parecido con algunas historias del cimerio. El dibujante ha confesado que se siente más cómodo en este tipo de obra que cuando se dedica a grupos de superhéroes, aunque sus incursiones en ese género se han saldado de manera sobresaliente.
En el número 12 la editorial impuso al equipo creativo una historia que rompía la continuidad argumental y que además no estaba dibujada por Ribic. Esto no le sentó nada bien al croata que ya no volvió a ver la colección como suya y terminó trabajando con Jonathan Hickmnan en las nuevas Secrets Wars.
Conclusión
‘El carnicero de dioses’ es una de las grandes historias de Thor, un cómic que se aleja de los relatos clásicos conocidos del dios del trueno y que posee un ácido toque de crítica social que Taika Waititi borró de un plumazo en la adaptación cinematográfica. La pareja Jason Aaron-Esad Ribic es de las más solventes de Marvel.