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Cine

Crítica de ‘Imaginary’, la película de terror por la que no volverás a regalar un osito de peluche

¿Puede Bing Bong, el amigo imaginario de ‘Del revés’, la cinta de Pixar, haberse convertido en un monstruo rencoroso después de haber sido olvidado? Blumhouse y el cine de miedo lo tienen claro.

Imaginary

Duérmete, niño, duérmete ya, que viene el Coco y te comerá. No hay nada más humano que la tradición de amedrentar a nuestros infantes para que hagan lo que queremos. No crecerán si no se toman la leche, no tendrán regalos en Reyes si no se portan bien y directamente vendrá un monstruo y les raptará si no se van a dormir cuando se les ordena. Luego nos preguntamos por qué los niños se inventan amigos imaginarios cuya compañía se les antoja preferible a la nuestra. Es precisamente en esos canguros inesperados e invisibles en los que posa la mirada la nueva película de miedo de Blumhouse Productions (responsables de ‘M3GAN’, ‘Paranormal Activity’, Insidious’, ‘La purga’, ‘Sinister’ y la mitad del cine de terror del siglo XXI).

Para cocinar su nueva película, esta vez Blumhouse se ciñe al libro de recetas del género. Tenemos a la clásica familia que se muda a la clásica casita de estilo norteamericano con el clásico sótano que pondría los pelos de punta al más pintado. La madre del grupo tiene pesadillas por la noche, se dedica a dibujar libros para niños protagonizados por criaturas aterradoras y no se lleva nada bien con sus dos hijastras, con las que tendrá que aprender a convivir ahora que, ¡sorpresa!, su padre tiene que pasar unas semanas fuera por motivos de trabajo.

La productora no añade ni un solo pellizco de azúcar por intuición o deseo propio. Todo es el abecé del cine de terror. Hay familiares locos pululando por doquier y la protagonista, la madrastra, ha olvidado su pasado por amnesia selectiva. La mayor de las hermanas es una adolescente presa de las hormonas que tontea con un joven de su nuevo vecindario y como guinda del pastel, contamos de vecina con una anciana perturbadora que espía a través de las ventanas.

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En este contexto es perfectamente comprensible que la más pequeña de la casa, Alice, se acabe haciendo amiga de un sospechoso osito de peluche que ha ido a encontrar en ese sótano aterrador y mugriento que parece conducir al averno. Empezará a pasar más y más tiempo con él, a jugar a cosas cada vez más extravagantes y a levantar las sospechas de sus más allegados. No tardará en desatarse una guerra sin cuartel entre el oso y quienes intenten separarlo de Alice. Una guerra a la que por supuesto asistimos con palomitas y una sonrisa en la cara.

Aunque tiene menos sustos y muertes de las deseables, ‘Imaginary’ también resulta divertida y hasta guarda un par de giritos inesperados. La película transforma a nuestros compañeros de infancia (ya fueran peluches o amigos imaginarios) en protagonistas de una pesadilla en la que resulta imposible no haber pensado nunca. ¿Acaso ‘Pequeños guerreros’ y ‘Toy Story’ no van de lo mismo, de muñecos que se mueven cuando no miramos?

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La cinta de Blumhouse, dirigida esta vez por Jeff Wadlow (’Fantasy Island’, ‘Kick-Ass 2′), hasta se permite un guiño a ‘Del revés’, de Pixar, y bromea con las diferencias entre su monstruo y Bing Bong, el amigo imaginario de aquella. ¿Por qué siempre damos por hecho que los amigos imaginarios son algo inocente, bueno y tierno? ¿A dónde van a parar cuando nos olvidamos de ellos? Son capaces de guardar rencor hacia aquellos que los dejan tirados?

Es una pena que ‘Imaginary’ siga el manual al dedillo y resulte tan predecible. Se pasa gran parte del metraje explicando cosas que no hacen falta y nunca llega a desmelenarse. La falta de originalidad del guion (y de carisma por parte de sus personajes) lastran un film que aún así tampoco roza el despropósito y de hecho entretiene, antojándose una oportunidad perdida por puro conservadurismo y clasicismo. El mundo imaginario presentado en su recta final daba por mucho más y se debería llegar a él mucho antes. Con todo, nosotros lo tenemos claro, nada de volver a regalar un osito de peluche.

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