Crítica de Ant-Man y la Avispa: Quantumanía. La Fase 5 y la saga del Multiverso comienzan con un villano memorable
Marvel pisa el acelerador y el UCM entra en la Fase 5 con Ant-Man 3, la película encargada de de presentarnos a MODOK y Kang el Conquistador, el heredero de Thanos.
Había ganas. Después de siete películas y ocho series, había ganas de que el Universo Marvel diera carpetazo de una vez a la Fase 4 y terminara con estos años de transición. Desde Los Vengadores: Endgame (2019), la factoría de Stan Lee venía limitándose a presentar nuevos héroes (Shang-Chi, los Eternos), cerrar cuentas pendientes con los viejos (WandaVision, Viuda Negra, Falcon) y pasar la batuta de unas manos a otras (Ms. Marvel, She-Hulk, Black Panther). Pero se acabó. No más epílogos y presentaciones. El UCM entra de lleno en la saga del Multiverso y elige a Paul Rudd para inaugurar su Fase 5. Ant-Man 3, o Ant-Man y la Avispa: Quantumanía, da el pistoletazo de salida a esta nueva etapa y lo hace con un punto de partida prometedor.
Quantumanía es una película con tantas ideas y novedades que resulta extraña, pero condenadamente entretenida. Por ejemplo, durante gran parte del metraje, la ambientación parece más propia de Star Wars que de una cinta de superhéroes. Y aunque las dosis de humor siguen presentes (lo contrario sería desaprovechar a Paul Rudd), sí que notamos un esfuerzo por reducir la vena cómica del personaje y el chiste por el chiste. Hay un intento por sembrar y cultivar un poquito más de emoción y sentimiento. Lo apreciamos sobre todo en ese nuevo Scott reconvertido en padre del año y en la decisión de presentar aquí a dos de los grandes villanos de Marvel: MODOK y Kang el Conquistador.
La irrupción de Scott Lang como figura paterna no se entendería sin Kathryn Newton (Paranormal Activity 4), quien se estrena como Cassie, la hija del personaje. Es una pena que el nuevo papel protagónico de ésta vaya en detrimento de la Hope van Dyne de Evangeline Lilly. La pobre avispa ha perdido tanto peso en la trama que bastante ha hecho manteniéndose en el título de la película. Sus minutos se los reparten la ya mentada y los siempre fabulosos Michael Douglas y Michelle Pfeiffer. Mientras vayan para ellos, nosotros no tenemos ninguna queja. Cierta escena con ambos y Bill Murray de por medio es de lo mejor que ofrece Quantumanía.
En cuanto a MODOK y Kang el Conquistador, los dos cumplen con nota y son la principal razón por la que merece la pena acudir al cine. Vuelven a poner de manifiesto ese dicho que asegura que toda historia es tan buena como lo son sus villanos. La Fase 4 ha echado de menos a Thanos y carecido de antagonistas capaces de intimidar y destacar por su diseño, pero esta nueva entrega de Ant-Man nos compensa con creces. A pesar de lo complicado que se antojaba sacarlo del mundo animado, MODOK luce genial y es desternillante. Sin embargo, el Kang de Jonathan Majors es quien se roba la función. Tiene la mejor actuación de la película, impone y a pesar de su generoso tiempo en pantalla, nos deja con ganas de mucho más. Sabemos que su puesta en escena va a zarandear las escalas de poder y cabrear a los fans, pero cabe recordar que esto es solo el principio de la saga del Multiverso… y de dicho personaje.
A nivel argumental hay poca tela que cortar. Sumido en un vacío existencial (¿qué hace un Vengador cuando ya no hay Vengadores?), Scott Lang trata de centrarse en su familia para recuperar el tiempo perdido. Al involucrarse más con su hija, Lang descubre que Cassie lleva un tiempo investigando el mundo cuántico y siguiendo sus pasos. Pero cómo no, uno de los inventos en los que estaba trabajando no tarda en estropearse y transporta a los dos, a Hope (Avispa), su madre (Janet van Dyne) y el novio de ésta (Hank Pyme) a un mundo cuántico muy distinto del que recordaban. Los cinco tendrán que apañárselas para sobrevivr un territorio diezmado y gobernado por una oscura fuerza. Para escapar, Scott tendrá que aprender a confiar en su hija y recordar su deber como superhéroe, pero Janet también tendrá que contarle al resto quién es esa aterradora figura al mando de todo y por qué se conocen. Sin grandes estridencias, lo más interesante de la trama son las primeras lecciones de Marvel sobre el multiverso y las realidades paralelas.
Un villano llamado a marcar época, una ambientación sacada de Star Wars, Bill Murray, miles de efectos visuales y un reparto de minutos más equilibrado. Ant-Man y la Avispa: Quantumanía navega entre todos esos cambios y novedades. Como decíamos, es probable que se haga rara y que haya cosas que no convenzan, pero es precisamente gracias a su alocado cóctel de ideas que nos entretiene y mantiene pegados a la pantalla durante las dos horas que dura. Aún a falta de alguna secuencia de acción más memorable, la película es digna de verse en cine y supone un buen punto de partida para la Fase 5. Las vacaciones de Los Vengadores se han terminado.
(Spoiler: nuestras condolencias a todos los que esperaban ver a Kate Bishop en las escenas postcréditos).