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Ya la hemos probado

Asus ROG Ally, análisis, fecha y precio. ¿La primera gran rival de Steam Deck?

Ya hemos podido probar la nueva ROG Ally, una plataforma portátil que busca ampliar horizontes más allá de Valve y de Steam con muchos atractivos y algunas enmiendas.

Asus Rog Ally

El lanzamiento del Steam Deck en febrero de 2022 ha tenido un impacto significativo en el mercado de consolas portátiles para PC, abriendo camino para que otros exploren este camino. En este escenario, Asus se prepara para competir en este mercado emergente con su propia consola portátil, la ROG Ally, de la que ya tenemos confirmada fecha de lanzamiento y precios. Será el 13 de junio y la versión Extreme, la más potente y recomendada, tendrá un precio de 799 euros en España. La versión Z1 estándar saldrá a 699 euros. ¿Puede competir con Steam Deck? Hemos podido probarla en profundidad y estas son nuestras primeras conclusiones. Pero ya os lo avanzamos: hay partido.

Los números mandan y son relucientes

Lo primero es centrarnos en esos números que brillan con luz propia sobre el papel, aunque algunos parezcan incluso innecesarios para un dispositivo de estas características. Hablamos de una pantalla Full HD (1080p) con una tasa de refresco de hasta 120Hz con una tecnología Adaptive Sync que busca dar una visión nítida y clara que además, se ve beneficiado por ser un panel IPS de 500 nits, lo que permite ver colores mucho más vivos. Para que nos hagamos a la idea, Nintendo Switch OLED tiene 383 nits y Steam Deck, 400. Sin duda, el nivel de contraste y brillo es lo primero que nos saltó a la vista al probar la consola de Asus.

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A nivel de CPU y GPU, cuenta con un nuevo procesador Ryzen Z1 Extreme de AMD y gráfica AMD Radeon RDNA 3 con 4G de RAM, 8.6 Teraflops en el caso de la versión Extreme (2.8 en la normal) y 12 CU (4 en la estándar). Todo ello en un dispositivo muy compacto de 280x111x21mm y un peso de 608 gramos (Steam Deck pesa 669). A eso se le suman 16 gigas LPDDR5 de RAM y, a nivel de almacenamiento, tenemos un SSD de 256 gigas para la Z1 y 512 para la Extreme, ambas con opción de añadir tarjeta Micro SD.

Sobre el papel, estamos ante una bestia que destaca por ser más potente que su gran competidora y por, sobre todo, tener una pantalla de 7 pulgadas que se ve muy y muy bien. Nuestras dudas están en si todo esto es necesario. Nos referimos a una tasa de refresco tan elevada cuando en Deck la comunidad está trabajando para ajustarlo a 40hz y poder exprimir al máximo la batería con los juegos más exigentes. Pasa lo mismo con los 1080p. ¿Son realmente necesarios en una pantalla de 7 pulgadas? La experiencia nos dice que seguramente no, aunque es cierto que hay una mayor densidad y nitidez por motivos evidentes.

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Cuestión de diseño: comodidad y ergonomía

La plataforma entra por los ojos porque tiene una disposición y un diseño muy consola. Los controles están colocados al estilo Xbox, con un stick derecho en una zona por debajo de los cuatro botones principales, cuatro botones superiores y un par de botones más en la parte posterior. Además, cuenta con una cruceta bastante convincente para los juegos de lucha que hemos probado. En la parte frontal contamos con dos acciones más al estilo opciones y Start de toda la vida y otros que nos permiten trastear con los parámetros de la plataforma.

El tacto de los sticks analógicos es muy suave y preciso, sin puntos muertos. Nos han encantado. Sinceramente, si pensamos en las competidoras más evidentes que podemos creer que tiene ROG Ally, creemos que son mejores que Deck, la última GPD y los joy-cons de Switch. El resto de botones funcionan de forma correcta (echamos en falta tener cuatro botones posteriores y no solo dos) y hay el añadido de colores RGB muy Asus que veremos alrededor de los propios joysticks. La consola es bonita, es cómoda y se siente muy bien a la hora de jugar, con esto no tenemos dudas.

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Funciones para facilitar el acceso a los juegos

ROG Ally corre con Windows 11 con todo lo que esto supone. Por un lado, que estamos ante un dispositivo familiar para todo el mundo cuando se enciende por primera vez. Por el otro, que no tenemos un sistema operativo dedicado, algo que va a hacer un poco más complejo el proceso de jugar “y ya está” al que nos hemos acostumbrado con estos dispositivos. En este sentido, nos recuerda mucho a la serie GPD Win, que iba por esos derroteros, aunque aquí se ha trabajado para dar accesibilidad a los jugadores. La pantalla táctil es de precisión y muy buena respuesta, por lo que es relativamente sencillo navegar, aunque no tengamos teclado y ratón conectados.

Los atajos para hacerlo más consola son los siguientes. Uno de los botones frontales del dispositivo sirve para entrar en el Command Center, donde podremos escoger el modo de rendimiento de la consola (Turbo es el más exigente para la batería pero el que mejores resultados da), el tipo de control, perfiles de juegos que hayamos hecho, limitar o no los FPS, rebajar la tasa de refresco, cambiar la resolución de 720 a 1080p (no afecta a los juegos sino al escritorio, indican desde Asus) o añadir otras funciones, como hacer capturas de pantalla. Además, también tenemos opciones de cambiar la disposición y acciones de los botones, añadir macros y funciones extras (como hacer una captura, salir a escritorio, etc.).

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La otra clave es Armoury Crate, una especie de librería de juegos en la que añadimos todo aquello que nos hemos instalado de nuestros clientes: Steam, Game Pass, Epic, etc. El sistema está bien pensado sobre el papel, porque es la manera de competir con el menú propio de una consola como Nintendo Switch o la propia Deck. Enciendes la consola, se abre el Armoury Crate y escoges el juego al que quieres jugar. Ahí estarán los títulos que hayas descargado sean del lugar que sean. ¿Bien, no? No del todo.

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Como decíamos antes, esto es Windows para lo bueno y para lo malo. Cuando quisimos instalar Halo Infinite tuvimos que hacerlo dos veces, y en varias ocasiones no arrancaba cuando intentábamos hacerlo desde el Armoury Crate. No decimos que sea culpa de la consola, pero sí que algo no hacía clic como pasa con un sistema operativo propio en el que bajas un juego, lo instalas, le das al play… y juegas.

La experiencia con los juegos de Steam es similar, aunque con mejor resultado, al final el hub de Asus no deja de ser un paso previo que te ordena los juegos, pero una vez escoges el título, se abre la pestaña de Steam, carga y se prepara para arrancarlo. Normalmente sin problema, pero alguna vez hemos tenido que reiniciar. En todo caso, se agradece la idea de un espacio que aglutine todos los juegos y es de esperar que se vaya optimizando su uso con el tiempo.

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Es la hora de jugar: consideraciones previas

En definitiva, hemos estado trasteando sus posibilidades, las configuraciones disponibles e instalado varios juegos. Porque aquí hemos venido a jugar. Así que esta es la experiencia que hemos tenido con varios títulos, algunos que son ejemplos de grandes AAA funcionando en Steam Deck, otros que directamente no se pueden jugar en dicha plataforma y otros que vienen de clientes que no sean de Valve. El resultado general es que a nivel de rendimiento estamos ante algo superior a lo visto en Deck, aunque a veces no tan estable como nos gustaría por el hecho de que el verificado de Valve, al final, confirma una serie de settings óptimos y validados por la compañía y aquí estamos tirando de potencia bruta.

Antes de ponernos manos a la obra, unas consideraciones. El modo que mejor rendimiento da es el Turbo, pero consume un nivel de batería extremo y puede que con una hora tengamos que cargar. Hay otros, seguramente el de rendimiento puede convencer para la mayoría de juegos pero sufre con algunos de los más punteros. El que es silencioso-económico está pensado para otros menesteres que no sean los de jugar.

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Además, dos tecnologías que ayudan a mejorar el rendimiento: Resizable BAR y FSR (FidelityFX Super Resolution. Resizable BAR (Base Address Register) es una tecnología que permite que la CPU acceda a toda la memoria de la tarjeta gráfica de una sola vez, en lugar de acceder a ella en pequeñas porciones. En teoría, permite que la CPU puede procesar de manera más eficiente grandes cantidades de datos de la GPU.

FidelityFX Super Resolution (FSR) es la tecnología de mejora de la calidad visual de los juegos mediante el aumento de su resolución sin comprometer el rendimiento. FSR utiliza algoritmos avanzados para aumentar la resolución de una imagen de menor resolución a una imagen de mayor resolución en tiempo real, con resultados sorprendentes.

Pura fuerza bruta: así rinden varios títulos en ROG Ally

Cyberpunk 2077. Fue uno de los primeros juegos que quisimos probar, porque es un título que aunque está verificado en Deck, no es lo más sólido que hemos jugado ahí. El rendimiento a 1080p y con FSR activado se movía en unos 40-45 fps en interiores la mayoría del tiempo. Es verdad que el juego sufría más en exteriores, con elementos como la lluvia y persecuciones de varios enemigos -como pasa en las primeras horas de juego- cayendo incluso a 30 fps en ciertos momentos. El rendimiento bajando a 720p se estabilizaba mucho más, aunque a nivel de nitidez el juego se resentía. En todo caso, nos pareció una buena piedra de toque por el acabado general del juego.

Resident Evil 4 Remake. Con el juego de Capcom estuvimos toqueteando algunas opciones porque a veces el framerate se tambaleaba, aunque conseguimos sin mucho problema mantener la primera horda en el poblado entre los 40 y 45 frames por segundo, con un buen nivel de detalle. Si decides bloquearlo a 30fps, no hay problema porque ahí el juego es inamovible. Aunque algunos de los detalles (sombras, iluminación) no tienen el mejor de los acabados, en general el juego luce muy bien a 1080p en ROG Ally.

Destiny 2. El caso de Destiny 2 era especial, porque es de esos juegos que no son compatibles con Steam Deck por sus sistema anti-cheat que no es compatible con sistemas operativos basados en Linux. Así que era una propuesta interesante de ver en movimiento, no solo por el rendimiento sino también por el hecho de que en ROG Ally no hay limitaciones como esta. Y el resultado es espectacular. El título funciona a 60fps sin problema, con varios enemigos en pantalla, jefes enormes a los que nos enfrentamos y todo con muy buen acabado a nivel visual. Es uno de esos juegos que nos ha hecho esbozar una sonrisa cuando lo hemos podido disfrutar en una portátil y con los ya mencionados sticks analógicos.

Elden Ring. Es uno de los casos en el que hemos visto una mejora nítida respecto a sus competidoras. Elden Ring es un juego que se mueve bien entre los 45 y 55 frames por segundo, con un nivel de detalle superior a Steam Deck. El juego luce especialmente bien en ROG Ally, tanto en colores -la pantalla y su brillo se luce en casos así- como en distancia de dibujado, calidad de las texturas… Menos borrosidad que en la consola de Valve, sin lugar a dudas.

Halo Infinite. Queríamos probar como funcionaban juegos de Game Pass en el sistema, y más allá de los problemas que tuvimos con la instalación, a la hora de disfrutarlo, con tan solo tocar algunos ajustes para bloquear el framerate (Halo tiene una opción que para conseguir el framerate, puede cambiar de forma dinámica la resolución) el título funcionaba como un tiro, sin problemas. Es verdad que también rebajamos la resolución a 768p (no dejaba 720), pero en general el título es un espectáculo en pantalla con estos ajustes. Tras eso, el uso de GPU se rebajaba considerablemente y todo funcionó como la seda. Además de Halo, quisimos probar algún otro juego menor del Pass para ver si el uso desmedido de GPU que habíamos visto era cosa del juego o de otro problema, pero probando Ninja Gaiden Sigma (no nos miréis así, el que firma este análisis ya sabéis como es) funcionaba a 60fps sólidos como una roca, algo que es lógico por otra parte.

De estas probaturas extraemos dos realidades. La primera, que a nivel de rendimiento la consola es capaz de mover juegos punteros a unos niveles más que interesantes, aunque por el camino no es tan plug and play como esperábamos y seguramente tendremos que tocar algunos settings (es un PC con Windows, a fin de cuenta). La segunda, que el modo Turbo pensado para explorar al máximo los mejores juegos, consume la batería de forma salvaje. Títulos de este nivel durarán una hora u hora y veinte minutos a lo sumo, por lo que es algo a tener en cuenta.

Conclusión

Asus ROG Ally es un dispositivo muy atractivo. A nivel de especificaciones estamos ante una plataforma que supera netamente a su principal competidor, Steam Deck, ya que lo que ofrece a nivel de CPU y GPU es muy potente, añadiendo elementos que vale la pena tener en cuenta: una pantalla con más brillo (500 nits) y mejores colores, con unos controles cómodos y precisos. El uso de Windows como sistema operativo tiene sus pros y sus contras. Por un lado, es fácil de utilizar porque estamos familiarizado con ello, y nos permite acceder a todo lo que accederíamos en un PC (entre ello, todos los clientes de juegos que hay y no solo Steam). Por el otro, no ser un sistema dedicado solo para juego provoca que encender y jugar no sea tan ágil, y que tengamos que lidiar con algunos contratiempos a pesar de los intentos de Asus de añadir interfaces que faciliten las cosas.

A nivel de rendimiento, los títulos que hemos probado cumplen de sobras las expectativas, pero es cierto que por el camino tenemos que toquetear algunos ajustes y, eso sí, la batería sufre cuando estamos a máximo rendimiento. Un dispositivo que seguro se optimizará y mejorará prestaciones en el futuro, pero que hoy ya es una alternativa muy a tener en cuenta si tienes claras sus muchas virtudes y también algunos defectos. Porque a fin de cuentas, a nivel de potencia y cómo se siente y juega cuando lo tienes entre manos, impresiona.