Opinión
Xbox está preparada para convertirse en la mayor third party del mundo
Xbox ha invertido muchos miles de millones de dólares en incrementar su margen de mercado y no lo ha hecho. El cambio de estrategia es incipiente.
“Podéis esperar de nosotros un cambio de estrategia. No vamos a hacer ningún anuncio a lo grande, pero queremos llevar nuestros juegos first party a cualquier lugar donde se pueda jugar, incluyendo quienes hasta ahora considerábamos competidores: PlayStation y Nintendo”. Esta frase, que difícilmente podría ser más explícita, la dijo Tim Stuart, en una conferencia frente a accionistas. Más claro, el agua. Por eso no debería sorprender la rumorología surgida en los últimos días acerca de un montón de (de momento) exclusivos del ecosistema de Microsoft a otras plataformas: Hi-Fi Rush, Sea of Thieves, Starfield... y Halo: The Master Chief Collection, entre otros. Porque ya lo adelantó no un mindundi, sino el director financiero de Xbox, algo que corroboró en la misma vista Satya Nadella, CEO de Microsoft.
Es algo que terminará pasando, porque puede que, después de todo, el modelo no sea tan sostenible. Desgraciadamente no lo podemos saber, porque llevamos meses sin conocer la cantidad de suscriptores de Xbox Game Pass que hay actualmente, pero hablaríamos de una cifra que rondaría los entre 25 y 30 millones, que es de la que se lleva casi un lustro hablando. Esta cifra está estancada, porque no hay mucho más margen de crecimiento: Xbox vende la mitad de consolas que PlayStation, y el público potencial es el que es, mientras que al público de PC no le termina de convencer. Con esto, es difícil llegar al objetivo de 100 millones de suscriptores para 2030 que el propio Phil Spencer se había propuesto.
Alguien en Microsoft ha debido hacer autocrítica. Alguien ha pensado que cómo es posible que la consola de la competencia siga interesando más a los jugadores que la suya, si en la de la competencia hay que pagar 80 dólares/euros para jugar a sus exclusivos, mientras que en Xbox los puedes jugar todos por una suscripción de 15 al mes. La respuesta es más que evidente: el público prefiere pagar 80 dólares por el juego que quiere a 15 euros mensuales por lo que tú le das, porque el suscriptor de Game Pass elige lo que quiere jugar... entre lo que incluye Microsoft. ¿Quieres jugar a Baldur’s Gate 3, GOTY de 2023? A pagar 60 euros, que hacer un videojuego lleva mucho tiempo y mucho dinero.
Esto, de manera implícita, lo reconocen muchos jugadores. “Si no está en Game Pass, no lo juego”, dicen. O dicho de otro modo, a lo que iba antes: no juegas a lo que quieres, sino a lo que te dan. El mercado le ha dicho a Microsoft que el jugador prefiere pagar más y jugar a lo que le da la real gana. Y los accionistas también han sido claros: hay que recuperar los casi 70.000 millones que ha costado Activision Blizzard, y eso no lo vas a hacer si no cambias la estrategia actual. Y eso pasa por vender juegos.
Porque ahora, de repente, en Xbox se han encontrado con una situación en la que tienen que abastecer de recursos de capital a muchísimos más estudios de los que tenía hace 4 años, antes ya de hacerse con Bethesda. Y que a pesar de los casi 12.000 despidos entre enero de 2023 y enero de 2024, también pagar a las 20.000 personas que conforman Xbox Game Studios hoy por hoy, y por mucho que se diga eso de que “Microsoft está podrida de dinero”, Xbox tiene que ser autosuficiente (que se lo digan a Nokia y Windows Phone). Para ello, cada estudio tendrá que ser rentable por sí mismo, y si no vendes millones de copias, eso no será posible.
Llegará el día -si no lo ha hecho ya-, en que Todd Howard hable con Phil Spencer, y le diga que si quiere que The Elder Scrolls VI sea un juego a la altura de la saga, habrá que meter parné. Pero alguien en contabilidad también le dirá que, para que sea rentable, tendrá que salir en otras plataformas. Es inevitable. Xbox Game Pass no crece al ritmo que a Microsoft le gustaría, y la solución pasa por vender juegos, y para eso tiene que contar con, como decía Tim Stuart, quienes hasta ahora eran competencia.