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Opinión

Xbox en crisis: cuando el comodín de Game Pass ya no sirve

Las malas críticas de Redfall han obligado al jefe de Xbox a dar la cara y a disculparse, una situación que ya no es nueva.

Actualizado a
Xbox Game Pass

Construir una estrategia alrededor de un servicio parecía lo más complicado. De las cenizas de Don Mattrick, el infausto directivo del tiví, tiví, tiví, resurgió un Ave Fénix de vuelo renqueante y quejumbroso. Phil Spencer, su sucesor al frente de Xbox, planteó un escenario distinto, una mirada rompedora que al principio chocó con la visión tradicional de los propios jugadores. Que todos los títulos de Microsoft dejaran de ser exclusivos de Xbox One no se entendió en un primer momento, pero fue el paso necesario hacia un proyecto muy bien meditado, Xbox Game Pass. Ahora, con distintos frentes abiertos y varias crisis en ciernes, corre peligro de que este éxito se diluya.

Las ideas de Spencer han cristalizado. El servicio de Microsoft, definido por algunos como el Netflix de los videojuegos, ha sabido aprovechar su oportunidad para adelantarse a sus competidores y ocupar un espacio de mercado que permanecía inmaculado. Aletargada, PlayStation ha tardado en reaccionar, y lo ha hecho con un servicio que poco tiene que ver con Game Pass. Ambas compañías, que transmitían una falsa relación de jijajas en las redes sociales, han bajado al barro y se enfrentan con todas sus fuerzas en una batalla campal, todo a colación de la frustrada compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft.

La compra de Activision Blizzard, otro de los frentes

Sony no quiere ver ni en pintura un futuro en el que Activision Blizzard forme parte de Microsoft. La compañía nipona cree que es una amenaza para sus intereses, por lo que no ha dudado en tratar de tumbar la operación a toda costa. Sea como fuere, los de Redmond se las prometían muy felices, pero la situación se ha torcido porque la Autoridad de la Competencia y Mercado del Reino Unido ha decidido bloquear la transacción. La decisión no ha tenido nada que ver con Call of Duty, ya que la preocupación de este organismo gira en torno al negocio del juego en la nube. Dado el poder de los estadounidenses en ese campo, temen que puedan aprovechar esa situación para dominar el mercado completamente.

Reforzar Game Pass se ha convertido en el objetivo principal de Microsoft. De ahí la compra compulsiva de estudios y el golpe sobre la mesa con respecto a Activision Blizzard. En ese afán por ampliar la cartera de desarrolladoras internas, Xbox se ha olvidado de lo fundamental, de los juegos. El desastre de Redfall ha sido la gota que ha colmado el vaso, pese a que el problema viene de muy lejos.

Halo Infinite se retrasó un año entero cuando las cajas promocionales de sus consolas de nueva generación ya lo promocionaban. Lo que iba a ser el buque insignia de cara al lanzamiento terminó en agua de borrajas. Spencer nos regaló algunas palabras aterciopeladas acerca de lo que significaba dar tiempo a los estudios para ofrecer la mejor experiencia a sus jugadores, pero a la hora de la verdad, el título salió sin un buen plan de contenidos. El resto es la historia que todos conocemos al dedillo: 343 Industries está en la picota, se ha reestructurado y ha cambiado a sus cabezas pensantes.

Cuestión de juegos

Fable, Avowed, The Outer Worlds 2, Perfect Dark, Everwild... son muchos los videojuegos anunciados de manera oficial. Y sin embargo, ya sea porque se desvelan demasiado pronto o porque atraviesan problemas de desarrollo, las noticias llegan con cuentagotas. Pasa un Xbox Showcase sin pena ni gloria y nos preguntamos si Microsoft enseñará sus cartas en el siguiente, y así desde hace años. Tanto Everwild como Perfect Dark se han sumido en la oscuridad: responsables que se van, desarrollos que se alargan durante años, falta de novedades...

Redfall debe hacer reflexionar a Xbox, ya no valen las excusas ni el comodín de Game Pass. Los norteamericanos no pueden permitirse el lujo de seguir en esta espiral decepcionante, necesitan títulos triple A de calidad que ilusionen a la comunidad y que estimulen el consumo de sus productos. Casi tres años después del estreno de Xbox Series X/S, a Xbox le han salvado sus proyectos más modestos. El tiempo de las disculpas se ha acabado, es el momento de dar un giro de 180 grados. Ni tiví, tiví, tiví; ni Game Pass, Game Pass, Game Pass: juegos, juegos, juegos.