Bienvenido sea todo nuevo hardware. Bienvenida, PS5 Pro
Puede que la generación no esté siendo aprovechada, pero una nueva máquina siempre anima las cosas y nunca sobra
Entre el 12 y el 20 de noviembre salía al mundo PlayStation 5 y lo hacía en plena pandemia mundial, en lo que fue enorme esfuerzo logístico. Estamos en 2024 y las conclusiones sobre lo que está siendo a actual generación, desde el punto de vista clásico del videojuego en consola pueden resultar algo ambivalentes según a quien se pregunte. Por encima de todo, se detecta cierta falta de evolución con respecto a PS4 Pro y más juegos que hagan brillar a PS5. El número de exclusivas generacionales ha sido más bien escaso y la enorme cantidad de juegos intergeneracionales que se siguen viendo tan entrados como estamos en la actual generación, muestran una escasa voluntad o un cierto miedo en dar pasos adelante para cerrar la etapa anterior y explorar con más ahínco que pueden hacer las arquitecturas actuales).
Ninguna máquina en la historia del videojuego ha desplegado todo su potencial a primeras de cambio, aunque sí ha habido casos en los que ha podido demostrarlo antes que después. Da igual lo humilde o espectacular del hardware sobre el papel, una máquina no brilla hasta que muchos estudios trabajan en ella, en varios proyectos seguidos además. Desgraciadamente, ahora estamos en un escenario de tiempos extremadamente largos para desarrollar juegos -un problema importante que exigirá un cambio de paradigma en algún momento-, así que hay alargar los tiempos de la generación, lo que a su vez obliga a este ya cotidiano movimiento de lanzar una revisión de hardware para no quedarnos una década con unas especificaciones demasiado superadas.
La realidad es que el videojuego sigue construyendo sobre los cimientos de PS4, y no se alcanzará un dominio de lo que ofrece PS5 hasta que los desarrolladores, o sus ejecutivos, dejen de mirar a sus espaldas y empiecen a mirar a lo que tienen en frente de sus ojos. Cualquier arquitectura cerrada necesita de investigación, práctica y estudio para poder sacarle todo el partido -esa es precisamente la ventaja de los sistemas cerrados como las consolas frente al desparramiento de potencia bruta de las configuraciones del PC-. Así que si hace falta una revisión de PS5 para que los estudios puedan ponerse de verdad a explorar lo que pueden hacer con una PS5, bienvenida sea. Todos los usuarios de PS5, y del videojuego en general, se beneficiarán de elevar el suelo sobre el que pisan.
Además, tampoco es que el rendimiento que estamos viendo en algunos juegos estos últimos años esté siendo algo excepcional, así que un paso a una versión más potente a buen seguro que no vendrá mal a los que buscan algo más de estabilidad y prestaciones en sus juegos. Por otro lado, la implementación de elementos tan potentes como el ray-tracing se está realizando de forma timorata, cuando tienen tanto que aportar a la belleza y estética de nuestros juegos. Hay mucho trabajo que hacer a la hora de optimizar y hacer más viables nuevas técnicas en las que muchos equipos no están pudiendo poner su mejor esfuerzo.
Y, por último, toda nueva consola, con su caja, con su carcasa, y con su circuitería propia haciendo funcionar nuestro software favorito del momento, forma parte de una reconfortante liturgia que nos ancla en una agradable tradición. Los tiempos en los que había numerosas máquinas en las tiendas han pasado a la historia, y no volverán, es por ello que cualquier compañía con el valor de sacar una nueva máquina merece mi reconocimiento y agradecimiento. Que tengamos consolas de videojuegos durante mucho tiempo, vengan como venga y de quien venga (aunque el precio sea tan alto, que lo es en el caso de esta revisión, sin lugar a dudas, sólo podemos esperar a que merezca la pena).