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¿A qué juego hoy?

The Tower: la peligrosa adicción de la curiosidad mezclada con el azar

Una misteriosa torre. Unas escaleras . ¿Quieres subirlas? ¿Quieres saber lo que hay arriba del todo? Cuidado con lo que deseas.

The Tower (Pico-8)

Una de las cualidades inherentes del videojuego es que nos abre las puertas a la exploración desde la seguridad de nuestros hogares, permitiéndonos rascar nuestra vena curiosa sin necesidad de ponernos en peligro. Explorar una cueva o un edificio abandonado en la vida real puede ser peligroso, e incluso ilegal, pero hacerlo en el videojuego es un ejercicio más seguro que resulta, con la adecuada sugestión, bastante gratificante. Independientemente de que el juego sea lineal o abierto, siempre queremos saber qué hay más allá, qué hay en el siguiente nivel. ¿Qué encontraremos en el castillo? ¿encontraremos una princesa? No, Mario, pero a lo mejor está en el siguiente, ve y compruébalo.

The Tower juega un poco con esta pulsión de ver qué hay más allá, pero lo encadena al azar, creando un ejercicio que debería ser frustrante pero acaba siendo adictivo de la forma más simple. Hay una torre, un cartel que reza “La Torre” y unas escaleras, bloqueadas por una puerta. No hay nada más. ¿Qué hacemos? pues subir, ¿no? a ver qué es lo que hay arriba. Es ahí cuando la torre enseña sus cartas: si quieres subir, tienen que tirar un dado de 100 caras y obtener un número igual o superior a 1, es decir, un 100% de posibilidades de éxito, fácil. Bienvenido.

The Tower (Pico-8)
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Un bosque dentro de una torre, ¿qué otras maravillas nos aguardan?

Stay a while. Stay forever

En el segundo piso nos reciben unas columnas y otra puerta que bloquea unas nuevas escaleras. Una nueva tirada: dos o mayor en un dado de 100. Muy fácil también. Una misteriosa figura encapuchada se encuentra en el espacio detrás de la puerta, pero no dice nada, quizás juzgando en silencio nuestra idiotez por habernos metido en este lugar por nuestro propio pie. Sólo nos queda seguir subiendo. Cada piso va subiendo el requerimiento de la tirada: para subir al 3, necesitaremos un tres o superior, para el 4, lo mismo pero con una tirada de 4 y así sucesivamente. La trampa es, que si la tirada es inferior a lo que requiere la puerta, las escaleras irán haca abajo, en vez de haca arriba. Es fácil subir las primeras decenas de pisos de forma rápida, pero a mitad de la torre encontraremos que no es tan fácil progresar. Cada éxito en nuestro ascenso puede ir seguido de varias bajadas, dejándonos una sensación de haber sido engañados para caer en una trampa en donde la salida parece siempre un poco fuera de nuestro alcance.

Hay un cuento que habla de un rey que quería recompensar a su mejor consejero con cualquier cosa que él le pidiera y éste sólo le pidió que le diera un grano de arroz, y que doblara la cantidad cada día. El rey cumplió, cuestionando internamente si su consejero había perdido el juicio ante lo insignificante de la petición. Al segundo día se le entregó dos granos de arroz, al siguiente cuatro, al siguiente ocho, al siguiente dieciséis... pasados los días, la cantidad de granos se tenían que servir en barriles y a los pocos días en carros llenos, y luego caravanas. De seguir así, en unas semanas no habría arroz en todo el reino para cumplir la petición del consejero. El rey, y nosotros, recibíamos así una lección de matemáticas, y un par de lecciones de vida: cuidado con lo que prometes, y cuidado con lo que parece en un principio fácil e insignificante.

The Tower (Pico-8)
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"Es más grande y más bonito que mi apartamento".

Las apariencias engañan

Pero, por supuesto, a pesar de todo, queremos seguir subiendo, queremos ver lo que hay en lo más alto. Es nuestra naturaleza y es ahí cuando la torre te hace suya. Cada piso es completamente distinto y sus habitantes son de los más pintorescos. No tienen mucho que decir, pero el conjunto nos da una sensación de lugar y propósito. Alguno está intentando bajar y salir huyendo de ahí (tampoco es nada fácil bajar por lo mismo que resulta complicado subir), otros buscan subir por un motivo u otro, muchos han decidido a quedarse en un piso concreto y pasar el resto de sus días ahí. La torre nos guarda paisajes pintorescos a cada subida: bien puede aparecer un bello parque con árboles, una gran habitación amueblada, una iglesia con vidrieras o un puesto de helados al lado de un pequeño lago. Cada piso es diferente y ver qué hay en cada uno de ellos es parte del encanto.

The Tower ha sido desarrollado por la desarrolladores Tally y pancelor para la consola virtual Pico-8, una plataforma con unas especificaciones concretas de colores, resolución y pixeles en pantalla que es el hogar de una fértil comunidad de creadores (Celeste nació ahí, de hecho). El elemento visual nos recuerda inevitablemente a los tiempos del C64 y a los primeros Ultima, lo que tiene su encanto para los que somos nostálgicos, pero no es lo estético lo que nos compele a seguir subiendo, sino la curiosidad de ver qué hay al final del camino. Descubrimos este pequeño micromundo a través de una maravillosa columna de Christian Donlan en Eurogamer (que aconsejamos leer, aunque sea tirando del traductor de Google), en la que el autor hace una reflexión sobre cómo vemos patrones en las tiradas de los dados cuando las envolvemos de un contexto desde nuestras propias percepciones, enlazando eso a nuestra relación con los cada vez más populares programas de conversación con IA. Merece la pena la reflexión, y merece también la pena explorar La Torre.

¿Por qué jugarlo?

  • La torre está repleta de pequeños detalles que nos sorprenderán a cada paso
  • Dentro de su estilo, el cuidado en los gráficos y música es notable
  • Es gratis
  • ¿Qué hay en lo más alto de la torre?

The Tower puede ser jugado gratuitamente a través de Pico-8 (junto a cientos de otros títulos), directamente vía Web o aquí mismo, si te atreves...