The Red Strings Club, una distopía ciberpunk que se bebe entre cóctel y cóctel

Luces carmesí y un piano solitario junto a la barra del bar. Las botellas de distintos colores se amontonan en The Red Strings Club, uno de los escenarios principales del videojuego de Deconstructeam. La obra del estudio español desbroza una distopía propia del género ciberpunk, una historia que reflexiona sobre las consecuencias de que una gran corporación planee eliminar emociones como la ira, el miedo o la depresión.

De la misma manera que sería contraproducente borrar el dolor —una respuesta natural del cuerpo que nos avisa del peligro—, acabar con ciertas emociones negativas podría tener consecuencias imprevisibles. Supercontinent Ltd dice ser una corporación altruista, pero el barman de The Red Strings Club y su amigo hacker están convencidos de que hay gato encerrado. Ambos buscan forjar alianzas para tumbar ese plan de apariencia inocente.

The Red Strings Club llama la atención por su cuidado pixel art, la música que lo acompaña y sus diálogos reflexivos. El barman, dotado de un talento inusual, es capaz de interpretar el ánimo de sus clientes trastocar sus emociones. Esto se traslada a mecánica jugable a través de un minijuego en el que debemos preparar el cóctel perfecto para tirar de la lengua al cliente y reunir información.

Manejando a otros personajes, también encontramos otras mecánicas interesantes, como la que nos permite crear implantes genéticos a fin de manipular a los ejecutivos de la compañía. El juego se construye en base a la narrativa, por lo que todas sus mecánicas orbitan alrededor de la historia, de lo que nos quieren contar. El destino, la felicidad...

¿Por qué jugarlo?

The Red Strings Club salió originalmente en PC, pero más adelante también se comercializó en Nintendo Switch. Se puede comprar por unos 15 euros en ambas plataformas.

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