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Shibuya declara la guerra a las fiestas de Nochevieja clausurando su atracción más icónica
El popular barrio de Tokio se prepara para una Nochevieja a salvo.
Tokio es una de las ciudades más fascinantes del planeta, un destino que te agarra para no soltarte jamás, y es que los millones de turistas que visitan Japón año tras año tienen en su capital una parada obligatoria. Entre las miles de cosas que hay por ver y hacer, una parada obligatoria es la estatua de Hachiko en pleno Shibuya, justo fuera de la estación. Esta Nochevieja el popular barrio de la metrópolis de Tokio no estará tan predispuesto a permitir fiestas a su alrededor y el punto de referencia más famoso del lugar estará completamente a resguardo.
Este año no se celebrará ningún acto de cuenta atrás para el nuevo año, y esto es debido a que se está trabajando para eliminar las multitudes de borrachos, alborotadores y maleducados que se congregan en los alrededores de la estación de Shibuya en festividades como Halloween y Año Nuevo. Un gran número de personas que acababan provocando daños materiales, heridos y cantidades ingentes de basura.
La atención por el detalle de los japoneses
La estatua de Hachiko estará cubierta y precintada esta Nochevieja, algo que también ocurrió en Halloween. ¿Cuándo se levantará? Se espera que a la 1 de la madrugada del primer día del año ya se levante, por lo que en caso de estar por Tokio y desear una foto con la memorable estatua de bronce, tendrás que hacerlo un día que no sea el 31 de diciembre, porque desde las 18 h de la tarde estará completamente resguardada y a salvo.
El jefe del distrito de Shibuya, Ken Hasabe, declaró que “estamos colaborando con numerosas instituciones públicas para reforzar la seguridad en torno a la estación de Shibuya en Nochevieja y evitar accidentes y lesiones. Hacerlo es difícil con grandes aglomeraciones, por lo que pedimos la comprensión y cooperación de todos para evitar el hacinamiento”. Una estatua que es todo un homenaje al amor y la fidelidad que un perro de raza akita tuvo a su dueño, el profesor Hidesaburo Ueno, esperándole en vida y cerca de nuevo años tras su muerte.