Microsoft niega categóricamente que tenga la intención de abandonar Xbox como consola física

No son los mejores tiempos en cuanto a relaciones públicas de Xbox, aquejada de acumulación de noticias con pobre recibimiento en forma de despidos, cancelaciones de proyectos esperados, oleadas de juegos multiplataforma o aumentos de precio de consolas y servicios. Y en estos momentos de debilidad es cuando un rumor negativo puede convertirse en una tormenta, tal y como ha pasado cuando un conocido insider ha insinuado que la compañía estaba contemplando su salida de la producción de hardware. Windows Central, la página del conocido periodista especializado en Microsoft, Jez Corden, ha desmentido el rumor, algo que ha corroborado la propia Microsoft a través de una declaración oficial: “seguimos invirtiendo activamente en futuras consolas y dispositivos diseñados, desarrollados y fabricados por Xbox”.

La alianza con AMD confirma el futuro de las consolas físicas

Microsoft recuerda además que su acuerdo multianual con AMD sigue en vigor, garantizando el desarrollo de nuevos chips personalizados para la próxima generación de consolas. La presidenta de Xbox, Sarah Bond, y la directora ejecutiva de AMD, Lisa Su, ya habían adelantado el verano pasado que ambas compañías trabajan conjuntamente en el silicio que alimentará los futuros dispositivos.

Entre la nube y el hardware: una crisis de identidad

El propio texto de Windows Central, medio que dio origen al desmentido, refleja el dilema que atraviesa la división de gaming. Por un lado, Xbox Game Pass sigue siendo el motor económico principal, pero su éxito depende todavía de las consolas físicas, que concentran la mayor base de usuarios. Por otro, la apuesta por la nube y los dispositivos externos ha diluido la percepción de una identidad clara.

La comparación con la crisis de imagen de Xbox One en 2013 resulta inevitable. Entonces, la compañía también perdió la confianza de su comunidad tras una comunicación errática y decisiones impopulares. En 2025, pese a los avances tecnológicos y los acuerdos estratégicos, la narrativa parece repetirse: una marca potente enfrentada a su propia inconsistencia.

Parte de la comunidad no termina de fiarse

Con todo, se nota cierto desencanto entre los más fieles a la marca por la ola de negatividad de la que están siendo testigos. Y hay aficionados que, con más o menos retranca, no se acaban de fiar del todo de lo que llega desde Redmond. Está claro que ha habido un cambio de estrategia al más alto nivel, que ha obligado a desdecirse a directivos como Phil Spencer sobre ideas que estaban claras hasta hace sólo unos meses, lo que genera desconfianza. Tampoco sería la primera vez en la historia que una compañía dice una cosa para desdecirse cuando no tiene más remedio, así que sólo queda esperar a ver cómo se desarrolla el futuro de Xbox.

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