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Mangas que te cambian la vida: El fin del mundo y antes del amanecer
Nuestra recomendación del día es una de las joyas ocultas del maestro Inio Asano, autor de Solanin y Buenas noches, Punpún.
La mañana llega a todo el mundo por igual, pero nunca hay dos mañanas iguales.
Existe muy poca gente que dibuje como Inio Asano y son menos aún los que comprenden y saben transmitir lo abrumadora que puede llegar a ser la vida. En el mundo que nos ha tocado vivir, por momentos pareciera que la gente nunca se arrepiente de nada. Como si todos tuvieran claro su camino y lo que tienen que hacer. Y si hay algún desvío, lejos de cuestionar las cosas, sacamos pecho y presumimos. Quién no ha escuchado eso de “yo no cambiaría ninguna de mis decisiones porque al fin y al cabo me han llevado a ser la persona que soy en la actualidad”. Ya, bueno. Pues qué suerte.
En este mundo también pareciera que el éxito depende de cuánto cobras, cuánto follas y cuántos seguidores tienes en redes sociales. Convenciones que se aceptan y siguen sin más como si fueran la solución a cualquier problema. Convenciones que han generado más personas infelices que satisfechas.
Por eso nos gustan tanto los relatos de Asano.
En sus historias, los protagonistas se preguntan qué pensaría de ellos su yo del pasado. Dudan y cuestionan sus decisiones, su trabajo y su relación con los demás. Son capaces de encontrar belleza, tranquilidad y felicidad (es decir, el éxito) en cosas tan sencillas y rutinarias como ir a sacar la basura. Y si, como ocurre a menudo, no dan con uno de esos rayos de esperanza, aprenden a seguir adelante aún sintiéndose confusos y aún estando repletos de anhelos y sinsabores.
Son personajes aterrados, pero curiosamente sin miedo a bucear a solas con sus pensamientos y conocerse a sí mismos. Son personajes que recuerdan los primeros besos y amores de su infancia, que tratan de recuperar los sueños de su adolescencia y que se preguntan qué habrá sido de aquella ex-novia suya, o de aquel amigo que un día tuvieron y ahora echan de menos. Son almas frágiles y a la deriva que a menudo ansían volver al pasado y borrar sus (muchos) errores. Se sienten traicionados “por la familia, la sociedad, la empresa y el mundo”.
Algo así rezuma tristeza y nostalgia. Hastío vital, que nos gusta decir. Pero también tiene algo profundamente cálido, hermoso y reconfortante. Por un lado, porque estos momentos de caos y zozobra, esos naufragios personales en los que lo vemos todo negro, son enfocados como algo temporal. Antes o después, el amanecer nos llega a todos por igual. Tarde días, meses o años, siempre llega. Y por otro, porque ver representadas ese tipo de emociones hace que uno deje de sentirse solo cuando las vive. Aunque parezca tabú, todos nos hemos sentido perdidos alguna vez. Saber que hay más gente en nuestra situación sirve para compartir y aliviar la carga. Es un abrazo en la distancia. El modo de Asano de decirnos que es normal lo que sentimos y que todo irá bien.
Porque, después de todo, el fin del mundo siempre va antes del amanecer.