Las suscripciones como Game Pass y PS Plus son perjudiciales según un exdirectivo de Bethesda: “Sin balance no valen nada”
Pete Hines, exvicepresidente de marketing de Bethesda, arremete contra Game Pass y PS Plus porque pueden condicionar negativamente la industria del videojuego.


Desde que Game Pass comenzó a convertirse en una prioridad para la división Xbox de Microsoft hace unos años, no han sido pocas las voces críticas hacia este modelo de suscripción, especialmente entre figuras históricas para la marca como Cliff Bleszinski o Laura Fryer. Ahora se une a esta lista de críticos Pete Hines, exvicepresidente senior de marketing global y comunicaciones de Bethesda. Hines considera que las suscripciones como PS Plus o el propio Game Pass “no recompensan ni valoran adecuadamente a desarrolladores y sus juegos”, poniendo en duda su viabilidad a largo plazo.
Pete Hines, antiguo ejecutivo de Bethesda, carga contra las suscripciones como PS Plus y Game Pass: “Perjudican a mucha gente”
El pasado 5 de septiembre, el medio dbltap publicaba un extenso reportaje y entrevista a Pete Hines, un histórico trabajador y exejecutivo de Bethesda que se retiró en 2023 tras 24 años en la compañía. Desde su nueva posición sin ataduras hacia la industria, Hines no se ha cortado un pelo a la hora de criticar con dureza —y conocimiento de causa a los modelos de suscripción como Game Pass de Microsoft/Xbox y PS Plus de Sony/PlayStation.

“Ya no puedes comprar productos. Cuando hablas de suscripciones que dependen de contenido, si no sabes cómo equilibrar las necesidades del servicio, las de los usuarios, y las de quienes proveen el contenido —sin los cuales tu suscripción no vale un carajo—, entonces tienes un problema de verdad”, comentaba Hines. “Necesitas entender qué hace falta para crear ese contenido y no crear solo juegos, sino productos. Esa tensión perjudica a muchas personas, incluyendo a los creadores de ese contenido, porque están en un ecosistema que no valora ni recompensa adecuadamente lo que están creando”, sentenciaba.
Hines comparaba de manera muy perspicaz la industria de los videojuegos y el auge de los modelos de suscripción con la industria musical, con la plataforma Spotify a la cabeza. “Si la música sirve de ejemplo, esta tensión cambiará a los propios juegos. Las canciones más cortas con gancho inmediatos son incentivadas porque funcionan mejor con el algoritmo que les da nuevos oyentes en Spotify, así que los músicos están haciendo el equivalente al SEO con tal de obtener una nueva audiencia. Mientras que nuestra capacidad de atención se reduce debido a TikTok y otro contenido ‘digerible’, hay muchas posibilidades de que los desarrolladores deban competir por nuestra capacidad de atención cada vez más reducida, pervirtiendo el arte solo para poder llamar la atención en una industria repleta de opciones para los jugadores”.

“La economía de la atención está en su punto álgido, los chavales solo miran vídeos verticales, quieren eventos en directo y crossovers, y creen que todos los juegos deberían ser live service, durando hasta la eternidad y hasta que los desarrolladores se conviertan en esqueletos de Fallout”; de esta manera tan tajante finalizaba su diatriba un Hines extraordinariamente crítico con el panorama actual de los videojuegos.
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En un contexto en el que el formato digital gana terreno de forma imparable al físico, las palabras de Hines ponen el foco en una preocupación cada vez más creciente dentro del sector: la proliferación de modelos de suscripción que compiten por la atención del jugador en un ecosistema saturado de contenidos. La “economía de la atención” es un factor determinante, y no son pocos quienes temen que la presión por destacar en este panorama acabe condicionando de manera drástica e incluso irreversible la forma en la que se conciben y diseñan los videojuegos.

Si bien es cierto que estas suscripciones han democratizado el acceso a los videojuegos que forman parte de sus extensos catálogos, también es evidente que el debate sobre su sostenibilidad a largo plazo sigue más vivo que nunca. Las declaraciones de Pete Hines, uno de los ejecutivos más veteranos y respetados de Bethesda, ponen sobre la mesa una realidad incómoda: Microsoft y Sony tendrán que equilibrar las fricciones que causan sus modelos de suscripción entre los distintos implicados. Si no consiguen encontrar un balance entre el valor inmediato para los jugadores y la viabilidad económica tanto del servicio como de los estudios que producen contenido para él, ni Game Pass ni PlayStation Plus podrán sobrevivir al paso del tiempo.
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