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Literatura

La historia del ‘El guardián entre el centeno’, o por qué Holden Caulfield acabó recluyendo a Salinger

‘The Catcher in the Rye’ acumula más de 60 millones de ventas desde su publicación y se sigue vendido aún 14 años después del fallecimiento del autor.

La historia del ‘El guardián entre el centeno’, o por qué Holden Caulfield acabó recluyendo a Salinger

Imaginad escribir un libro que no solo se convierte en un super ventas, sino que también se convierte en una de las grandes obras del siglo. Ahora imaginad que, hartos de firmar autógrafos y de las centenares de entrevistas de los medios de comunicación, decidís que ésa será vuestra primera y última novela jamás publicada. Jerome David Salinger escribió en 1951 ‘El guardián entre el centeno’ y tan solo dos años después se recluyó (por el resto de su vida) en New Hampshire.

Nacido en Nueva York en 1919 y conocido por su mal humor y su fácil irritabilidad, el autor fallecido en 2010 a los 91 años de edad, nunca dejó de escribir. De hecho, Matt Salinger (hijo del escritor), lleva trabajando desde 2011 en poner en orden todos los manuscritos de su padre y asegura que tendremos obras póstumas del aclamado autor en los próximos años.

Y es que a pesar de que tomó la decisión de apartarse de toda vida pública (tan solo concedió unas pocas entrevistas en los casi 50 años de asueto), Salinger nunca dejó de escribir. Son más de 30 las historias no publicadas del autor norteamericano, y otros tantos los que se han ido publicando en diferentes portales. Hay que decir que no son libros como tal, sino relatos cortos de todo tipo como ‘Un día perfecto para el pez plátano’ (’A Perfect Day for Bananafish’) o ‘En el bote’ (‘Down at the Dinghy’).

Cartas a E. Michael Mitchell

Otra de las cosas que han quedado para el recuerdo han sido las cartas que se intercambiaba con su amigos. Entre ellas destacan las que se escribía con E. Michael Mitchell quien, además, fue el ilustrador del caballo de la cubierta de ‘El guardián entre el centeno’. Fue el propio artista quien en 1993, en un arrebato porque Salinger no le firmó un ejemplar del ‘El guardián entre el centeno’, vendió a un librero 11 cartas que había recibido del autor desde 1951. Finalmente, estas cartas terminaron en la Biblioteca y Museo Morgan en 1998, donde permanecieron guardadas en una bóveda y se exhibieron tras la muerte de Salinger.

Gracias a esa correspondencia podemos conocer aún más al aclamado autor y “palpar” de primera mano su carácter punzante. En una de estas cartas agradecía que Kafka hubiera muerto porque así no podía “ver en qué trampa para turistas habían convertido su casa en Praga”...O también podemos saber que no era muy amante de la gastronomía europea ya que se sorprendía por la cantidad de tiempo que le costaba encontrar algún restaurante que sirviera “una ensalada verde enorme y decente”.

Holden Caulfield, un personaje que trascendió más allá del papel

‘El guardián entre el centeno’ ha sido una obra referencia para la cultura popular de Estados Unidos y a pesar de no haber sido llevada al cine (Salinger siempre se negó a ello), muchos artistas y personajes influyentes han hecho diferentes homenajes a esta obra.

Pero como todo fenómeno, la obra tiene sus sombras.

Varios asesinos famosos, como Mark David Chapman, John Hinckley Jr., y Robert John Bardo, se inspiraron en este libro. Chapman incluso lo leía tras matar a John Lennon y afirmó identificarse con el protagonista.

Sea como fuere, el legado de Jerome David Salinger es eterno y solo le hizo falta una obra. Como a Harper Lee con ‘Matar a un ruiseñor’, pero eso es otra historia…

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