La figura de Luffy que recoge el gesto más importante de One Piece
Banpresto estrena una figura de Luffy que nos recuerda a algunos de los momentos más felices y transcendentales de One Piece. 25 años de brindis y banquetes
El primer brindis de One Piece con cierta importancia ni siquiera parecía un brindis y se remonta al 7 de marzo de 2001. Por aquel entonces, el núcleo duro de la banda (Luffy, Zoro, Nami, Usopp y Sanji) se encontraban a las puertas de la Red Line. Llovía a cántaros sobre la cubierta del Going Merry, ante cuyo mascarón se alzaba la Reverse Mountain, un último obstáculo antes de entrar al Grand Line. Llevábamos 60 episodios a nuestras espaldas (más de 100 capítulos en el manga) y a pesar de que ya estábamos perdidamente enamorados de aquellos personajes, todos teníamos la sensación de que la aventura apenas acababa de empezar. La energía de entonces era electrizante, pura magia, y cristalizó en el primer kanpai de la serie, aún sin alcohol y jarras de por medio.
“¡Tengamos una pequeña ceremonia para marcar la importancia de nuestro viaje”, les decía Sanji al resto de mugiwaras. Sin vasos ni copas, pero con un barril de por medio, nuestros protagonistas iban dando un motivo por el que brindar. Que si el All Blue, que si el título de Rey de los Piratas, el de mejor espadachín, el sueño de dibujar un mapa completo del mundo, las ganas de vencer al miedo y ser valientes, etcétera. Una escena que quizás pasó desapercibida en su día, pero que hoy pone los pelos de punta.
Más de 20 años después, los Sombrero de Paja compartieron un momento similar. Para entonces ya no estábamos en el episodio 61, sino en el 982. Ya no era un 7 de marzo de 2001, sino un 11 de julio de 2021. La banda había dejado de estar compuesta por cinco personas y se habían unido Chopper, Robin, Franky, Brook y Jinbe. Pero eso sí, la tripulación tenía un nuevo y terrible desafío alzándose ante ellos. A la Reverse Mountain le había tomado el relevo otra montaña: Kaido, el Rey de las Bestias. Ya no tenían que conquistar el Grand Line, sino Wano y Onigashima. Lo único que se repetía era la emoción que se podía respirar en el aire.
Justo antes de entrechocar las jarras, Luffy detenía el brindis y les sugería a sus nakamas pospone la celebración hasta haber derrotado a Kaidou y Big Mom. Que ya habría tiempo de hacer una fiesta por todo lo alto con sus aliados, les decía. Uno de esos gestos que inspiran y por los que se ha convertido en uno de los protagonistas más queridos de la historia del género shonen. Y el modo en que todos sus compañeros le siguen y deponen las jarras sin rechistar es otra de esas muestras de respeto capaces de arrancarle la lagrimita a cualquiera.
Entre una escena y otra, ¿cuántas celebraciones? ¿Cuántas fiestas a la luz de una hoguera para conmemorar la flamante liberación de un pueblo largamente oprimido? ¿Acaso vamos a olvidar los intercambios de copas? Porque Luffy, Ace y Sabo no son hermanos por compartir sangre y progenie, sino por el kyoudai-sakazuki que realizaron con sake cuando eran unos críos. Lo mismo con la Gran Flota de Sombrero de Paja, la formada por los Barto, los Piratas Hermosos, los Tontatta, los Nuevos Piratas Gigantes y compañía. Todos ellos dispuestos a dar la vida por el futuro Rey de los Piratas tras haberle jurado lealtad por medio de un brindis kobun-sakazuki.
Desde los albores de la serie, los brindis y banquetes de One Piece han venido marcando cambios importantes en el transcurso de la misma. Han sido un símbolo de alegría y unión, un recordatorio de que siempre hay un motivo y un sueño por el que gritar kanpai (o salud). Por eso la nueva figura de Banpresto nos arranca semejante sonrisa. Por todas las victorias y escenas a las que nos recuerda.
Os presentamos “Monkey D. Luffy — It’s a banquet!”, una figura de 9 centímetros de altura que recoge al Quinto Emperador con la cicatriz y el vestuario post-time skip, en pleno salto, portando una jarra en la mano y una sonrisa en la cara que a nadie le haría pensar que ese joven está ante las batallas más importantes de su vida. De PVC, pre-pintada, perteneciente al grupo Bandai Spirits y disponible hasta agotar existencias, se trata de una figura ligera, pequeña y económica perfecta no sólo para coleccionistas que aspiren a ponerla en una vidriera, sino también para aquellos que quieran en su recibidor, junto a la mesita en que dejen las llaves, una figura que les de la bienvenida con la mejor de las energías.