Un obsesivo del dibujo
A los 21 años, Terada ya empezaba a desarrollar trabajos profesionales alrededor del videojuego, algo que hizo desde el 89 al 95. De pequeño quería convertirse en dibujante, pero empezó a preocuparse de tener que pensar en la narrativa, por lo que decidió centrar más esfuerzos en la ilustración. Acumulaba libretas por docenas mientras iba garabateando a cada ocasión que podía, definiéndolo como una necesidad física "cuanto más tiempo paso dibujando, más cerca estoy de lo que imagino"