El GTA más infravalorado de la historia fue inspirado por este clásico ochentero de Al Pacino y Brian de Palma

¿Cuál es el mejor GTA de la historia? Depende a quién preguntes te podrá responder una entrega diferente, pero probablemente tres sean las más repetidas en cada respuesta. Uno sin duda sería GTA III, el que marcó el salto, con gran éxito a las 3 dimensiones, pasando de la perspectiva cenital de los inicios de la saga a un entorno abierto completamente tridimensional en formato sandbox. También sería muy mencionado GTA San Andreas, quien perfeccionara la fórmula del anterior, añadiera multitud de mecánicas jugables y lo ambientara en un entorno tan carismático como la California de principios de los 90, con las bandas y el gangsta rap como notas predominantes. Y por supuesto, habría que nombrar GTA V, por ser el más reciente, y por ende, el mejor técnicamente y más completo, además de suponer un verdadero fenómeno en su vertiente online y un completo súper ventas. ¿Y por qué no mencionar GTA Vice City?

GTA Vice City ya perfeccionó lo visto en GTA III antes de GTA San Andreas, para qué engañarnos. Pobló la ciudad de Miami de más viandantes y plasmó una de manera brillante una ambientación que los jugadores más veteranos disfrutarían en la serie ‘Corrupción en Miami’, y dotó a la saga de mayor variedad jugable. Además, presume de tener la segunda mejor banda sonora de la historia de la saga con la segunda mejor década de siempre en lo que a música se refiere, como son los años 80. La mejor, obviamente, son los 90. Así que, ¿por qué es este el gran ausente siempre en las conversaciones como la mejor entrega de la saga?.

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Sin embargo, más que en la serie protagonizada por Sonny Crockett y Ricardo Tubbs, GTA Vice City se inspiró en un clásico de la década a cargo del director Brian de Palma, que venía ya de triunfar con ‘Carrie’, la exitosa adaptación al cine de la primera novela de Stephen King. Protagonizada por un Al Pacino que ya contaba con 43 años y que encarnaba a Tony Montana, ‘El Precio del Poder’ (’Scarface’ en EEUU, y que contó con su propio y digno videojuego) nos cuenta la historia de un inmigrante cubano que llega a Estados Unidos acompañado de su amigo Manny en busca de labrarse un futuro, aunque con una ambición, como dice la canción de C Tangana, desmedida.

Aunque Tommy Vercetti sea de procedencia italiana, los puntos en común con Tony Montana son más que evidentes. Ambos llegan desde la nada y no se conforman con las migajas, sino que ambicionan lo máximo. Como dice el propio Tony en la película, “una vez que tienes el dinero, tienes el poder. Cuando tienes el poder, tienes mujeres”. Sin embargo, Tony tiene todo lo que hace falta para conseguirlo, parafraseándolo, “mis cojones y mi palabra, y no los rompo por nada”, pero también carece de lo único que puede poner límites a esa ambición: escrúpulos.

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Y es que en ese ascenso imparable hacia el poder, Tony se distancia irremediablemente y para siempre de sus seres queridos: su familia (madre y hermana), que ya está en EEUU, con el tiempo, del propio Manny, un fiel amigo, y de Miranda, su amante y posteriormente, esposa, interpretada por Michell Pfeiffer. Ni que decir tiene que los negocios en los que Tony comienza a adentrarse son cualquier cosa excepto legales, y el tráfico de cocaína a gran escala, con tratos incluso con el cartel colombiano, comenzarán a granjearle pingües beneficios que a largo plazo, le harán perder la noción de la realidad.

La gran amistad que une a De Palma y Steven Spielberg hizo además que este segundo se pusiera al frente de la última escena de la película, la cual no describiremos a riesgo de spoilear una película que, a buen seguro, cualquier fan de la saga de Rockstar debería ver.