Videojuegos

Dos de los directores franceses más de moda confiesan que no crecieron con una Nintendo y un sector se escandaliza

Todavía hay un sector muy ombliguista que no entiende realidades distintas a las de USA y Japón.

Maelle de Expedition 33 con un sombrero de Mario.
Francisco Alberto Serrano Acosta
Apasionado de los videojuegos desde que tiene uso de razón, Francisco Alberto ha dedicado su vida a escribir y hablar de ellos. Redactor en MeriStation desde el 2000 y actual coordinador de redacción, sigue empeñado en celebrar el videojuego de ayer y de hoy en todas sus ilimitadas formas de manifestarse.
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Francia está de moda en el videojuego, y Japón tiene mucho que ver en ello. Este año hemos visto el gran triunfo de dos juegos franceses que beben en gran parte de influencias japonesas: Expedition 33 de Sandfall Interactive (salpicado de huellas clásicas y amor por el JRPG) y Shinobi: Art of Vengeance, un nuevo triunfo de Lizardcube a la hora de reinterpretar clásicos ligados de Sega. Este fenómeno ha motivado una entrevista a los CEO y directores creativos de ambos estudios: Guillaume Broch y Ben Fiquet, para el portal japonés denfaminicogamer.jp de la que ha surgido uno de esos escandalitos que se generan en redes sociales ante la afirmación de los dos de que no crecieron con máquinas o juegos Nintendo en sus hogares.

Dos de los directores franceses más de moda confiesan que no crecieron con una Nintendo y un sector se escandaliza

A la hora de hablar de sus años formativos en el videojuego, Guillaume Broch explica: “Nací y crecí al oeste de París, y diría que tuve una infancia bastante normal”, explica. Su relación con los videojuegos comenzó muy temprano: “Mi carrera como jugador empezó a los tres años, cuando recibí una Mega Drive de mi padre y solía jugar a Altered Beast”. A partir de ahí, su interés se volcó en PlayStation: “Empecé a jugar mucho en PlayStation y pasé por todos los RPG japoneses como Final Fantasy y la saga Atelier”. También recuerda con especial cariño algunos títulos de acción: “Juego a la serie Devil May Cry de Capcom, así como a Shinobi, que salió para PlayStation 2”. Eso sí, reconoce una deuda pendiente: “Personalmente no he tenido muchas oportunidades de jugar en consolas y títulos de Nintendo”.

Por su parte, Ben Fiquet explica una experiencia con puntos en común con la de su compatriota: “Al igual que Guillaume, nunca tuve la oportunidad de jugar con una consola de Nintendo”, confiesa. “Para ser sincero, crecí en el campo, al oeste de París… Es una coincidencia curiosa, pero creo que tengo mucho en común con Guillaume (risas)”. Su primera experiencia llegó por imitación: “Un amigo mío tenía una Sega Master System, así que compré la misma. En aquel momento no tenía ni idea de que existían otras opciones (risas)”. Con el paso del tiempo, admite que ni siquiera sabe qué consola fue realmente más popular en Francia: “Puede que el hardware de Nintendo lo fuera, o puede que no”.

Las declaraciones, sacadas convenientemente de contexto para máximo efecto, han soliviantado a varios aficionados, escandalizados, de que un desarrollador de videojuegos no haya crecido de la mano de Shigeru Miyamoto. Algunos directamente afirman que deben de estar mintiendo, poco menos que acusando a Guillaume estar encubriendo el “plagio” a Paper Mario. Y algunas otras respuestas resultan inclasificables, propias de la fauna en redes sociales.

Lo que muchos no entienden es que esa experiencia vital con los videojuegos no era nada extraña en Europa, un continente con una historia mucho menos centrada en Nintendo que otras regiones como USA o Japón. Quizás para un aficionado estadounidense, el concepto de tener una Master System de niño en vez de una NES resulta inconcebible, pero esa fue la situación para incontables aficionados europeos, que crecieron a caballo entre microordenadores y consolas Sega par acabar saltando directamente a Playstation y el PC.

Y sí, Paper Mario/Mario & Luigi fueron estudiados como parte del desarrollo de Expedition 33, pero no porque los hubieran jugado en su día, sino como parte de un proceso de investigación. Las influencias directas del fenomenal RPG francés están clara y son públicas , con nombres propios como Persona, Tales of, Final Fantasy, Sekiro y Lost Odyssey, la clase de juegos que entusiasmaban a Bauche y que tanto echaba a faltar que se dispuso a crear el suyo propio, con espectacular éxito.

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