Teresa Cardona, la Domingo Villar de San Lorenzo del Escorial
La autora habla con AS de su cuarta novela de la saga protagonizada por la teniente Blecker y el brigada Cano, ‘A la vista de todos’.

Presenta la editorial Siruela la cuarta novela de la saga protagonizada por la teniente Blecker y el brigada Cano, ‘A la vista de todos’, comparando el estilo de su autora, Teresa Cardona (Madrid, 1973) con el de Domingo Villar. San Lorenzo del Escorial como la ría de Vigo, un personaje más dentro de un universo propio y pegajoso, hipnótico, en el que los personajes piensan, dudan, se equivocan y aciertan mientras van caminando con piel propia, no solo de celulosa.
Su voz es serena y dulce, envuelta en una sonrisa suave cuando responde al teléfono para hablar Blecker, Cano y su lugar favorito en el mundo, San Lorenzo del Escorial, ese del que escribe como nadie, como una Lonely Planet plagada de personajes que respiran, con crímenes ‘normales’ a su alrededor.
“La pareja que forman Blecker y Cano, junto con los guardias Suárez y Romero, se consolida, y convierte esta entrega en una de las series policías más atractivas e interesantes del panorama literario nacional, a la altura de otras grandes como la creada por otro importante autor y renovador del género negro como es Domingo Villar”, dice Siruela a propósito de ‘A la vista de todos’…
Son muy amables (ríe). Lo primero que creo es que Siruela es, eso, súper amable. Quizá hay algunas cosas en común. Ambos cogemos poblaciones pequeñas y le damos vida a ésta. Eso sí lo tengo en común. Y que mis personajes se van a San Lorenzo del Escorial a comer, que también Leo Caldas (protagonista de la trilogía de Domingo Villar de ‘La playa de los ahogados’) se mueve entre la gente y las calles de Vigo. Evidentemente todos los que publicamos en Siruela vamos todos por una línea. Es una editorial que elige a sus autores según una línea editorial. También Alexis Ravelo, que también desgraciadamente también murió, tenía una línea que iba por ahí, en las Canarias, esas islas, partes desconocidas que enseñaba de manera muy detallada y metía todos sus crímenes ahí. Lo que nos diferencia a Domingo Villar y a mí es que él y yo lo hacemos en un sitio real. En los sitios de Vigo por los que transita Leo Caldas los puedes visitar, de hecho en Vigo hay varios bares en los que está el sitio que dice: “Aquí se sentaba Leo Caldas”. Y ahí igual, en San Lorenzo del Escorial, puedes ir con mi novela como una guía de turismo. O puedes ir a comer y encuentras en la carta lo que comen mis guardias civiles. Yo creo que también tenemos unos crímenes normales. No es un asesinato gore, que te encuentres a alguien con todos los miembros amputados. Ni en las de Domingo Villar ni en las mías. No quiero decir asesinatos light, porque no hay asesinato que lo sea, pero son que llamar a una unidad para recoger todas las pruebas que se han quedado diseminadas por toda la isla.
¿Por?
Porque uno es un muerto que lo ha hecho de un golpe en la cabeza, otro que aparece con una puñalada..., muertos que sí puedes imaginar en poblaciones pequeñas. Domingo Villar es uno de mis escritores favoritos. Y todavía falta mucho para llegar (sonríe).
Es cierto eso que dice, lo de que sus novelas podrían servir como guía para visitar San Lorenzo del Escorial por la minucia con la que presentas a sus gentes, sus calles. Es un personaje más.
¡Pues no me pagan nada, eh! (ríe). Lo que pasa es que a mí me divierten mucho los crímenes en poblaciones pequeñas y describir esos entornos. Es más como las policiacas que me gustan a mí, a lo Camilleri con Sicilia. Lo que pasa con mis novelas es que lo primero que pensamos cuando se nos viene a la cabeza San Lorenzo del Escorial es el monasterio y es un poco la idea preconcebida que tenemos y descubrir que hay un pueblo detrás... Y es un pueblo que gracias al monasterio no ha cambiado mucho durante todos estos años. Y es un pueblo súper genuino y se ha mantenido muy vivido porque gracias al monasterio tiene una cantidad de turismo que la gente puede vivir allí y no tiene que bajar todos los días a Madrid, que también existe, pero tienes la otra posibilidad. Es muy diferente a una ciudad o pueblo dormitorio. Por eso los personajes de mis libros pueden resultar muy reales porque hay muchos personajes reales. Álvaro, el peluquero, por ejemplo, que está descrito tal cual. Guillermo, el del colmado, también es real. Y la de la farmacia, el del bar... Yo en mis primeros libros cuando empecé a plantearme los personajes me dije: “¿Para qué me los voy a inventar si los que están en el pueblo son perfectos?“. Entonces les fui preguntado: ”Oye, tú quieres salir como eres y con tu nombre?“. Y la mayoría me dijeron que sí. A lo mejor por eso palpitan tanto. Porque si vas allí te los encontrarás.
¿Por qué San Lorenzo del Escorial?
Mi abuelo era asturiano y mi abuela, catalana. Y, cuando se vinieron a vivir a Madrid, ambos buscaron un sitio que compaginase un poco todo. Mi abuela echaba mucho de menos Barcelona, su ciudad, y mi abuelo, los montes. Y entonces encontraron San Lorenzo del Escorial como un sitio de veraneo en el que los dos se podían adaptar. Construyeron una casa allí en la que ya mi madre fue en pañales y cuando mis padres se casaron tuvieron el mismo problema: mi padre era alemán, y echaba mucho de menos sus montes y el verde, y mi madre no quería irse a vivir a Alemania y le colocó el Escorial como: “Aquí tienes tus montes”. Construyó su casa ahí y cuando nosotros nos fuimos a vivir a Alemania, lo único que quedó en España fue la casa de San Lorenzo del Escorial. Por eso seguimos yendo, por eso todos nos hemos casado ahí. San Lorenzo es la patria del hogar. Los cambios de tiempo no te enteras si no has vivido ahí.
Lo de la nevada en mayo.
Los tienes que haber vivido en tus propias carnes para describirlos así. Hemos pasado todas las vacaciones ahí y, además, para nosotros era como un hospital, cuando éramos pequeños. ¿Qué has pasado las paperas? Niño, vete a recuperarte al Escorial. ¿Niño adelgazado? Al Escorial... El vínculo es muy fuerte.
“En San Lorenzo del Escorial puedes ir con mi novela como una guía de turismo”
Teresa Cardona
¿Con qué edad se fue a vivir a Alemania?
Yo tenía 18 años.
¿Era usted una niña muy lectora?
Yo era una lectora empedernida, como mi abuela y mi madre. El regalo estándar en mi casa siempre era un libro. Cumpleaños, santo, reyes... Y lo de escribir pues... el típico cuentecito, pero tampoco tenía tanto tiempo, con cuatro niños, y no estaba como para ponerme. Comprendo que Alice Munro lo hacía en sus ratos libres, mientras esperaba a los niños pero no tenía cuatro (carcajea).
¿Y cómo pasó usted de lectora empedernida a escritora?
Bueno, fue por un profesor que escribió un cuento y se lo mandó a los padres de la clase... entre los que estaba yo. Y yo le conocía porque había trabajado en la ludoteca del colegio, y nos llevábamos bien, y, cuando me lo mandó, me preguntó que qué me parecía. “Fantástico, muy bien escrito”, le dije, “pero tiene unos problemas de trama..., yo no lo habría escrito así”, añadí. A lo que me contestó: “¿Y qué hubiese cambiado usted?”. Y así comenzó todo, con esta cooperación entre ambos, que empezamos con cuentos infantiles, pero después, ¿sabes?, cuando eres profesor de Primaria y tienes cuatro hijos, llega un momento en el que estás de cuentos infantiles hasta el gorro y ahí fue cuando dijimos: “¿Y qué tal si matamos a alguien?”. Y ahí escribimos nuestra primera novela negra. Nos gustaba mucho la historia a los dos pero dijimos, yo le dije: “A mí los descuartizamientos no me gustan, ni la sangre por todas partes”. Un profesor de Primaria y yo, madre de cuatro hijos, no podemos desmembrar a un adolescente. “Bueno, pues entonces ¿a ver a quién matamos?, porque entonces era la época de Lemaitre, que empezó a sacar los primeros libros y eran muy sanguinolentos”. “Pues a alguien mayor”. Y así empezó todo. Y luego la historia porque cuando has vivido en Alemania, desde la primaria hasta la Selectividad (EBAU) te inculcan la II Guerra Mundial y llega un momento en el que ya no puedes más, y eso que en segundo libro sí la cogimos, con la I Guerra Mundial. Pero yo le pregunté a él: “¿Cuál es su guerra civil?“. Cuál era el tema del que en Francia no se hablaba. Y me dijo: ”La Guerra de Argelia". Y entonces así fue como hicimos la primera novela un poco histórica-novela negra. Esa de la que en Francia no se habla. La guerra de Argelia. Después me lancé a escribir yo sola. En el primer libro libro, que es el que salió en segundo lugar, ‘Un bien relativo’, tiene una parte histórica pero más bien social, sociocultural: cuál era la situación de la mujer en los 80. Y, más tarde, en ‘Los dos lados’, sí entré más en la parte historia de los años del plomo de la ETA. Y ya en la tercera (’La carne del cisne’) entré en el conflicto del Me Too, aunque yo lo escribí antes, porque era un tema que me interesaba mucho. Y ahora este: ‘A la vista de todos’.
Muchas novelas negras son protagonizadas por comisarios y hombres solitarios, pero son mucho menos en las que ese papel recae sobre una mujer y con matices como los que trata en su último libro, como por ejemplo la maternidad.
Esa Petra Delicado que es un personaje muy complejo y que a mi me gusta muchísimo, que tiene muchísima fuerza y me divierte mucho. Lo de la visión de la maternidad a mí personalmente me interesa más el día a día que la locura del crimen serial. Estas cosas son mucho más habituales y me divirtió mucho, una vez que estaba en un club de lectura y se levantó una señora y me dijo: “Yo lo que te tengo que agradecer es que este es uno de los pocos libros que no son machistas”. Y todos nos quedamos petrificados y yo en ese momento no lo entendí. Pero me dijo: “Su comisaria es la única que no tiene problemas psicológicos, ni mochila. Es una mujer normal, no tiene trauma”. A mí me parece la gente normal es lo que co-no-ce-mos, nuestro día a día, y con lo que más me identifico. Y por eso es lo que intento describir. Y, en cuanto, a ¿cuál es la buena maternidad? Me acuerdo que hace poco una periodista, madre, me dijo: “Es que no sabes la cantidad de cosas que me he preguntado con tus libros”. Somos una generación que nos hacíamos solas la comida, que la comíamos fría hasta que aprendíamos a encender el gas, y con nuestros hijos lo hemos hecho completamente diferente. Acompañarles al colegio, preguntarles los deberes... Entonces hay muchas veces que intentas equilibrar cosas que no te parece que fueran bien del todo, y te puede salir el tiro por la culata a veces, claro.
Las primeras novelas las publicaba con seudónimo por esa colaboración a medias con ese profesor, ¿no?
Claro. Él se llamaba Eric Damien y yo. Y cogimos la primera parte de nombre y Todenne, que es mi apellido original acortado, el de mi padre alemán. Entonces lo afrancesamos y le dimos un toque más fácil. Y cuando decidí publicar en España cogí el apellido de mi abuela. Y me ha cambiado la vida: ¡no sabes lo que es llamar a un restaurante y reservar para Teresa Cardona y no mi nombre real, Teresa Todenhöfer (ríe)!
“La Guardia Civil es un cuerpo fantástico. A veces infravalorado”
Teresa Cardona
¿Cómo llegó a Siruela?
Siempre, cuando escribes y quieres publicar, te recomiendan: “Vete a tu estantería y mira a ver de qué editoriales tienes más libros”. Eres lo que lees. Si eres un lector de los de Los Crímenes de Oxford y te gusta Domingo Villar es posible que tengas mucho Siruela en la estantería. Era mi editorial elegida y cuando mi agente me preguntó: “¿Qué quieres? ¿Que se lo mandemos a 25 o primero a las tres que más te gusten?“. Y entre esas tres estaba Siruela. Y Siruela dijo sí y ya no hay que buscar más.
El personaje de Suárez es muy humano, un guardia civil distinto.
Es el guardia civil bueno, que está para ayudar y no para multar. Tiene sentido común. Es pragmático y tiene mucho de lo que la Guardia Civil hace y no escuchamos. Porque hacen mucho estas labores, desatascar un tiro de una chimenea, por ejemplo, de las que solucionan un montón de problemas y ayudan a la gente sin que nadie se entere. Es un cuerpo fantástico la Guardia Civil. A veces, infravalorado.
¿Cómo han ido cambiando sus personajes desde la primera novela de la saga?
Van creciendo. Llevo conviviendo con ellos desde el año 2019. Vivo con ellos. Yo esta mañana iba por la calle y lo hacía pensando qué hablarían. Les llevo conmigo a todas partes. Cuando estoy en algún sitio o me paro a comer, pienso qué harían. Ahora yo les conozco mucho mejor: lo que eran en un principio pequeños golpes de luz ya están estructurándose mucho más.
¿Trabaja ya en otra historia?
¡Desde hace tiempo! ‘A la vista de todos’ se publicó a mediados de mayo, yo las últimas correcciones las hice a finales de diciembre... Claro, yo a mis personajes no les puedo meter en un armario y decirles aquí os quedáis seis meses. Yo a principios de diciembre ya estaba en la otra historia, y lo que quería era una historia nueva y fresca, que funciona además como tu vía de escape a las correcciones de la anterior.
¿Cómo es su proceso de escritura?
Es mucho más fácil todo de lo que parece. No tengo una gran pizarra en casa como una especie, como escriben otros, de hoja de ruta. Yo sé lo que quiero contar y esa es mi espina dorsal. Y a partir de ahí voy creando. En mi capítulo cero lo meto todo, todo lo que quiero contar. Ahí está toda la esencia. Ese capítulo es el germen. Trabajar en dos tiempos también me ha ayudado mucho. Si estoy en la investigación y no avanzo, siempre me puedo ir al pasado y recuperarme ahí. Y viceversa. Siempre con el ordenador, el silencio y un café.
Noticias relacionadas
Suscríbete al canal de MeriStation en YouTube, tu web de videojuegos y entretenimiento para conocer todas las noticias y novedades sobre el mundo del videojuego, cine, series, manga y anime. Análisis, entrevistas, tráileres, gameplays, pódcast y mucho más. También te animamos a seguir nuestra cuenta de TikTok.
¡Síguenos en ambas y, si estás interesado en licenciar este contenido, pincha aquí!

Rellene su nombre y apellidos para comentar