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Yo Presidente, Objetivo: La Moncloa

Yo Presidente, Objetivo: La Moncloa

Están locos, estos políticos...

¿Alguna vez has pensado en dirigir un país? ¿No tienes dinero para financiar tu propia campaña electoral? ¿Estas harto de que otros decidan por ti? Ponte a los mandos de una nación y decide su destino político durante los próximo años en Yo Presidente, Objetivo: La Moncloa. El más moderno simulador geo-político para PC.

Con las elecciones en España a punto de resolverse, llega a nuestra tiendas Yo Presidente, Objetivo: La Moncloa. Un título de simulación 'geo-política', que nos permitirá encabezar las lista de candidatos a la presidencia por un partido, forjar nuestra propia campaña electoral y, si somos los suficientemente astutos como para engañar al pueblo, dirigir el destino de un país.

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Planeta DeAgostini nos trae este juego, desarrollado por EverSim, y que ya ha visto la luz en otros países del mundo, bajo diferentes nombres. 'Mission President: geo-political simulator' fue distribuido en Francia y Bélgica en marzo del año pasado, con motivo de sus respectivas elecciones. Sin embargo, en el resto del mundo, hemos tenido que esperar un poco más.

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Ahora, el simulador llega a nuestro país, casi un año después, pero con ciertas mejoras y correcciones respecto al producto ofertado en el extranjero. ¿Puede justificarse este retraso? La respuesta es, sin duda otra pregunta... ¿habría prestado alguien atención a Yo Presidente, si no nos encontráramos en plena tormenta electoral? Ha sido una estrategia muy acertada.

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Objetivo: La Moncloa cuenta con dos modos de juego, siendo uno de ellos multijugador, tanto en red local como por internet. Si optamos por jugar nosotros solos, encontraremos una buena cantidad de partidas predefinidas, al estilo de las campañas de cualquier juego de estrategia. Por supuesto, existe un modo libre, pero prestemos un poco más de atención a las otras...

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Aquí es donde se ha realizado la mayor labor de localización del juego, ya que mucho más allá de una mera traducción, se han personalizado gran parte de las campañas para que hagan referencia al actual periodo político español. De hecho, la primera de ellas es la más interesante, pues trata completamente sobre la reelección de un candidato en nuestro país.

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Otras campañas nos colocan frente a retos, como el desarrollo sostenible y la preocupación sobre el calentamiento global, o la amenaza de grupos terroristas. Algunos tienen como fecha de inicio enero de 2008, aunque otros avanzarán un poco más en el tiempo. Estas partidas pueden tener un final definido, o extenderse durante un periodo de 50 años... que no es poco.
El modo libre, por el contrario y al igual que el de red, no nos marca ningún tipo de objetivo concreto. Empezaremos con una cantidad de créditos, que nos permitirán elegir un país. Los más desarrollados, cuestan una mayor cantidad de los mismos, de manera que nos quedarán menos puntos para mejorar otras características como el nivel militar o alianzas firmadas.

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La cantidad de países seleccionable es bastante amplia, contando con 170 opciones para satisfacer nuestras ansias de poder. Además, casi todos las naciones del mundo aparecen en el juego, aunque no podamos elegirlas para su dirección. Una vez que hayamos elegido el tipo de partida, el país y nuestro dirigente, comienza el juego propiamente dicho... Yo Presidente.

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Ante nosotros, un mapa mundial con todas las naciones representadas. Cada una, con un nivel más o menos aceptable de detalles, que corresponden a sus banderas, nombres de dirigentes y ministros, tipo de régimen político, conflictos o alianzas diplomáticas, tratados comerciales, regiones internas... en gran medida, un verdadero atlas del contexto político actual.

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Por supuesto, no se utilizan los nombres reales de los personajes o partidos políticos. De ahí que en España tengamos el Partido del Socialismo Obrero, cuya ideología es más de izquierdas, y su opositor sea la Unión de la Derecha Democrática. Tampoco las imágenes de logotipos de las formaciones políticas o fotos son las reales... pero pueden personalizarse.

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A nuestro cargo, toda una nación. Distintos ministerios, que no podremos variar, con distintos ministros al cargo, de nuestra elección. Finanzas, educación, justicia, exteriores... todas las carteras tienen una función definida. Dentro de cada pantalla de ministerio, seremos capaces de modificar sus presupuestos y elegir llevar a cabo las medidas que creamos convenientes.

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Por ejemplo, podemos instaurar un servicio militar obligatorio, de la duración que deseemos, o aumentar el número de viviendas de protección oficial para construir en una región. Si queremos, privatizaremos los medios de comunicación, o aumentaremos el presupuesto para la investigación contra el cáncer. Pero, por supuesto, las medidas se votan en el parlamento.
Cada partido en el poder contará con cierto número de escaños, y pueden estar a favor de la medida o no. En el caso de que sus intenciones no coincidan con las nuestras, podemos intentar convencer a su dirigente, si tenemos buenas relaciones con el mismo. Si las cosas se ponen muy feas, incluso podemos decretar un régimen dictatorial y arrestar a la oposición.

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Nuestros compatriotas reaccionarán de diferente forma ante cada medida. Quizás les guste, quizás la rechacen. En el primer caso, nuestra popularidad como presidente aumentará, pero en el segundo puede que nos odien, o incluso puede que se inicien huelgas y disturbios.

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Nuestra agenda presidencial es un aspecto muy importante a controlar. Desde ella podemos citarnos con otros dirigentes, personalidades famosas, representantes de sindicatos o incluso candidatos de otros partidos. También podemos asistir a cumbres internacionales. En todas estas citas, firmaremos acuerdos, intentaremos conseguir apoyos y formaremos alianzas.

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Los acuerdos, tanto comerciales como militares, se basan en un yo te ofrezco a cambio de... Podemos exportar bienes que sobran en nuestro país, a otra nación que de normal los adquiere a un precio mucho mayor, y así asegurarnos la venta del excedente, y lo mismo con las importaciones. Militarmente, podemos establecer bases o acuerdos para sobrevolar territorios.

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Por supuesto, no hay que descuidar las relaciones personales. Nuestra esposa, madre y padre, pueden ser claves para salir de un escándalo... o provocarlo. Amigos de la infancia que nos pedirán un trato preferente, nuestro médico de cabecera que se preocupa por nuestra salud, o nuestro astrólogo, que nos servirá un futuro prometedor por medio de las cartas del tarot.

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No todo es tan fácil, ya que si no estamos en el poder, o llegan elecciones, tendremos que formar nuestra campaña eligiendo hasta tres propuestas de futuro, que el pueblo nos obligará a cumplir. Además, organizaremos mítines en diferentes ciudades, para conseguir más votantes que nos aseguren mantenernos en el cargo durante otros 4 años, como mínimo.
Cada país se comporta de forma aleatoria, pero basado en unas pautas marcadas por su presidente, su ideología y el contexto político global. No siempre serán fáciles las relaciones internacionales, e incluso podemos llegar a embargos, rupturas diplomáticas, cierre de embajadas... o incluso a las armas, movilizando nuestras bases, y bombardeando otro país.

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De hecho, se pueden ocupar territorios, usar armas químicas o nucleares, pero todo ello tiene una repercusión a nivel global. Otros países nos mirarán mal, y dejarán de lado sus relaciones con nosotros. Por el contrario, siempre hay naciones que pueden ver con mejores ojos nuestras nuevas medidas diplomáticas, y convertirse en aliados de urgencia. Real como la vida misma.

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La interfaz gráfica es bastante vistosa. Se basa, principalmente, en un mapa global donde tendremos acceso rápido a todas las naciones, regiones, ciudades e incluso bases militares o centrales de energía. El mapa, a nivel de detalle gráfico, no tiene una textura demasiado agradable, pero cumple sus funciones a la perfección y sin errores en el desarrollo.

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Se echa en falta una mayor cantidad de ciudades y regiones, pero tratándose de un simulador a nivel global, tampoco preocupa demasiado. Podemos filtrar el mapa usando códigos de color, y así visualizar los niveles de desarrollo, P.I.B., alianzas... de cada nación mundial. Cabe destacar que cada país puede estar asociado a varios organizaciones, como O.T.A.N. u O.N.U.

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En la parte inferior, disponemos de accesos rápidos a los ministerios, agenda presidencial y menú de opciones del juego. También se cuenta con atajos de teclado para estos menús, que suelen formarse por una serie de listas, balances económicos, imágenes de ministros o personalidades relacionadas con el ministerio, incluso las acciones que podemos realizar.

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La barra superior es un resumen continuo de nuestra persona, con un indicador de la popularidad que tenemos, y accesos al filtrado de color del mapa. También podemos ver un resumen de la nación que seleccionemos en el mapa, e incluso extender estos menús para obtener mayor detalle en estos informes. Parecen burdos, pero están bien diseñados.
Las noticias aparecerán en forma de periódico, del cual podremos ojear las páginas nacionales e internacionales para ver cuál es la situación general de nuestro país y del extranjero. A nivel gráfico, lo único que difiere de estos menús, es la posibilidad de aproximarnos mucho al mapa para ver modelados 3D de las ciudades, bases o incluso de las tropas en movimiento.

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Ciertamente, los gráficos no son el punto fuerte de este título, pero dudo de que el atractivo de un simulador 'geo-político' pueda ser encontrar un alto nivel visual. Aún así, teniendo en cuenta las prioridades del juego, se podría haber cuidado un poco más este aspecto, de manera que la impresión general del juego habría mejorado muchísimo, por ser más visual.

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El sonido, apenas aparece, limitándose a efectos relacionados con las acciones que están ocurriendo en la zona visualizada, o avisos sonoros para eventos. No existe un hilo musical, que acompañe a la partida durante su trascurso y, por supuesto, no se han implementado voces para los personajes. Otro aspecto donde el juego podría haber ganado muchos puntos.

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Si restamos un poco de importancia a estos aspectos, nos encontramos ante un completísimo simulador, donde las reacciones parecen muy reales y consecuentes con las acciones que hayamos tomado. Quizás, la característica más resaltable, es la modernidad con la que se ha inundado todo el contexto, que ciertamente es casi un fiel reflejo del estado político actual.

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No es que este punto no tenga fallos, pero se deben, sobre todo, a un intento por globalizar, en cierta medida, la política mundial. Por ejemplo, en España, las comunidades autónomas no son gobernadas por partidos, si no por individuos que podemos convencer para que nos apoyen a nosotros, pero sin necesidad de ser afiliados a una formación, como ocurre en otros países.

Es un juego indicado para los que disfrutan con los simuladores estratégicos con gran cantidad de opciones, sin prestar demasiada atención a otros aspectos. Además, la posibilidad de modificar los nombres de políticos o logotipos, lo permite acercarse mucho más a la realidad. Para todos los demás, vale la pena probarlo, aunque sólo sea por el periodo electoral.

- Contexto político actualizado.
- Gran cantidad de opciones.

5.5

Mejorable

Puede tener elementos aceptables y entretener, pero en general es una experiencia que no dejará huella. Sólo recomendable en caso de sequía de este género de juegos.