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Wii Music

Wii Music

  • PlataformaWii6
  • GéneroPuzle
  • DesarrolladorNintendo EAD
  • Lanzamiento14/11/2008
  • TextoEspañol
  • EditorNintendo

Ligeramente desafinado

Wii Music es una nueva apuesta por parte de Nintendo, con el sello característico de Miyamoto, para que los usuarios de su plataforma conozcan algunos fundamentos de la música. Desafortunadamente, nos ha llegado un producto que, en lugar de ir al gran público, sólo será aprovechado por los individuos como mejor instinto musical.

Uno mira atrás en el tiempo y se ve jugando a ser maestro de orquesta tocando la melodía de The Legend of Zelda y con un mando de Wii por batuta, allá por el verano de 2006 ni más ni menos. Poco queda de eso ya en lo que finalmente se ha convertido Wii Music, un profesor de música de lo más especial, y no un simulador, ni tampoco un juego simplón con el que pasar el rato con los amigos. Ya tratamos de romper una imagen equivocada en nuestras últimas impresiones, y ahora toca valorar lo que realmente estará en las tiendas esta misma semana.

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En teoría, todos los juegos de Nintendo de la gama "Touch Generations" pretenden ser accesibles para todo los públicos, e incluso "unir a la familia" como dicen en los anuncios. Los que incluyen la palabra "Wii" en su nombre todavía más si cabe. Sin embargo, pese a que Wii Music cumple ambos requisitos, se aleja totalmente de esta idea. No es inmediato, requiere un largo tiempo de práctica, ni todo el mundo consigue sacarle provecho. Pero la separación no está entre jugadores ocasionales y habituales, sino según las aptitudes musicales de quienes se pongan a intentar superar las diferentes lecciones.

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No obstante, es pronto para adelantarnos a las conclusiones, así que comencemos explicando las diferentes características de Wii Music. El apartado visual lleva el sello de la casa Nintendo, colorido a la par que elegante y muy bien organizado todo en pantalla. Eso sí, que los Miis sean los personajes utilizados da idea de que no estamos ante un portento gráfico, pero ni mucho menos necesita serlo para lo que se busca. Una interfaz agradable y de fácil navegación que queda muy acorde con este estilo de juego.

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Dentro de la cuestiones técnicas sí que tiene mucha mayor importancia la calidad de un audio en un videojuego sobre música, como es lógico, y lo cierto es que no estamos demasiado contentos con la fidelidad del sonido de los diferentes instrumentos. Al contrario que en otros títulos como Jam Sessions, donde lo que escuchamos por los altavoces de la Nintendo DS son sonidos pregrabados de guitarras reales, en Wii Music, quizá por la complejidad que hubiera supuesto este proceso, este audio está sintetizado y no precisamente con un nivel muy alto. No es que suenen mal del todo, pero desde luego sí que son mejorables en la mayoría de los casos.

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Hay algo más de 60 instrumentos en el juego, entre los que se incluyen varios tipos de guitarra, diversas baterías, el piano, instrumentos de viento como la flauta o la trompeta, violines y otros componentes de la familia de la cuerda, etc. No faltan otros más graciosos como un perro o un gato, para darle un toque de humor a una composición nuestra, o incluso un mando de NES como si fuera una ocarina, emitiendo sonidos característicos en la consola de 8 bits de Nintendo. Desde luego es difícil poner ningún pero a esta cuestión, se cubre ampliamente todo un abanico de sonidos, y eso que no hemos mencionado algunos más folclóricos como las castañuelas que tendréis que ir descubriendo.

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En cuanto al repetorio musical disponible, son aproximadamente medio centenar de melodías que incluyen obras clásicas, canciones populares que tarareamos de pequeños (o también de mayores, depende), bandas sonoras de juegos de Nintendo y algún que otro tema más moderno. Es cierto que parecen muchas, sin embargo, necesitando tantas horas de práctica, al final se pueden hacer un tanto repetitivas. Por otro lado, la elección de esta discografía seguramente no sea del agrado de todos, desde luego no va a tener tantos incondicionales como en Guitar Hero, pese a que estos juegos no tengan nada que ver entre sí. Nuestra opinión es que para el objetivo de este juego no están mal escogidas, pero no es lo que más nos gustaría estar escuchando durante tanto tiempo.

Wii Music se aleja completamente de la mayoría de juegos musicales del mercado, no se trata de un arcade en el que hay que apretar un botón en un determinado momento (sustitúyase botón por bongo, círculo en pantalla táctil o lo que se tercie), no requiere este tipo de habilidades, sino más bien creatividad. No te premia por tus logros con determinadas puntuaciones, sino que tu única recompensa es la satisfacción personal de ver la composición que has realizado tras horas de práctica y aprendizaje, previas a la interpretación en sí.

No se trata tampoco de un simulador, ya que aunque la forma de tocar los instrumentos es similar a como se hace en la realidad, esto es sólo en apariencia, puesto que no se trata de una recreación fiel. Por ello tan sólo hay cuatro formas de tocar que se aplican a todos los instrumentos existentes, pareciéndose más a unos que a otros. Al final lo que importa no es la forma, sino el resultado que conseguimos con nuestras improvisaciones sobre canciones ya conocidas, modificando diferentes parámetros.

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En primer lugar tenemos el control tipo guitarra, en el que colocamos el Wiimando a la altura de nuestro vientre (o barriga, dependerá del caso) y el Nunchuk con el brazo estirado como si estuviéramos agarrando el mástil. De este modo, hemos de mover el Wiimando hacia abajo para ejecutar las notas, sonando con mayor intensidad si lo hacemos más fuerte. Salvo que pulsemos la cruceta hacia abajo, el movimiento de ascenso no es detectado. Los diferentes botones sirven para hacer modificaciones, como alargar las notas, acortarlas o tocar los acordes. La palanca analógica aumenta o disminuye el tono.

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Seguimos con el piano, también empleado en los instrumentos de percusión. Aquí se deben agitar alternativamente el Wiimando y el Nunchuk como si tuviéramos unas baquetas o simplemente estuviéramos moviendo las manos sobre un teclado. Una vez más, existe la posibilidad de bajar o subir el tono con la palanca analógica o alargar y acortar las notas. El estilo flauta, empleado igualmente con el saxofón o la trompeta entre otros, es el único que no hace uso del Nunchuk, ya que ambas manos van al periférico principal para pulsar los botones '1' y '2' del mismo. Según inclinemos hacia abajo o hacia arriba el mando, suena menos o más fuerte nuestro instrumento. Además, se puede agudizar el tono de las notas.

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Finalmente, acabamos con el violín. El Nunchuk de nuevo hace de mástil y el Wiimando hay que desplazarlo en horizontal sobre nuestro violín virtual. Vamos cambiando de nota pulsando un botón y manteniendo la palanca analógica hacia arriba se pueden escuchar las dos últimas notas a la vez. Básicamente estos son los cuatro tipos empleados con todos los instrumentos, salvo mínimas variaciones en algunos muy especiales que ya descubriréis. La cruceta sirve para ejecutar giros a un lado y a otro o saltos, de modo que nuestras actuaciones queden más lucidas. Por otro lado, si nos ponemos con los acordes, las funciones de los botones cambian un poco.

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Todo esto nos es enseñado en el tutorial de inicio y podemos recordarlo siempre que queramos en la improvisación individual, donde aparecen todos los instrumentos desbloqueados hasta ese momento y podemos ir revisándolos uno a uno y practicar. Las lecciones más interesantes están incluidas en un tutorial más avanzado en el que, acompañados por distintos profesores, iremos tocando en distintos estilos en posiciones diferentes (melodía, armonía, bajo, acordes y percusión por partida doble). Lo interesante es que según progresamos, nuestras actuaciones se van sumando a la canción escogida como ejemplo y al final de este grupo de clases ya podemos grabar un vídeo si estamos contentos con cómo lo hemos hecho.

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Hay once estilos en total: rock, pop, marcha, jazz, clásico, hawaiano, reggae, latino, tango, japonés y electrónico. Se diferencian en el conjunto de instrumentos utilizados y en el tempo de la canción. El estilo japonés, por ejemplo, no utiliza arcodes o melodías, y el clásico prescinde de la percusión. Teniendo en cuenta lo comentado en la anterior página, en total tenemos casi 60 clases distintas, seis por cada estilo referidas a los distintos miembros del grupo (lo dicho, armonía, percusión, etc.), excepto en los que no llegan a ser la media docena de componentes que acabamos de mencionar.

En estas lecciones lo que se nos pide es seguir una determinada pauta de cuándo introducir la siguiente nota según una partitura, aunque no se nos otorga una nota, nosotros somos nuestro propio calificador y hemos de decidir si estamos contentos con el resultado o queremos repetir. Tenemos la ayuda adicional de un metrónomo sonando a través del altavoz del Wiimando y de unos pequeños seres llamados Be-Nitos que nos marcan el compás en la parte inferior derecha de la pantalla, además de servir de indicador de cuándo cambia el ritmo de la canción al modificar su forma.

A la hora de inmortalizar nuestras interpretaciones, podemos juntarnos con hasta tres amigos más o multiplicarnos a nosotros mismos grabando por partes el tema escogido para ir juntándolas según vayamos pasando por los diferentes puestos. Se puede variar el escenario donde tiene lugar la actuación, lo cual modifica la edición del vídeo en sí (cómo se mueve la cámara y tal), el ambiente lógicamente, e incluso el sonido en parte, puesto que no tiene la misma resonancia una sala de conciertos que la cima florida de un monte.

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Aparte de escoger los instrumentos que queramos, partiendo de los que nos propone el juego según el estilo seleccionado, se puede aumentar o disminuir el tempo para darle mayor o menor ritmo a la melodía si nos apetece. Lo cierto es que si cambiamos mucho estos parámetros, al final perderemos la esencia del estilo seleccionado, pero ahí está la gracia del juego, en crear libremente. De hecho, si nos da por meterle percusión a la música clásica, nadie nos lo va a impedir, en nosotros está cambiar estas cosas. Mientras andamos elegiendo estos arreglos, tenemos la capacidad de ir practicando desde este menú para ver cómo quedará el resultado final y así variar lo que no nos termine de convencer antes de meternos en faena.

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Una vez nos ponemos a improvisar, tenemos dos opciones: seguir la guía introducida en las lecciones (opcionalmente visible) o interpretar libremente sin restricción alguna. No podemos más que quitarnos el sombrero ante esta última característica, ya que han logrado que tocando menos notas o muchas más, la melodía pueda seguir sonando correctamente pero a la vez bastante diferente a la original. Es aquí donde verdaderamente hemos de darlo todo como creadores musicales.Si nos sentimos a gusto con el resultado, le ponemos una carátula con los Miis participantes y lo mandamos a nuestra videoteca.

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Hay capacidad para hasta 100 vídeos y si llegamos a alcanzarla se empiezan a borrar automáticamente los de puntuación más baja, otorgada por nosotros. Se ha añadido la funcionalidad de compartir las grabaciones con nuestros amigos a través de WiiConnect 24, enviándoles un mensaje cuando les llega un vídeo nuevo. Lo mejor de esto, aparte de por supuesto ver qué tal lo hacen ellos, es que podemos cargar los vídeos en una sesión de improvisación para incluirnos ahí mismo en las posiciones que queramos, manteniendo las que nos interesen y así tocar con los amigos a distancia en caso de no poder hacerlo en directo (experiencia altamente recomendable).

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Estar practicando todo el rato en las lecciones puede hacerse algo tedioso, y no siempre nos apetecerá entretenernos improvisando y querremos divertirnos de un modo más directo y sencillo. Por suerte Nintendo ha pensado en nosotros y ha incluido tres minijuegos en Wii Music para esos ratos en los que no estamos tan creativos y sí más bien ociosos. Suponen un complemento a un juego que, sin ellos, iría bastante cojo de contenido, puesto que sólo interpretar se nos antoja muy pobre para lo que Miyamoto defiende como su instructor musical.

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En Mii Director nos ponemos en el papel precisamente de un director de orquesta y hemos de manejar la batuta para indicar el ritmo que han de seguir los músicos. La clave es ser constante y no estar cambiando continuamente el compás, aunque sí podamos alterarlo cada cierto tiempo para darle un toque diferente a la melodía que está sonando. Pulsando 'A' o 'B' en el mando imprimimos una fuerza adicional a la actuación, pero si damos énfasis demasiadas veces nuestros músicos pueden cansarse repercutiendo en la puntuación final negativamente.

Sinfonía de campanas rápidamente recordará a muchos seguidores de Nintendo a Donkey Konga, Hasta cuatro jugadores pueden participar y cada uno hace repicar una campana de un color determinado con cada uno de sus periféricos (Wiimando y Nunchuk), habiendo, por tanto, un total de ocho. Cuando una campana llega a una línea situada ligeramente a la izquierda de la pantalla, es el momento de agitar el control que corresponda. Existe la variante de que las campanas vengan con el dibujo de una almohadilla ('#'); en ese caso hay que apretar 'A' o 'B' en el Wiimando, o cualquiera de los botones dle Nunchuk, a la vez que los movemos.

Por último encontramos el minijuego que nos ha parecido más interesante, ya que cumple el doble objetivo prometido por Wii Music: educar el oído sin aburrir. Se trata de Tono Perfecto y es un cuestionario en el que se nos van planteando preguntas según lo que suena por los altavoces. Van desde cuestiones simples, como qué nota suena más alta entre dos dadas, cuál es igual que la primera que hemos escuchado entre dos opciones, o qué instrumento falla en un grupo, hasta desafíos musicales más complejos, con pruebas algo más abstractas, como por ejemplo qué melodía transmite que tienes una caries. Hemos de seleccionar la respuesta (o las respuestas en algunos casos) correcta(s) en los Miis que las representen, que son los que han interpretado estos sonidos.

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Para redondear un poco este contenido extra, todos aquellos que se hiciera con Wii Fit, están de enhorabuena, porque le pueden sacar mayor partido a su Balance Board. Existe un Modo Batería en un apartado del menú principal consistente en un simulador de este instrumento utilizando la báscula especial de Nintendo y los dos mandos principales de Wii. La primera se corresponde con los dos pedales de la batería mientras que los periféricos hacen las veces de baquetas y se elige en qué tambor o platillo tocan según qué botón se haya pulsado.

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Hay una serie de lecciones exclusivas en esta sección para aprender a tocar diferentes baterías de este peculiar modo, que no es nada sencillo. Por otro lado, también hay sesiones de improvisación para los baterías y no únicamente por separado, no faltan la opción de actuar en grupo tocando el resto de la gente otros instrumentos. Al igual que en el modo de improvisación principal, existe la opción de cargar vídeos propios o descargados de algún amigo para incluir nuestra interpretación en una grabación realizada con anterioridad.

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6

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.