Golf desde el sof

Ampliar

Ampliar

Ampliar

Ampliar

Ampliar

Ampliar

Ampliar

Ampliar

Ampliar

El golf en Nintendo Wii se está convirtiendo en un género común, de calidad y perfectamente adaptado a la jugabilidad que presta la consola y su mando. Tras la potente propuesta de WiiSports, Tiger Woods o Pangya Golf, llega este proyecto de Camelot Studios, creadores de las andanzas de Mario en el deporte de los hoyos y muchos otros títulos interesantísimos. La promesa de calidad estaba hecha, muy diferente es el resultado jugable.

We Love Golf nos propone una considerable cantidad de modos de juego, incluído el esperado online contra amigos y desconocidos a través de Nintendo Wi-Fi Connection. Minijuegos inspirados en la mecánica del golf por doquier y decenas de extras que desbloquear garantizan unas expectativas de vida útil importantes. Además, hasta cuatro jugadores podrán enfrentarse en una misma consola, lo que, sin engañarnos, acabará siendo el punto fuerte del título.

Pero el juego de Capcom ha llegado a un terreno plagado por la competencia. Los antes citados ya han pulido todo lo posible el género y propuesto sus diferentes innovaciones en la jugabilidad, las pistas, los modos extras a parte del principal, etc. y We Love Golf no ha sabido traer nada nuevo consigo, no ha sabido justificar con fuerza su estreno salvo por las posibilidades jugables comentadas en el párrafo anterior y una bonita puesta en escena.

Esto se debe a que We Love Golf presenta un sistema de tiro distinto al que vimos en WiiSports o Pangya. Para empezar, su jugabilidad es más compleja, más abstracta, menos casual por decirlo de algún modo. Requiere pulsar botones, realizar movimientos exageradamente suaves y minuciosos, prestar demasiada atención a lo que interpreta el marcador de potencia más que a nuestro movimiento real, etc.

Bajo el personaje encontramos el clásico medidor de potencia de tiro con una señal circular en un punto concreto, indicando cuál sería el momento exacto en que dejar de inclinar el mando hacia atrás y ejercer el golpe dejándolo caer como si de un péndulo se tratase. Por ello, su jugabilidad pasa a estar demasiado centrada en buscar la máxima precisión y acercamiento posible a ese círculo indicativo, por lo que conviene mantener el pulso, estar cómodo y no hacer ningún tipo de esfuerzo. De ahí que jugar sentado proporcione mejores resultados que ponerse de pie y con el mando en vertical a la altura de la cintura.

Y es que adaptarse a su modo de control nos llevará varios suplicios, pues a veces sus interpretaciones fallan, si nos tiembla un poco el pulso se va todo al garete y fallamos el tiro, hay que medir mucho los tiempos que tardamos en levantar el Wiimote y bajarlo de nuevo, etc. Además, cualquier brusquedad hará que se dispare el medidor de potencia y no serán raros los tiros a un metro del hoyo que acaben mandando la pelota a más de 40 metros por un descuido, resultando bastante frustrante sobre todo en los torneos finales, que ganan en dificultad y exigencia.

Antes de cada lanzamiento podremos practicar con el gatillo B o lanzar directamente manteniendo pulsado A hasta que la bola salga disparada, por lo que, si tenemos los suficientes reflejos, podremos cancelar el disparo a última hora. El golpe se ejerce sin perder de vista el medidor, en el que una especie de Wiimote fantasma subirá hasta donde debemos llegar al inclinarlo para que copiemos su actuación en el tiro real. Por tanto, habrá que levantar la parte trasera del mando hasta un determinado punto y bajarlo rápidamente para que ya se ejecute el tiro en sí.

Como es habitual en el género, We Love Golf tiene un modo de manejo automático, y otro más manual, en el que elegir palos, cámaras, dirección del tiro, etc. Todo se lleva a cabo desde la cruceta, el gatillo B y los botones 1 y 2, que servirán para incluir en el tiro efectos de topspin y backspin. Con la cruceta se moverán, con mucha y acertada libertad, las cámaras, se cambiarán los palos y la dirección del tiro. Su jugabilidad no se presta tanto como sus competidores al público ocasional, aunque todo el mundo, tras un importante rato de práctica, puede llegar a controlarlo medianamente.

Por todo ello se puede decir que We Love Golf aporta poco o nada a un género que empieza a necesitar renovarse en una consola tan funcional y de jugabilidad rápida como Nintendo Wii. La diversión y mecánica arcade que aportaban Wii Sports o Everybody's Golf de PlayStation 3 no están por ningún lado en We Love Golf, pero es que tampoco encontramos la profundidad de la saga Tiger Woods u otros del género más complejos y completos. We Love Golf se queda sólo como correcto en este sentido, y ahora veremos que también en otros...

Como era de esperar, las condiciones climatológicas y naturales como el viento o la arena del suelo marcarán de manera radical cada tiro y actuación de la bola, con unas físicas sobresalientes que otorgan mucho peso a la pelota y solidez a los elementos de los escenarios, como los árboles, el agua y las rocas. También hay lagos, casas, islotes, colinas, palmeras, etc. animados con barcos pirata, castillos, algunos animales, etc. pero no excesivamente poblados de vida.

Gráficamente We Love Golf se muestra sólido, colorido y más bien vistoso. Hay una total ausencia de niebla y, por tanto, muchísima visibilidad del campo, las cámaras se pueden mover con gran libertad y las reacciones de los elementos del escenario ante el viento o el golpe de la bola son correctísimas. Los personajes están bien diseñados y animados, pudiendo personalizarlos levemente o hasta usar los Miis en las partidas multijugador online.

En su apartado sonoro We Love Golf no es ninguna maravilla, y menos si tenemos en cuenta que no está doblado a nuestro idioma, y eso que a través del Wiimote recibiremos, en inglés, ánimos de nuestro entrenador personal y pequeñas recomendaciones. No obstante, sí que está traducido todo el texto de pantalla, facilitándonos los objetivos a realizar, el tutorial para aprender a tirar mejor, los palos, los golpes, los resultados, etc. Las músicas no parecen estar presentes y los efectos de sonido pecan de simples.

Su modo Torneo y Personajes para un jugador son los principales. En ellos disputaremos varias competiciones virtuales contra otros jugadores, subiendo posiciones en una tabla que finalmente supondrá nuestra victoria total. Estos dos modos son los principales porque a través de ellos se desbloquean interesantes extras, como personajes de otras sagas de la propia Capcom que no queremos desvelaros (aunque mirad bien las capturas) debido a su popularidad y sorpresa cuando aparecen...

Pero también hay muchos otros modos, como el Diana, el de los Aros, el modo Entrenamiento, el de Objetivos, etc. Cada uno, manteniendo la misma jugabilidad, propone nuevos retos como pasar la bola por distintos arco iris, dar a objetivos concretos, mejorar nuestra precisión en cada tiro y aprender para qué sirve cada palo de golf, etc. Sin duda, son la alternativa a las modalidades tradicionales, y nos harán pasar unos buenos ratos al menos probándolas.

Se le echan de menos componentes jugables, características interesantes que lo diferencien de los ya existentes en el cuantioso catálogo de la consola. Su apartado técnico también se mantiene como aceptable al igual que la mediocridad en la variedad de campos (que no en su entorno) y situaciones jugables, que propongan hoyos distintos. We Love Golf no propone en ningún momento un balanceo de todo el cuerpo, podemos quedarnos sentados, con una actitud de juego excesivamente pasiva, propiciada por una labor de desarrollo en la jugabilidad semejante.