Warhammer 40.000: Kill Team
Equipo Muerte
Cada contenido descargable que aparece en los bazares descargables esconde tras de sí un objetivo en concreto. A veces es se trata de una obra original, innovadora. Otras, de simples expansiones que buscan aprovechar el tirón de mediático de éste o aquél producto. En ocasiones ni ocurre ni la otra: a veces basta con inventar una licencia cuya afluencia sea paralela al éxito o fracaso de una franquicia reputada. Warhammer se entrega al shooter clásico en este Kill Team. Tan divertido y barato como falto de ingenio.
Warhammer: Kill Team invita a los aficionados a conocer una nueva forma de enfocar la reputada franquicia cambiando la disposición que se ha ofrecido en los últimos años para convertirla en puro frenesí. Kill Team, la última obra apadrinada por THQ, llega al mercado digital con la mirada puesta en ofrecer un buen puñado de motivos para que los seguidores de la franquicia vayan calentando motores hasta que llegue el ansiado momento del debut de Space Marines. El enésimo capítulo de Warhammer 40.000 promete revolucionar las reglas del juego -o establecer unas nuevas, directamente-, pero antes de que su lanzamiento sea una realidad a nivel mundial, el estudio británico ha considerado apropiado darle un pequeño impulso mediante la creación de este peculiar contenido digital.
Kill Team es un shooter al estilo clásico. Un mata-mata tridimensional del corte de Alien Breed o Loaded en el que el usuario toma el rol de un soldado -seleccionable entre varias categorías- que ha de hacer frente a la compleja labor de detener una invasión Orca que se dirige sin prisa pero sin pausa hacia las entrañas de nuestra civilización. El cuadro de Warhammer se convierte aquí en una mera excusa para utilizar una ambientación especial, casada con otra que bebe de las clásicas fuentes del Medievo (por aquello de la selección de especies y leyendas), del que, sin embargo, se extrae gran parte de la mitología que aparece representada en los distintos niveles por los que se compone el convoy enemigo.
La introducción que aparece a los pocos minutos de comenzar a jugar -primero hemos de realizar un desembolso de 800 MP para ello- pone en situación al usuario: la nave Orca ha de ser detenida a toda costa. Sólo un grupo de unidades especiales podrá hacer frente a una situación de tal complejidad. Para ello se envía un pequeño transbordador en una misión suicida que termina con una brutal colisión en el casco de la nave enemiga. No por casualidad -nos negamos a pensar que lo sea-, nuestro transbordador aterriza justamente en la zona más alejada de la sala de máquinas, el lugar hacia donde será menester dirigir nuestros primeros pasos para completar la misión que ha sido asignada. El comandante insiste en la necesidad de erradicar cualquier forma de vida, pero para ello es esencial ir paso a paso: detener la marcha de la nave, parar los motores, descubrir cualquier posible secreto que se encuentre a bordo
La susodicha mecánica es tan sencilla de comprender como el propio argumento: uno o dos jugadores comienzan a disparar en el suelo de una nave a todo bicho viviente que se cruce en su camino. La vista, planteada de forma isométrica, hace pensar en un shooter con poca gana por la innovación, pero nada más lejos de la realidad. A medida que se descubren nuevas localizaciones dentro de la nave, el sistema de cámara toma distintos enfoques para facilitar siempre la perspectiva que mejor cumpla las necesidades de los jugadores. A veces cenital, otras veces a la espalda del héroe: es uno de los elementos más llamativos de este pequeño mundo infestado de distintas clases de orco, a cada cual más temible y mortífero. No obstante, es uno de los pocos logros que se pueden destacar de la parte técnica, como veremos en los párrafos que vienen a continuación.
Cada personaje cuenta con ataques a distancia (controlados a través del stick derecho), así como de lanzamiento de granadas y de un súper-ataque. El cuerpo a cuerpo es una mera anécdota contra la que debemos batallar para evitar perder más energía de la cuenta al hacer frente a un gran número de enemigos, algo que sucede con bastante frecuencia. La pirámide de experiencia nos lleva a descubrir nuevas armas y habilidades para completar las ranuras que nos permiten ampliar la capacidad de nuestros héroes, ya sea mediante un plus de salud o con una regeneración de energía especial que se salga de lo habitual. Esta base se fundamenta en los mismos valores que en cualquier otro shooter, por lo que su uso es más que un debo' que un quiero'.
Esto nos lleva irremediablemente a la sensación de que la monotonía impera en la mayor del recorrido que hemos de realizar en el Modo Historia cuando éste se vive en solitario. Hemos destacado este elemento en algunos de los últimos descargables que han visto la luz, en lo que viene a ser una confirmación de que el cooperativo se ha convertido en uno de los pilares de la industria moderna: en Kill Team, disfrutar de la partida con un amigo se traduce en sacar el doble de rendimiento a las situaciones mundanas que hemos de atravesar constantemente mientras pululamos de un lado a otro de la nave. La mecánica resulta entretenida, pero falta variedad para que se remarque la épica, la sensación de que está sucediendo algo fuera de lo común, de que de nuestro fracaso o acierto depende el futuro de la humanidad. Lo cierto es que no es un elemento que se deba castigar en exceso teniendo en cuenta el modus operandi de las muchas compañías en este sentido cuando se habla de títulos de distribución digital.
A nivel técnico, THQ no se ha complicado la vida a la hora de realizar grandes cambios respecto a la fórmula tradicional. De una forma u otra, este género ha acabado por labrarse una estética propia, donde los personajes y los escenarios combinan a la perfección para generar una ambientación asfixiante, típica de las temáticas de corte espacial. Nadie debe esperar miedo, sustos o escenas que inviten a la reflexión. Aquí sólo importa fundir el stick analógico para conseguir la mayor cantidad de muertes posible, sin olvidar el material oculto que se esconde bajo las toneladas de decorados que podemos volar por los aires con una buena carga de munición. En fin, no se puede criticar la estética del título, que se aprecia a simple vista en las imágenes adjuntas al texto, pero muy en la línea general del producto, ni sorprende ni ofrece nada que no hayamos visto ya un centenar de ocasiones en el pasado.
Correcto
No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.