War of the Roses
- PlataformaPC8
- GéneroAcción
- DesarrolladorFatshark
- Lanzamiento02/10/2012
- TextoInglés
- EditorParadox Interactive
War of the Roses
Lo nuevo de Paradox Interactive vuelve a repetir ambiente medieval, aunque en esta ocasión nos centraremos en un conflicto muy concreto: La Guerra de las Dos Rosas, una de las fuentes de inspiración de Juego de Tronos. Con el enfrentamiento entre los Lancaster y los York, como trasfondo, la compañía nos presenta un multijugador de acción en tercera persona, con el que dar rienda suelta a nuestros más salvajes instintos medievales. Defiende el derecho al trono de una de las dos familias, y no dejes a ningún enemigo con vida durante el camino.
Un año después de que tuviésemos oportunidad de presentaros toda la información sobre su nuevo proyecto, Paradox Interactive y Fatshark estrenan War of the Roses. Aunque a los ingleses les sonará mucho más familiar que a nosotros, La Guerra de las Dos Rosas no es un evento desconocido para aquellos que suelan disfrutar de títulos de estrategia medieval ambientados en Europa. El enfrentamiento entre las dos casas aspirantes al trono, puesto que ambas descendían de los Plantagenet, fue uno de los hitos que marcó el final de la Edad Media y el inicio del Renacimiento en Inglaterra. Incluso, aunque no seamos unos amantes de la historia europea, seguro que cualquier amante de la lectura es capaz de sacar las distintas similitudes entre las casas Lancaster o Yok, y las más conocidas de la saga Canción de Hielo y Fuego: Lannister y Stark. Desde luego, una buena forma de aprovechar la atención que últimamente recae sobra la obra de George R. R. Martin, sin incurrir en ningún tipo de sospecha de copia o plagio. Al fin y al cabo, el mismo autor ha reconocido que La Guerra de las Dos Rosas fue una de las bases sobre las que empezó a desarrollar las novelas de las que hablamos.
Ya avisábamos en el inicio del análisis que no nos encontramos ante un nuevo título de estrategia. War of the Roses es un juego de acción multijugador, concebido para que hasta 64 usuarios se encuentren en distintos campos de batalla, armados con el instrumental típico de la época. Sin embargo, no nos engañemos, que nadie piense que matar con una espada es tan sencillo como parece en las películas, ni que los combates son rápidos y desenfrenados, con miles de choques de metal y chispas saliendo por todas partes. Hablamos de guerreros protegidos bajo kilos de cuero y acero, portando pesadas armas de metal, en una época en la que los combates no se vencen tanto por la rapidez, como por la precisión de los golpes, la resistencia a la fatiga y la esquiva de los envites del oponente... Una época en la que los arcos no son rifles de francotirador, cosas de la física, ni las ballestas funcionan como escopetas de perdigón. Nos encontramos en un tiempo en el que la guerra era un oficio de caballeros entrenados en el arte de matar desde niños, ya fuese por su fe o por su señor feudal. En sus manos expertas, cualquiera de las armas anteriores multiplicaba su tasa de mortalidad.
Antes de empezar a jugar, tendremos la oportunidad de configurar nuestro aspecto. No de una forma tradicional, puesto que en War of the Roses no crearemos personajes, pero sí que podremos personalizar el escudo de armas que queremos mostrar en nuestros jubones y escudos. Para ello, disponemos de un editor bastante completo, que nos permitirá un amplio abanico de opciones, siguiendo con las pautas tradicionales de la heráldica medieval. Existen cuatro elementos elegir: partición, primario, armas y cresta. Las dos primeras nos sirven para seleccionar el esquema de color que tendrá el escudo, mientras que la tercera hace referencia a los símbolos que aparecerán dibujados en él, y la última se utiliza para los copetes de los yelmos y los penachos de los guerreros más nobles. La personalización se hará evidente en cada uno de los tipos de soldados que podemos seleccionar durante las partidas, alterando sus blasones y algunos elementos concretos de su apariencia, de manera que tengamos cierta sensación de individualidad. Nada más lejos de la verdad, puesto que seremos hombres entrenados para matar, no héroes preparados para rescatar doncellas y ajusticiar dragones.
En este punto, todos querremos lanzarnos sin pausa al campo de batalla, dispuestos a repartir mandobles por doquier. Sin embargo, para los más cautos y prudentes, los desarrolladores han tenido a bien preparar un entrenamiento previo. Os recomendamos haceros con un par de encuentros en modo local, antes de saltar a los servidores multijugador, en los que la práctica será un poco más complicada. Sobre todo, es bastante importante que adquiramos cierta soltura en el manejo de las armas, cuyo funcionamiento puede resultar un poco menos intuitivo de lo que pensamos, aunque al final nos damos cuenta de que siguen toda la lógica del mundo. Es importante entender que War of the Roses no usa un sistema de precisión automática: el golpe irá dirigido hacia donde estemos apuntando, aunque eso implique dar un sablazo a 3 centímetros del oponente. Si alguno de los presentes ha probado Mount & Blade, se encontrará con un sistema muy similar, aunque podríamos decir que bastante mejorado. Lo mismo ocurre con las flechas, que antes de trazar una línea recta entre nosotros y el enemigo, caerán al suelo por culpa de la gravedad, por lo que es necesario disparar formando una parábola.
Los controles son bastante simples, alternando teclado y ratón de la forma habitual. La combinación WASD nos servirá para movernos, mientras que el ratón hará lo propio para orientarnos. El botón izquierdo lanzará los ataques, y el derecho dependerá del arma que portemos. Si llevamos una combinación de arma y escudo, el botón derecho lo interpondrá entre el enemigo y nosotros. Si se trata de un arma a dos manos o no llevamos escudo, servirá para intentar para el golpe usando el armamento disponible. Si llevamos armas de proyectil, entraremos en el modo de precisión para disparar. Si es necesario recargar, el botón derecho será el iniciador de ese proceso. Por otro lado, saltaremos usando la barra espaciadora y nos agacharemos utilizando Control. Con la E podremos activar ciertas acciones, como subir por una escalera de mano o socorrer a un compañero. La B se utiliza para aplicar vendajes en nuestras heridas, a riesgo de quedar expuestos unos instantes. Con la F intentaremos placar al enemigo. Si se trata de una tropa montada, con la C llamaremos a nuestra montura y con Mayúsculas emprenderemos una carga, si vamos a caballo. Sin contar con las opciones de chat, por supuesto.
Existen diversos mapas con distintas configuraciones de escenario, ambientados en batallas históricas de La Guerra de las Dos Rosas y nombrados como tales, siempre enfrentando a la casa de Lancaster contra la de York, identificadas por sus correspondientes rosas como blasón. Sin embargo, en lo que a modos de juego se refiere, de momento solamente existen dos opciones básicas: la tradicional lucha a muerte entre equipos y las partidas de conquista. En las primeras tendremos que eliminar a cuantos oponentes podamos, mientras el contador de sus tropas desciende e intentamos que el nuestro no haga lo mismo. En las segundas, veremos que en el mapa se erigen algunos puntos estratégicos que es necesario controlar para hacerse con la victoria. Sin embargo, la mayor diferencia de juego no se produce en la elección del escenario y tipo de partida, si no como consecuencia del propio avance de la contienda. La evolución del combate nos dejará ver momentos más adecuados para adoptar ciertas tácticas o escoger cierto tipo de soldado, acción que podremos hacer siempre que seamos eliminados y tengamos que resurgir en una de las zonas de inicio de nuestro bando.
Una vez dentro, dispondremos de distintos perfiles que se irán desbloqueando conforme ganemos experiencia dentro del juego. Comenzaremos nuestras andanzas como Ballestero, y es importante resaltar que la ballesta es un arma de recarga muy lenta... demasiado. Durante todo el tiempo que tardemos en insertar un nuevo pivote, estaremos indefensos ante cualquier ataque. En la recarga, observaremos que el punto de mira se transforma en una ruleta roja con unos pocos engranajes, que va girando hasta dar una vuelta completa. Si conseguimos pulsar el botón izquierdo del ratón en el instante exacto, podremos acelerar un poco el proceso de recarga. Como todas las tropas de proyectil, el Ballestero puede desenfundar una espada si las cosas se ponen demasiado tensas, y los enemigos no son capaces de respetar una distancia mínima para dejarnos llevar a cabo nuestro trabajo sin presiones. El siguiente perfil que se desbloqueará, será el de Soldado de a pie, con el que tendremos alguna oportunidad más en las distancias cortas.
Si seguimos avanzando, podremos empezar a utilizar al Arquero. Su uso es parecido al Ballestero, salvo que el tiempo de recarga es considerablemente menor, aunque la precisión de los disparos se ve mucho más afectada por las leyes físicas. En distancias cortas, las flechas respetarán su trayectoria, pero si queremos acertar a un enemigo lejano es preferible apuntar por encima de su posición, confiando en que la parábola trazada acabe directamente entre sus cejas. A continuación, tendremos la oportunidad de empezar a usar al Caballero a pie, que porta una alabarda y una espada, además de una armadura bastante mejor forjada que la del Soldado. Sus golpes son más lentos, pero demoledores. Durante las primeras partidas, debemos familiarizarnos lo más posible con cada uno de los cuatro perfiles iniciales, puesto que serán la base para todas las configuraciones posteriores. Además, aunque nos guste centrarnos en un estilo concreto de juego, distintas fases de las batallas pueden requerir acercamientos distintos, y no estará de más el tener ciertas nociones sobre disparar una ballesta o empuñar una alabarda. Los perfiles iniciales marcan perfectamente la curva de aprendizaje.
Los golpes se dirigen ayudados con el ratón, y adecuarse al sistema requiere cierta experiencia. Además, los ataques no pueden encadenarse de forma continuada, puesto que volver a la posición de ataque puede llevarnos un par de segundos desde el último golpe, dejando tiempo de sobra al enemigo para impactarnos. La defensa también es dirigida, de forma que tendremos que adecuarnos al movimieto de ataque de nuestro oponente. En el cuerpo a cuerpo, la combinación de paradas y ataques es fundamental. Otro aspecto importante es la colaboración, y es que War of the Roses no es un título pensado para jugadores que quieran hacerse los héroes. Los enfrentamientos se vuelven extremadamente complicados cuando nos superan en número, puesto que parar los ataques de dos adversarios simultáneos es extremadamente arduo. Es mejor agruparse en pequeños grupos, opción disponible automáticamente en el juego, y aunar fuerzas con nuestros compañeros de equipo. De otra manera, es perfectamente posible que acabemos derrotados en muchas ocasiones. Un beneficio adicional, puesto que si hemos caído pero no hemos sido rematados aún, un compañero podrá atendernos para devolvernos a la acción automáticamente.
Durante las batallas conseguiremos experiencia y monedas, tanto a la hora de matar a un enemigo como con otras acciones. Se ganan puntos con cada golpe que impacte en su objetivo, obteniendo una cantidad igual a la salud arrebatada al oponente. También seremos recompensados si participamos en la derrota de un soldado del bando contrario, o si damos el golpe de gracia a un enemigo caído. Esto sucede porque en War of the Roses, al caer, no moriremos automáticamente. Tras esperar unos pocos segundos, podremos ser socorridos por algún compañero y continuar como si nada hubiera ocurrido, o suplicar por nuestra vida y volver a la zona de despliegue. Sin embargo, si un enemigo nos asesta un golpe final durante ese tiempo, pasaremos directamente a resurgir en el campo de batalla, y el oponente se apuntará unos cuantos puntos de experiencia y monedas adicionales. Por ello, también es importante saber cuando darnos por vencidos y morir con cierta dignidad aunque sea llorando por nuestra vida, o esperar pacientemente y ser ayudados por un compañero. Por el lado de los que aún se mantienen en pie, también es interesante fijarse en quién necesita ayuda para volver a luchar.
No existen más que los cuatro perfiles básicos, y las opciones posteriores deben configurarse como personalizaciones a partir de las iniciales. En los niveles de experiencia 4, 8, 11 y 14 respectivamente, desbloquearemos espacios para guardar nuestras propias alteraciones de los perfiles básicos, de forma que podamos acceder a ellas rápidamente. Para ello, invertiremos monedas en obtener nuevas opciones armamentísticas, de protección, monturas y habilidades que nos sirvan de ventaja contra los enemigos. Hay una buena variedad de armas: espadas a dos manos, ballestas, hachas, ... Para ciertas elementos podemos escoger el material, filo, empuñadura e incluso nuevos estilos de lucha. Además, algunas habilidades son requisito indispensable para portar ciertas armas o equipo, como corceles y proyectiles. La variedad es realmente enorme, y es algo que se agradece, porque es aquí donde los jugadores pueden perfeccionar su estilo de juego, creando diversas alternativas conforme se suba de nivel y se obtengan monedas.
Salvo por algún 'bug' eventual a nivel gráfico, como armas que desaparecen o enemigos por el aire, el juego se comporta perfectamente. De hecho, el apartado gráfico de War of the Roses resulta atractivo, y sus requisitos ya nos avisan de que el equipo no descansará demasiado. Los escenarios están muy bien representados, y los elementos que aparecen nos permiten pensar en diversas estrategias para la batalla. Podemos intentar sorprender al enemigo desde detrás de unos edificios, o subirnos a lo alto de una muralla para disparar flechas a los invasores. En lo que a personajes se refiere, los modelados y las animaciones son más que correctos, así como la modificación que producen nuestras personalizaciones en los mismos. De esta manera, los blasones de cada jugador son perfectamente perceptibles en sus representaciones, y las distintas opciones de equipo no dejan lugar a dudas. Uno de los aspectos más atractivos, en lo visual, son las animaciones de los golpes finales. Y no nos referimos únicamente a la satisfacción de cortar el gaznate de un soldado enemigo, porque también existen la vista opuesta en caso de que seamos nosotros los derrotados. Efectivamente, podremos ver a través de los ojos de nuestro personaje, el instante justo en el que a hierro muere. Respecto al sonido, adecuado tanto en efectos como en melodías, predominantemente épicas y perfectamente elegidas.
Existen servidores muy variados, en función de idioma y tipo de partida. Actualmente es muy sencillo encontrar un buen número de jugadores en cualquiera de ellos, de manera que no hay problemas para disfrutar de una buena batalla si queremos. El rendimiento es bastante regular, salvo por los momentos en los que una cantidad inusitada de combatientes coincide en un mismo momento. Por supuesto, es de esperar que estos problemas se vayan solucionando conforme evolucione el juego, y sus responsables sean capaces de escalar los recursos a las necesidades demostradas por los usuarios. Aún con esos pocos problemas, las partidas resultan trepidantes, y realmente adictivas. Mientras se mantenga una filosofía bien alejada del "Pay to Win", y Paradox Interactive no se vea tentada a la hora de introducir opciones de pago, los combates seguirán siendo relativamente igualados, contando mucho más la pericia y habilidad propia que las opciones de equipamiento y la experiencia del perfil.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.