Quien mucho abarca...

Aunque no lo parezca, ya está entre nosotros el llamado a ser "primer MMORPG de nueva generación". Y decimos que no lo parece, porque no se ha distribuido comercialmente en nuestro país, en una lamentable decisión que ha dejado al mercado español ajeno al lanzamiento de un juego por el que llevamos años suspirando. Aún así, nosotros ya hemos profundizado con la versión UK del mismo, y esta es nuestra valoración de la superproducción de Sigil.

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Hasta el pasado mes de mayo era Microsoft la encargada de financiar un proyecto que en pleno E3 de Los Ángeles pasó a engrosar las filas de MMORPG's que tiene SOE en su haber. Una noticia no del todo bien recibida por parte de la comunidad, pues tras la carnicería que hizo la compañía con el gran Star Wars Galaxies, su popularidad cayó en picado. Aún así, dicha decisión ha ayudado sin lugar a dudas al juego, pues Microsoft presionaba a Sigil para un lanzamiento prematuro durante el pasado verano. Ni nos queremos imaginar qué hubiera sido de Vanguard de haberse publicado hace más de medio año...

Así pues, y como decíamos antes, Vanguard ha intentado integrar en un solo mundo "lo mejor de lo mejor". La idea era que los jugadores tuvieran a su alcance una progresión profunda como en Everquest, un sistema de quest y una interfaz sencilla y efectiva como World of Warcraft, y la posibilidad de crecer como 'crafteadores' y encontrar en esa rama tantas posibilidades como en la faceta aventurera del juego, tal y como sucedía en Star Wars Galaxies. ¿Lo ha logrado? ¿Es Vanguard: Saga of Heroes el MMORPG que satisfacerá a los desterrados de SWG y Ultima Online? ¿Ha encontrado finalmente World of Warcraft un rival a su altura? Acompañadnos a descubrir el inmenso mundo de Telon...

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Esta es la duda que nos queda tras haber recorrido durante horas buena parte de las islas que componen el mundo de Telon. Sigil parece haber ido más allá de lo que era estrictamente necesario desde un punto de vista que favorezca la diversión. Vanguard es un juego bello, artísticamente muy rico, y posiblemente su mundo sea el más realista que haya habido nunca en un MMORPG. Sin embargo, tantos logros no funcionan como deberían.

De entrada, nos encontramos con el nefasto rendimiento de un motor gráfico -basado en el 'engine' de Unreal- que en sólo dos meses ha demostrado ser incapaz de valer para un juego de semejantes características. Pocas veces nos habíamos encontrado con un juego cuyo rendimiento fuera tan lamentable incluso en los equipos más potentes. Los responsables del tan criticado Everquest 2, deben sonreír ahora al acordarse del día que decidieron diseñar su juego en zonas con cargas intermedias.

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Aún así, y tal y como podéis comprobar con las capturas que ilustran este análisis, artísticamente Vanguard es una delicia. Aunque sin llegar a las cotas de calidad de juegos 'offline' como Oblivion o Gothic 3, el diseño de cada pueblo, cada valle y cada montaña de Telon, es espectacular. Cada isla luce una ambientación particular, llevándose la palma Kojan y su marcado estilo oriental. El juego hace uso de las más avanzadas posibilidades de las tarjetas gráficas, así que Sigil no ha reparado en gastos al dotar a su juego de todo tipo de 'shaders', mapping, luces dinámicas, e infinidad de efectos y distorsiones varias para los hechizos, el agua, y en general todo elemento de Telon. Mención especial a la distorsión de atmósfera que difumina la lejanía, el mismo que se aplicó a Gothic 3, y que da un toque si cabe aún más fantástico y mágico a todo el entorno. Gráficamente, y dentro del género, se podría decir que Vanguard no tiene rival.

Sin embargo, ha querido Sigil hacer un mundo tan realista, que le ha acabado saliendo el tiro por la culata. Y es que Telon se nos antoja demasiado grande, o en su defecto, demasiado vacío. Las ciudades son espectaculares, sí, pero entre una y otra hay largos caminos de casi "nada". La exploración es sin lugar a dudas uno de los elementos más importantes en un MMORPG, pero Sigil ha diseñado un mundo que a la larga puede resultar tedioso.

Uno de los mayores hándicaps de Vanguard: Saga of Heroes es la carencia de historia que de un sentido a nuestra progresión dentro del juego. Cierto es que, al final, y por muy complejo que sea el argumento, en este tipo de juegos todo acaba limitándose a subir de nivel para acabar con un enemigo cada vez más fuerte, pero es que en Telon uno tiene la sensación de nacer para subir de nivel, y punto. Hay muchas razas (Humanos, Enanos, Halflings, Altos Elfos, Vulmane, Bárbaros, Medio gigantes, Elfos del bosque, Medio elfos, Orcos, Goblins, Rakis, Gnomos, Elfos oscuros, Kuras y Mordebis), sí, muchas clases (hasta un total de 15) y también 3 facciones (Thestra, Kojan y Qalia), pero ni rastro de conflictos entre ellas, guerras, sucesos históricos a destacar... Debería haberse cuidado un poco más el 'background' del juego, pues el jugador acaba por tener la sensación de ser un mero testigo de un mundo en el que nunca pasa nada, en lugar de un guerrero que se prepara para la cruda batalla entre dos clanes separados por años de disputas.

Vayamos por pasos. Objetivamente hablando, no hay en el mercado MMORPG más completo y con más posibilidades que Vanguard. Si algo ha logrado Sigil, es crear un mundo en el que el jugador tiene la libertad absoluta de evolucionar como guste, y de hacer lo que le venga en gana en todo momento. En Telon, un personaje puede crecer como aventurero, como artesano (incluida la recolección de materiales y la posterior elaboración de bienes) y como diplomático, y por lo tanto, la experiencia jugable cambia radicalmente dependiendo de lo que estemos haciendo.

Y es que, al haber querido hacer un juego enfocado al experto en MMORPG's, Vanguard tiende a hacer difíciles (en parte, por la falta de ayuda y de tutoriales que uno se encuentra por el juego) acciones que deberían ser de lo más sencillas. El sistema de artesanía, por ejemplo, parece estar más enfocado a castigar el error que a premiar al jugador. Crear un objeto es un complejo proceso dividido en varias fases en las que prácticamente no podemos cometer ni un sólo fallo. Tenemos una cantidad de puntos para emplear, y para superar cada fase realizamos acciones que cuestan una parte de esos puntos. El objetivo es acabar el objeto antes de agotar esa reserva de puntos, pues de no ser así, perdemos todos los materiales que hayamos ido empleando durante el proceso de creación.

Tras muchos intentos, acabar de crear nuestro primer objeto es muy gratificante, sin duda, pero a la larga, uno puede acabar cansándose de tener que perder tiempo y materiales por intentar hacer un mísero martillo. Sin embargo, los que disfruten con este sistema encontrarán en Vanguard la gallina de los huevos de oro, pues se pueden llegar a crear todo tipo de objetos, desde armas a armaduras, pasando incluso por casas (en las que vivir, al más puro estilo Star Wars Galaxies) y barcos, que podemos usar posteriormente para navegar por los mares de Telon. Pocos MMORPG hay en el mercado que den tanta importancia al 'crafteo'.

Dejando de lado el 'crafteo', la progresión de un aventurero es bastante similar a la de los demás MMORPG's. Se van subiendo niveles, se aprenden nuevas habilidades en los entrenadores, se lucha pulsando habilidades que tenemos repartidas en una barra de nuestra interfaz, y se venden los objetos que encontramos en una casa de apuestas muy similar a la de EQ2. El estilo de quests es idéntico al de cualquier otro MMORPG. Matamos a 'X' enemigos, saqueamos 'X' objetos que caen al matar a un enemigo, o sencillamente hacemos recaditos de un NPC a otro. Desde luego, el concepto de "nueva generación" se ha pasado por alto en este apartado del juego, que poco innova con respecto a todo lo que se ha visto ya innumerables veces (y que sólo Age of Conan parece querer revolucionar de verdad).

Para el sistema de diplomacia, nunca implementado antes en un MMORPG, se ha desarrollado un curioso juego de cartas con el que vamos alterando el estado de ánimo de los NPC's. Un original sistema que da mucho juego a la gente que disfruta roleando, pero que se hace pesado para el resto de jugadores por dos claros motivos: la ingente cantidad de texto a leer en cada conversación, y que éste esté en inglés. Aún así, hay que reconocerle a Vanguard haber sido el primero en intentar trasladar al género de los MMORPG una idea aplicada hasta hoy únicamente en juegos de rol para un sólo jugador, y que sin lugar a dudas se imitará y perfeccionará en próximos juegos de rol masivos online.

Como en los MMORPG de antaño, subir a nivel máximo es una gesta. Hasta nivel 10 es sencillo acumular experiencia a base de completar quests y matar enemigos, pero a partir de entonces la cantidad de experiencia necesaria para subir un nivel se multiplica, el número de quests desciende, y los enemigos son cada vez más difíciles de derrotar. Y sí, morir en Vanguard implica perder experiencia, y por lo tanto, horas de trabajo. Lo que acaba derivando al 'grindeo' en grupo, amado por unos, y odiado por otros. Pese a que en ningún momento dejamos de encontrarnos con quests que hacer, no hay un camino de zonas a seguir tan marcado como en World of Warcraft, y en más de una ocasión nos encontramos sin saber qué hacer, sin un objetivo claro, más allá del de, como decíamos antes, subir de nivel "porque sí". La falta de argumento y la costosa progresión, hacen de Vanguard un juego no enfocado para alguien sin el suficiente tiempo libre como para dedicarle horas diarias a su personaje.

Pese a la cantidad de defectos que un jugador 'casual' encontraría en Vanguard, una cosa está clara: en teoría, y teniendo en cuenta todo lo que hemos comentado del juego hasta ahora, el jugador 'hardcore' debería encontrar en Vanguard su MMORPG soñado, ¿no?. Pues lo cierto es que, con el tiempo, Vanguard bien podría convertirse en el mejor y más complejo MMORPG del mercado, pero a día de hoy, eso no es así. ¿Que por qué? Por la ingente y descomunal cantidad de bugs que tiene el juego, y que ponen aún más barreras a todo aquél que simplemente quiere divertirse con el juego.

Hemos jugado a muchos MMORPG's lanzados al mercado en un estado prematuro durante los últimos años (de hecho somos los propios amantes del género los que tendimos a aceptar que eso suceda, cuando no debería ser así), pero jamás habíamos visto un despropósito semejante como lo que ha sucedido con Vanguard. Tras un larguísimo desarrollo, Sigil se vio obligada a poner a la venta a Vanguard tras un corto periodo de beta pública, cuando era evidente que el juego no estaba acabado. Los costes de producción empezaban ya a ser demasiado altos como para seguir sin desarrollando sin recibir ingresos durante muchos meses más, y por ese motivo, se lanzó el juego el pasado mes de enero, en un estado de pura beta.

La lista de bugs que nos hemos encontrado nosotros, no es corta: entrar en el juego un día después y encontrar a nuestro personaje con dos niveles menos, que el enemigo al que estamos atacando se meta bajo tierra y no salga hasta matarnos, que desaparezcan elementos del escenario tales como un puente o NPC's, los clásicos cuelgues del cliente del juego, o incluso, que el servidor sea incapaz de guardar el diseño de nuestro personaje y que cada vez que entramos al juego modifique sus atributos físicos (éste se lleva la palma)... Los hay a cientos, y resulta muy difícil sentirse parte de un mundo que se rompe cada dos por tres.