Valhalla Knights

Antes de que todo juego de rol estuviera obligado a tener una historia épica, unos gráficos de ensueño, libertad inusitada, cientos de PNJs… , antes de todo eso, un juego de rol computerizados no se definía por su historia o por la posibilidad de 'rolear' el personaje, sino que era denominado así por tener un sistema y una mecánica inmediatamente similar a la de los juegos de rol de mesa: un sistema rígido de normas alimentado por el factor aleatorio de los dados. Nada de grandes paisajes frondosos que recorrer a caballo, el lugar donde se forjaban los aventureros de verdad eran en húmedas y monótonas mazmorras en el que el primer reto era saber si la dirección era la adecuada y donde la supervivencia estaba lejos de estar garantizada.

Eran, sí, juegos tediosos en cierto sentido, sólo aptos para jugadores pacientes con muchas horas por delante, dedicadas a entender los complejos sistemas para personalizar tu personaje y tu grupo. También resultaban muy satisfactorios en medida que tu grupo se iba haciendo más poderoso y los haraposos personajes iniciales, que tenían problemas hasta con las ratas, empezaban a medirse con poderosas criaturas, bien equipado con objetos mágicos y poderosos hechizos.

Los 'dungeon crawlers', prácticamente género en sí mismo, son la rama dentro de la familia de los RPGs que siguen esa tónica. Un personaje o grupo, una enorme mazmorra y cientos de opciones disponibles para evolucionarlos y equiparlos a medida que se adentraban en las profundidades del lugar. Valhalla Knighs forma parte de esta familia, siguiendo al pie de la letra las virtudes y defectos habituales del mismo, aunque con sus propias ideas.

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Se trata de un juego que requiere un buen número de horas para completarlo y que ofrece una gran variedad de alternativas de equipamiento, clases, conjuros y tácticas. Aquellos a los que les encante jugar con los sistemas de evolución de los personajes y equiparlos adecuadamente, disfrutarán mucho de ciertos aspectos de este título, aquellos que busquen historias desarrolladas, bucólicos entornos o que simplemente no tengan tiempo para avanzar en un juego particularmente complicado, no tienen nada que buscar en Valhalla Knights.

De hecho, la historia es uno de los puntos débiles del juego, simplemente es una excusa para lanzarte a la aventura, repleta de tópicos comos los del 'protagonista amnésico', que es algo que definitivamente debería dejar de utilizarse tan frecuentemente. Los diálogos son poco interesantes y la trama apenas se desarrolla, aunque en ningún momento se sale de su lugar ni se interpone en lo que es el verdadero propósito de este juego que el combate y la exploración.

Gráficos y audio

El estudio japonés K2 ha hecho un trabajo más que aceptable con el motor gráfico de este título. Lo que más destaca desde el comienzo son los propios personajes: grandes, correctamente detallados y con una animación funcional. Las distintas razas presentes en este mundo cuentan con un diseño tópico pero atractivo. Sin embargo, lo más destacable de los personajes es que reflejan el equipamiento que llevan en todo momento, por lo que las piezas de armadura y las armas no sólo cuentan por sus estadísticas, sino que también se muestranen pantalla -puede parecer una tontería, pero es un aspecto que motiva a veces tanto como las propias estadísticas de los objetos-.

Los escenarios son correctos e incluso agradables en algunos momentos, aunque suelen ser en entornos cerrados y pecan muchas veces de planos y vacíos. De vez en cuando aparece alguna zona en la que se ha puesto algo más atención, e incluso los desarrolladores se han permitido incluir 'lujos' como algunas superficies reflectantes en lugares determinados. Está lejos de lo que puede hacer la portátil de Sony en cuanto a riqueza de texturas y detalles, pero se ha hecho un trabajo muy decente.

También merece la pena detenerse en los monstruos y los combates. Los enemigos a lo largo de las grandes mazmorras por delante presentan un aspecto sólido e incluso a veces inspirados, aunque la mayoría de las ocasiones son copias más o menos convencionales de monstruos bien conocidos, como slimes, zombies, vampiros y dragones, por poner unos ejemplos fáciles de reconocer. Las batallas son más vistosas, ya que pueden componerse de los seis miembros de tu grupo más una considerable cantidad de criaturas, sumando además diferentes hechizos, efectos y golpes especiales. Esas escenas componen algunos de los momentos más vistosos de este título.

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Desgraciadamente, el apartado sonoro no es tan sólido como el gráfico. La banda sonora es ciertamente pobre y no añade personalidad o emoción al juego. Sólo son las típicas melodías de acompañamiento que de tanto escucharse se acaban volviendo deleznables, ya que su calidad no las hace merecedoras de estar escuchándolas durante tanto tiempo.

Jugabilidad

Hay muchos aspectos que merecen comentarse sobre la mecánica de juego de Valhalla Knights y como ésta contribuye a crear un título que puede ser muy entretenido para ciertos tipo de jugadores. Uno de esos aspectos es un sistema de clases que funciona muy bien y permite una gran libertad a la hora de crear personajes a medida. Cada personaje puede elegir una clase primaria y dos secundarias. Sólo la primaria crece y proporciona aumentos de atributos con la subida de un nivel, pero es posible intercambiarlas, por lo que un mago de nivel 10, puede pasar a ser un guerrero de nivel 1, pero mantiene sus habilidades de mago, creando una clase híbrida.

Los atributos son los habituales (Fuerza, Inteligencia, Vitalidad…) y aumentan tanto en proporción de la raza elegida, su sexo y la clase primaria, por lo que un Elfo Mago recibirá aumentos de inteligencia en cada subida de nivel, tanto por ser mago como por ser elfo. En un principio las clases se dividen en: Guerrero, Clérigo, Mago y Ladrón; pero posteriormente se liberan otras clases como Caballero, Samurai, Ninja or Arher, lo que conforma un amplio abanico de posibilidades donde elegir.

Una vez en la mazmorras, aparece una interesante dinámica que funciona muy bien para este título. Los monstruos son visibles en el escenario y tienen un radio de visión; si ven al personaje se lanzan contra él, pero incluso así es posible escapar. El botón de cuadrado permite pasar a un modo sigiloso, que hace que sea más difícil que los enemigos detecten la presencia; esto permite controlar en gran medida cuándo se quiere combatir y cuándo se quiere pasar de largo o esquivar enemigos, lo que viene muy bien para escapar o para pasar zonas ya visitadas.

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Todo funciona en tiempo real, incluso es posible atacar a los enemigos por los lados o la espalda si se encuentran desprevenidos, lo que constituye ventajas visibles en el combate en sí mismo -y viceversa-. En la pantalla de combate y en tiempo real. el jugador puede controlar a un personaje, mientras que los demás reaccionan por inteligencia artificial y de acuerdo con ciertos patrones que se pueden marcar previamente. La I.A aliada funciona de forma fantástica y responde de manera sorprendente a las situaciones de batalla, aunque siempre es posible tomar el control directo de un personaje en cuestión para hacer acciones efectivas. El sistema de combate es por tanto muy dinámico y entretenido, aunque un poco caótico en ciertas situaciones.

El equipamiento resulta crucial a lo largo de la partida, especialmente las piezas que otorgan resistencia contra estados determinados, ya que las criaturas pronto comienzan a realizar ataques que tienen efectos secundarios, lo que combinado con la velocidad de muchos combates, hace que sea muy fácil meterse en situaciones comprometidas. De hecho el juego es todo menos fácil, y contiene fases de una dificultad muy elevada -por ejemplo, los comienzos pueden ser realmente problemáticos si no se elige adecuadamente el primer miembro de tu grupo, ya que contratar a los miembros de tu grupo resulta extremadamente caro.

Pero aunque todo eso resultan aspectos positivos, son aspectos muy centrados en un tipo concreto y reducido de jugador. La mecánica de combate funciona, y funciona bien, pero a lo largo del juego hay muchas fases tediosas en las que hay que combatir de forma incansable para poder subir de nivel. Además, la situación de los portales de teletrnasporte obligan en muchas ocasiones a que el jugador tenga que recorrer múltiples veces las mismas zonas ida y vuelta, lo que a la larga provoca un descenso importante en la capacidad de entretenimiento del juego. Hay también unas 40 misiones que se pueden tomar en el pueblo, pero son secundarias y añaden bien poco a la tónica general del juego, hasta el punto de que se pueden ignorar tranquilamente.

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