Un auténtico Troll

Los juegos infantiles están cambiando. Nada que ver con los que las compañías desarrolladoras nos ofrecían hace ya muchos años en los que un título que recibía el apelativo de 'infantil' se centraba en mundos fantásticos, coloristas, de criaturas dispares, basados en su mayoría en series de animación destinadas a los más pequeños de la casa. Si dichas series cambian, los juegos lo harán también por necesidad.

Trollz: Hair Affairs - melenas a la Moda - es probablemente uno de los peores juegos de GBA disponibles en el mercado. Esta afirmación puede sonar muy rotunda, quizás incluso exagerada. Sin embargo, es la única forma de describir un cartucho cuyas cualidades técnicas son muy, muy escasas y que encima presenta un planteamiento digno de marca de moda; no simple, sino simplista, absurdo, ridículo, y así podríamos mencionar cien apelativos despectivos más quedándonos cortos.

Chicaaaas...

Basada en una popular serie de televisión, Trollz nos ofrece un mundo repleto de gnomos, dragones, ogros y demás criaturas en el que destacan cinco jóvenes chicas que unidas superan todos los problemas referentes al crecimiento de un adolescente. La ciudad de Trollzopolis, donde transcurre la historia de la serie de animación, es una réplica de los modernos pueblos americanos en los que los chicos se pasean en sus flamantes coches y las chicas son cheerleaders o desean serlo. En otras palabras; la típica ambientación de película llevada a una serie de poco seso.

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Las cinco 'bellezas Trollz', Ruby, Amethyst, Shapire, Topaz y Onyx, protagonizan todo tipo de aventuras y desencantos, se ven inmersas en todo tipo de problemas usualmente causados por amores fallidos, chicos que no están a la última, o incluso por no conseguir algún objeto deseado. Entre ellas discuten temas de candente actualidad como qué peinado o ropa llevar a tal o cual fiesta, qué chico es el más guapo o cómo han ido los últimos exámenes en el colegio.

Son - desgraciadamente - el estereotipo perfecto de algunas niñas (y niños) que, dejándose llevar por los anuncios publicitarios y las modas, han perdido el concepto de lo que 'importa' y lo meramente superficial.

Mini¿juegos?

El cartucho gira entorno a las cinco Trollz y a sus quehaceres diarios en forma de minijuego. Al comenzar la aventura obtendremos información sobre la página web oficial en la que podremos acceder a algunas claves para desbloquear los minijuegos y algunos extras. El comienzo sorprende, no es habitual encontrar un cartucho en el que antes de entrar en materia nos venden una web oficial para encontrar todo tipo de datos sobre la serie. Sea como fuere, a continuación del spot publicitario elegiremos la dificultad del juego y el idioma, entre los que, por cierto, no se encuentra el castellano.

Tenemos a nuestra disposición dos modos de juego, uno centrado en la historia y otro, denominado 'Boom Room', en el que podremos acceder a los minijuegos a medida que los vayamos desbloqueando en el modo principal sin necesidad de repetir la trama. Comenzaremos en el cuarto de una de las Trollz, Ruby, que tras tener un sueño extraño recibe la llamada de una de sus amigas. Al final, las cinco acaban en conferencia charlando sobre los últimos y emocionantes sucesos de su vida.

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Las escenas tienen un aspecto muy parco, coloristas aunque carente de detalles significativos. No existe movimiento mientras se cuenta la trama, simplemente aparece un persona o el otro pegado a un decorado sin más. La mayor parte del tiempo soportaremos la imagen de alguna llamada en la que tan sólo vemos la imagen facial de una de las chicas y un móvil enorme en el centro, con el texto pasando por la zona inferior de la pantalla. Cada una narra un movimiento o acción pasada, y tras esto pasamos a un minijuego particular para cada una de las protagonistas.

Ninguno de los minijuegos es original, son simples copias de juegos populares de otras compañías. Así pues encontraremos el estilo de Bust-a-Move estallando bolitas, encontrar parejas de cartas, trepar por paredes para conseguir objetos, incluso un extraño y simple simulador de baile harto ridículo y demasiado pobre teniendo en cuenta la capacidad sonora de GBA. El cartucho explota su mayor potencial gráfico durante estos minijuegos, ofreciendo texturas muy pobres y sosas, movimientos repetidos, escenarios y personajes poco detallados. A la larga podremos desbloquear diferentes juegos, todos muy sencillos. Al menos en esto no han olvidado para qué público está destinada la aventura.

Incomestible

El aspecto sonoro se limita a los minijuegos de baile, pues en el resto de las situaciones nos limitaremos a escuchar melodías soporíferas, por lo que no tardaremos más de cinco minutos en bajar el volumen de la consola. Poco más dura el modo historia, aproximadamente dos horas según la pericia de la persona que esté a los mandos de la consola. Una vez completado podremos acceder a la web oficial, como ya comentamos anteriormente, para anotar nuestras puntuaciones y competir contra otros usuarios. Así mismo podremos desbloquear algunos elementos al terminar algunos retos y el modo historia, todos referentes a repetir los mismos minijuegos hasta la saciedad.

'Trollz: Melenas a la moda', no puede presumir ni tan si quiera de divertir mientras dura. Tampoco de sus gráficos, ni de un apartado sonoro trabajado. Hay algunos elementos pasables como algunas animaciones de la historia, aunque todas son extremadamente sencillas. La idea del título en sí no es mala, pero la forma de llevarla a cabo es horrorosa, pierde todo el interés al comenzar a jugarlo.

Ya desglosamos la trama al comienzo del texto, y llegados a este punto no podemos hacer más que volver a expresar nuestro rechazo ante un juego que presenta ideales tan absurdos y simplistas como estos. Bien es cierto que no todo se limita a comprar ropa o a hablar de chicos, pues la serie vende también otros eslóganes como el amor y la amistad por encima de todo. Comentarios como '¿no sabes hablar de otra cosa que no sea al cole?', 'no he hecho la tarea porque he estado probando mi MP3 nuevo' - '¡guau tía!' o '¡no puedo salir así a la calle, tía!' son suficientes para dilapidar y olvidar este cartucho (y de paso pedir que, por favor, cancelen esta serie) que, para más inri, no llega traducido al castellano.  Un auténtico esperpento.

• La idea es buena.

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