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Theatrhythm: Final Bar Line

Theatrhythm: Final Bar Line

  • PlataformaPS59PS49NSW9
  • GéneroAcción
  • DesarrolladorIndies Zero
  • Lanzamiento16/02/2023
  • TextoEspañol
  • EditorSquare Enix

Análisis

Theatrhythm Final Bar Line, análisis Switch. La perfecta celebración de 35 años de música

La franquicia Theatrhythm vuelve a Nintendo nueve años después de su última aparición, y lo hace justo a tiempo para celebrar el aniversario de Final Fantasy.

Theatrhythm Final Fantasy (2012) y Theatrhythm Final Fantasy: Curtain Call (2014) se encuentran entre los juegos más adictivos del envidiable catálogo de Nintendo 3DS. Juegos de ritmo con base en las composiciones de Final Fantasy, el primero con 130 canciones y el segundo con 330 (los juegos ampliaban su repertorio vía DLC. En Curtain Call, por ejemplo, comenzabas con 221 temas), suponían una estupenda conmemoración de tan importante franquicia.

Si bien al principio pareció una forma de celebrar la serie alejada de lo que el fan esperaría, o sea, una superproducción al estilo de los juegos principales, pronto fue evidente el acierto absoluto de la propuesta. De mecánica sencilla, recorríamos en un juego de ritmo la historia de cada entrega principal a través de sus composiciones más icónicas. La sorpresa fue tremenda y el éxito posterior evidente, pero, tras una versión para iPhone (2012), la suma de un Theatrhythm de Dragon Quest (2015) y el arcade que no salió de Japón All-Star Carnival (2016), no habíamos vuelto a saber nada de tan vivaracha franquicia.

La vuelta de Theatrhythm abre sus puertas, más que nunca, a todo tipo de jugadores

Square Enix no había perdido el interés en esta fórmula en la que se recuerdan las inmortales partituras de sus sagas principales. Mirado con perspectiva, Kingdom Hearts: Melody of Memory (2020) ha resultado una prueba evidente de ello. De hecho, el juego musical de Sora y compañía nos hizo añorar, hace dos años, aquellos maravillosos Theatrhythm de Final Fantasy. Como si nos hubieran leído la mente, aquí está de nuevo con el determinante subtítulo Final Bar. Y nosotros que nos alegramos.

Theatrhythm Final Bar Line responde sobradamente a las expectativas del fan de Theatrhythm en particular y del seguidor de Final Fantasy de toda la vida en general. Para el resto, aunque no sea seguidor acérrimo de los mundos fantásticos de Square Enix, puede resultar todo un descubrimiento a poco que gusten las partituras de videojuegos, que son excelsas en este caso, y la mecánica de los juegos de ritmo. Y es este último un hándicap, ya que los desarrolladores saben que no a todo fan de Final Fantasy tiene por qué gustarle los juegos de ritmo. Esto se soluciona en Final Bar facilitando la jugabilidad y ofreciendo opciones de accesibilidad como nunca antes. Todo el mundo es bienvenido a la fiesta.

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Juego de ritmo y el culmen de un sello personal

El juego de acción rítmica viene de base con 385 temas musicales de toda la serie Final Fantasy al que se unen, vía paquetes de expansión, otras franquicias como NieR, Chrono Triger, Xenogears, Octopath Traveler, Live a Live, The World Ends with You… Uno puede optar por pillar el juego base y hacerse después con uno de los tres packs de expansión (que irán llegando a lo largo del año), o si eres muy fan de Theatrhythm, comprar desde el principio una de las dos ediciones adicionales puestas a la venta que suman más o menos material adicional: Digital Deluxe Edition Data y Premium Digital Deluxe Edition Data.

El juego abarca temas de 46 juegos, e incluye títulos que no existían cuando salieron las anteriores partes (de Final Fantasy, pero también juegos como Octopah o NieR). Esto quiere decir que tenemos aquí a FFXV, FFXI, Stranger of Paradise, remakes, spin-offs y varios CDs de diferentes bandas sonoras, incluyendo versiones de las giras con orquesta tan habituales en Japón... (lo que nos trae curiosidades como el tema final de FFX cantado en plan hard rock). Todo suma un total de 502 composiciones. Oír para creer.

El look de los personajes, como ya sabéis, es cabezón y articulado cual marioneta de cartón con extremidades rígidas. Si pudo chocar en 2012, hoy es ya un reconocible y apreciado sello de identidad. La ambientación se asimila a la mecánica en forma de combate, escenarios de viaje y clips de vídeo de los juegos principales. Estos últimos son jugables fuera de las fases de historia de cada entrega y suponen el regalo al final del viaje.

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La mecánica deja atrás la pantalla táctil de la 3DS, que tan placenteras sensaciones nos daba en las fases de viaje (desplazando sinuosamente el stilus arriba y abajo siguiendo la línea verde de la melodía), y opta por los joysticks, gatillos y botones. El juego da libertad para elegir el botón o gatillo con el que nos sintamos más cómodos. Esta nueva entrega de Theatrhythm se incorpora lo mejor de lo aprendido e implementado en todas las entregas anteriores (como por ejemplo, el presionar y mantener dos botones a la vez). Y así de bien se siente.

El desplazamiento lateral izquierda derecha es el habitual en las secciones de combate y viaje. Así, esperamos en la parte derecha la llegada de los iconos para marcar el ritmo cuando estos llegan hasta nuestra posición. En el caso de los clips de vídeo se opta por el arriba/abajo, lo que nos permite apreciar un poco mejor las imágenes que se dan en pantalla.

Y es que poco se puede apreciar de la acción de nuestros personajes cuando estamos concentrados en hacer las pulsaciones certeras. En este punto, es de agradecer que contemos con una opción de repetición en la que disfrutar de nuestra hazaña sin sudar la gota gorda. Y hablando de dificultad, este puede ser uno de los puntos grises del juego. Lo explicamos a continuación.

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Accesibilidad suprema y dificultad plana

Podemos acceder a distintos juegos de la franquicia para recorrer su historia, y estos tienen marcada una dificultad. La accesibilidad es total, por lo que podemos variarla al gusto, así como elegir distintos tipos de control que son más o menos exigentes. Bien por todo esto… hasta que profundizamos un poquito.

La dificultad en una historia o nivel se siente plana de principio a fin. No notamos un incremento gradual desde la primera a la última fase. Si bien podemos aumentar el reto, siempre queda en nosotros esa elección, que se implementa igualmente de forma horizontal a toda la experiencia. Es un reto casi imposible en los modos más exigentes incluso para los expertos en los juegos de ritmo, pero hubiéramos preferido igualmente una dificultad progresiva que, una vez superado el último enemigo, nos trasmitiera esas cosquillas que se sienten por el último reto superado.

Final Bar juega la baza de la recompensa continua. Los personajes suben de nivel casi cada vez tras cada combate. Superadas ciertas puntuaciones en pequeño margen, ahí está de regalo una de las más de 1200 cartas coleccionables. Si había una recompensa por cumplir un objetivo en particular (vencer sin perder cierto porcentaje de salud, por ejemplo), no te preocupes si no lo consigues, ya que siempre resulta ser meramente una poción, una cola de fénix…

A pesar de incorporar elementos de progresión de los juegos de rol y que el reto es mayúsculo según lo valientes que seamos eligiendo nivel de dificultad, no se aprecia en ningún momento una curva orgánica que aumente en paralelo a nuestro avance. Como no apreciamos lo que ocurre por detrás de la línea de acción, de poco valen las habilidades u objetos que asignamos a nuestro equipo. No puede tener efecto en nuestra percepción durante la partida. Solo cuando revisamos la repetición nos damos cuenta de las habilidades desplegadas por los personajes y de lo qué ha ocurrido en escena. Theatrhythm se desvela así como un juego de experiencias, de puro disfrute, un bello regalo en el que no tenemos que liarla parda para retirar su envoltorio.

La salsa en este sentido vendría por sus funciones multijugador, tanto en la misma máquina repartiendo los joycon, local o en línea para hasta 4 jugadores. Estas batallas multi son la sal de la vida, ya que podemos entorpecer la visión de nuestros compañeros a base de taparles su lugar de acción a base de moguris, por ejemplo. Para que quede constancia, cada uno tendrá su ProfiCard totalmente personalizada que intercambiar cual tarjeta de visita con los oponentes.

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El museo, la más que perfecta guinda del pastel para los amantes de la música

Junto a esos modos principales que son las Misiones de Serie de cada Final Fantasy y la Batalla Multi, los Escenarios Musicales disparan la diversión hasta el infinito incorporando las canciones y los clips de vídeo que vamos desbloqueando, y el contenido DLC. Como hemos comentado, más de 500 temas musicales si te haces con todos los DLCs. Encontramos pues muchísimo que descubrir y, por supuesto, que jugar. Y aquí no existe el problema de la falta de sensación del progreso en la dificultad, porque se juega cada composición de forma individual, sin la línea que marca el modo historia. De nosotros depende elegir si queremos el simple deleite de un paseíto por el campo o la escalada del Everest.

Como colofón, en el museo, amén de incluir cada carta y clip desbloqueado para ver tranquilamente (una pena que no podamos hacer zoom detallado a las primeras, sobre todo si jugamos en portátil), tenemos la recopilación de todas las composiciones para escucharlas a placer. Podemos hacer listas con nuestras favoritas y, lo que no es menos importante, apagar la pantalla en el modo reproducción para multiplicar la duración de la batería. Ya era hora de que se retomara el hallazgo que hizo Super Smash Bros. Ultimate.

THEATRHYTHM José María Villalobos
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Conclusión

Theatrhythm Final Bar Line es el perfecto artefacto con el que celebrar 35 años de Final Fantasy. Su fórmula, de éxito sobradamente testado en anteriores entregas, lo da todo multiplicado y depurado en su última y esperada iteración. Uno de los mayores valores de la legendaria franquicia de Square Enix es su música, por lo que no podemos imaginar mayor placer que dedicar todo un juego implementando la jugabilidad a través de ella. Asequible a todo tipo de público, el jugador avezado encontrará aquí igualmente un reto a sus capacidades. Si las opciones de dificultad se sienten satisfactorias jugando cada tema individualmente, la cosa falla en el modo historia, donde se transmite plana de principio a fin. Es el único pero en un juego que lo da todo por los fans. La pena viene indicada por su subtítulo, Final Bar, que indica que esta, por definitiva, es también la última entrega. Aunque sabiendo que Square hizo su Fantasía Final como canto del cisne en 1987, quien sabe si igualmente tendremos Theatrhythm para largo.

Lo mejor

  • Cientos de composiciones de la mejor música de videojuegos de todos los tiempos.
  • Su mecánica, sencilla, directa y adaptable a todo tipo de público.
  • Su estética, ya icónica, que se despliega en más de 100 personajes.
  • Su inmensa discoteca, disfrutable por completo con la pantalla de Switch apagada cual reproductor de música.
  • Aunque hay versión en PS4 (y PS5 por retrocompatibilidad), la portabilidad de Switch le sienta especialmente bien.
  • Es un goce jugarlo y se siente como el mejor homenaje posible a Final Fantasy.

Lo peor

  • Su dificultad se siente plana en el modo historia.
  • En su búsqueda del ritmo y la acción, el mayor número de temas de combate ha dejado fuera maravillas como el Main theme de Mystic Quest.
9

Excelente

Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.