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The Cursed Crusade

The Cursed Crusade

Tedio medieval

The Cursed Crusade es un hack'n'slash de ambientación medieval que promete algunas cosas interesantes pero se queda corto a la hora de ofrecer un producto completo y bien medido en todos sus aspectos. Un juego sencillo que no termina de arrancar.

The Cursed Crusade es un juego que llega sin hacer demasiado ruido y que a lo largo de su desarrollo nos fue dejando algunos detalles interesantes ante lo que prometía que podría llegar a ser una épica epopeya medieval dentro del género del hack'n'slash. Pese a que se trata de una producción de bajo presupuesto de dtp entertainment, desarrollada por Kylotonn Games, parecía tener potencial para llegar a convertirse en un título que consiguiese ganarse a una masa de seguidores. No en vano, en esta generación hemos visto cómo algunas pequeñas producciones han conseguido destacar hasta convertirse en las favoritas de los usuarios, por encima de grandes producciones más alabadas y veneradas. Sin embargo, este no va a ser el caso de The Cursed Crusade.

El juego es básico, repetitivo y depende excesivamente de la gran cantidad de secuencias de vídeo que se introducen en prácticamente todo momento posible. Es una de esas producciones en las que no se puede uno ni plantear que no se ha aprovechado el potencial del juego, porque realmente no se llega a percibir en ningún momento nada que destaque especialmente o que, de haberse cuidado más, pudiese elevar el valor general de la producción. Los escasos momentos de juego son anodinos y carentes de interés real, y las infinitas secuencias de vídeo intentan narrar una historia que no termina de ganar ritmo y acaban antojándose eternas e innecesarias. Y ese es el gran problema de The Cursed Crusade: falla la historia y falla la jugabilidad, con lo cual no le queda nada a lo que aferrarse.

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Historia
Argumentalmente, The Cursed Crusade nos presenta a dos héroes, Denz de Bayle y Esteban Noviembre, cuyos destinos se cruzan y deben cooperar para sobrevivir a la gran guerra que se está viviendo. Con un don innato para atraer los problemas y una cierta obsesión con sus propios objetivos, no tardarán en descubrir que tienen una maldición y que se pueden convertir en una especie de demonios, más fuertes y ágiles de lo normal, adentrándose en un mundo de llamas que refleja el propio infierno. A partir de ahí se intenta desarrollar una historia larga y que pretende ser compleja, pero que acaba siendo simplemente retazos de clichés manidos hasta la saciedad en todas las formas de narrativa conocidas hasta la fecha. Nada especialmente interesante que incite a ver las horas y horas de escenas sin fin.

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Es preciso destacar en este punto un detalle que nos afecta más directamente a los españoles, y es el personaje de Esteban Noviembre, un estereotipo tan marcado y tan cargado de clichés que se podría convertir en la ejemplificación perfecta de los problemas que tiene The Cursed Crusade para tomarse en serio a sí mismo y ofrecer algo novedoso e impactante. De hecho, el único matiz que realmente se puede destacar como propio de esta producción es el aspecto de la maldición y el cambio de visión del mundo que nos rodea, pero ni es tan interesante ni aporta gran cosa a la jugabilidad, por lo que enseguida cae en el olvido casi tan rápido como la propia historia que se nos intenta narrar.

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Y es que ese es un gran problema de The Cursed Crusade: se obsesiona con la narración y con ofrecerlo todo mediante escenas de vídeo, pero con un resultado nefasto. Hay otras producciones de renombre que abusan de las secuencias cinematográficas, pero consiguen lo que no consigue este juego: ser interesantes y tener coherencia, sabiendo cuándo presentar una secuencia y cuándo dejar que sea el juego o el jugador quienes interpreten una escena. Es habitual que se nos presenten cinco o seis escenas de vídeo seguidas (o más), con saltos espaciales y temporales que no terminan de estar claro, con abundancia de personajes que cada vez se adentran en un tema diferente… todo para acabar sin contar nada realmente. Y lo peor es que muchos combates y enfrentamientos y algunos de los momentos que pretenden ser épicos se resuelven también con más escenas de vídeo.

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Jugabilidad
Todo esto no tendría que ser mal y se podría pasar por alto si el juego respondiese en lo más importante, la jugabilidad. Como hack'n'slash que es, debería resultar dinámico, veloz, cargado de alternativas y posibilidades. Sin embargo, acaba siendo anodino, repetitivo y sorprendentemente lento. Destacar que las secciones de acción están presentadas en forma de pequeños capítulos entre escenas, pero suelen ser cortas y no aportar gran cosa, llegando en ocasiones a parecer que están metidas a la fuerza para ofrecer algo de juego entre las escenas de vídeo. Nuestras posibilidades básicas de ataque son golpe horizontal y vertical, con la posibilidad de cubrirnos y, con el tiempo, de usar escudos, cascos, diferentes tipos de armas, contraataques, etcétera.

De hecho, de lo más interesante del juego son los puntos que se nos otorgarán al terminar cada una de esas pequeñas misiones, que podremos invertir para mejorar al personaje (vida, defensa, maldición, etcétera) y, aparte, los que podremos invertir para adquirir nuevos movimientos para las diferentes armas (a una mano, a dos, ballesta, lanzas…). Sin embargo, todo esto tiene una repercusión demasiado escasa en lo que es la jugabilidad real. La respuesta de los personajes es demasiado lenta desde que pulsamos el botón, provocando que los combos sean tediosos de realizar y que se acabe recurriendo a golpes básicos que son igual de efectivos, por no decir incluso más que muchas de las combinaciones. Eso sí, las armas y elementos de defensa se desgastan y rompen con el tiempo, debiendo recoger otros objetos de los que dejan los enemigos al morir.

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Además de lento, el sistema de combate depende muchísimo, y de manera excesiva, de los golpes finales desarrollados en forma de QTE, los cuales son demasiado largos para lo que son, poco espectaculares y muy poco numerosos, llegando a darse situaciones en las que nos sentimos realizando las mismas acciones una y otra vez y matando enemigos de manera mecánica. Dado que los enemigos que te rodean no te atacan durante estas situaciones, el juego se antoja todavía más sencillo (por momentos, cuesta llegar a darse cuenta de que te están quitando vida), hasta el punto de que los objetos ocultos del escenario ni siquiera están demasiado ocultos y se encuentran fácilmente. La ausencia total de puzles se hace notar en exceso, sobre todo cuando jugamos en cooperativo, ya que la participación del segundo personaje se antoja hasta innecesaria.

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Apartado técnico
Por si todo esto no fuese bastante problemático, el juego ofrece un apartado técnico que necesita varias capas de pintura para resultar satisfactorio. Pese a que en algunos aspectos intenta destacar, sobre todo visualmente, hay muchos momentos en los que se ve lo que pretende llegar a recrear pero que le queda demasiado grande. Esto es especialmente notable en las ejecuciones, ya que la mala interacción física entre las armas que portamos y los enemigos provoca que lo que pretende ser un momento sangriento y llamativo se antoje hasta ridículo, un baile de polígonos poco creíble y digno de olvidar. Ni siquiera las secuencias de vídeo se libran de esta pésima interacción física que lastra bastante a todo el apartado visual.

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Además, son bastante abundantes los bugs en los que el personaje no puede interactuar con objetos del escenario con los que se supone que debe interactuar, lo cual unido a las mediocres animaciones y a cómo tiemblan por lo general los gráficos en pantalla constantemente, componen un apartado gráfico que debería haber dado muchísimo más de sí. A nivel sonoro el juego tampoco destaca en prácticamente nada, con algunos efectos sonoros bastante nefastos que dejan mucho que desear y, sobre todo, con un trabajo de doblaje que, especialmente en el caso de Esteban, sería mejor pasar por alto. En definitiva, un juego que no cumple con los mínimos exigibles a estas alturas en un mercado tan cargado de alternativas.

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4

Mediocre

Podía ser pero no ha sido y tras pasar unos breves minutos con él quedará archivado en la estantería para no jugarlo nunca más. No lo compres, no digas que no te lo advertimos.