The Park, Análisis

"Bienvenidos a Atlantic Island Park..."

A pesar de sus problemas internos, Funcom intenta seguir adelante. Y tras campar por el entorno de fantasía oscura con The Secret World, el estudio se refugia en un pequeño experimento narrativo que le pilla prestadas varias cosas al citado MMO en cuanto a atmósfera. En The Park, estrenado a tiempo para Halloween, interpretaremos a la joven Lorraine, madre viuda, que decide llevar a su hijo Callum al parque de atracciones al que ella acudía en su niñez. Cuando ya el parque está cerrando y estamos en el aparcamiento con nuestro hijo en el coche, Callum se percata de que ha perdido a su osito de peluche. Como buena madre que somos, hablamos con el taquillero y, en un despiste, el niño entra corriendo dentro del parque de atracciones.

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Esta es la excusa para adentrarnos en él. El empleado nos promete cerrar las puertas una vez atravesamos el torno de la entrada. Al subir por las escaleras mecánicas que nos elevan al parque de atracciones la realidad se convierte en una pesadilla oscura y ya las cosas dejan de ser como parecen. Este es el punto de partida de The Park. Llamaremos a Callum y usaremos sus distantes respuestas para tomar la dirección correcta. Pero esa es la ilusión para ocultar que, en realidad, lo que el juego quiere ofrecer no es suficiente. No puedes perderte, el parque temático es un círculo gigante muy lineal y siempre nos quiará por donde el título quiere y seguir un orden determinado. Esto no es necesariamente malo, pero dado el cariz que su jugabilidad va tomando, ciertamente habría necesitado de un repaso y/o una reformulación por parte del estudio en cuanto a expandir su duración

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Su primera -y más tediosa atracción- es un paseo en vías sobre un cisne que nos relatará la historia de Hansel & Gretel. Callum entra en ella y nosotros detrás de él en la siguiente embarcación. Veremos y escucharemos el cuento a través de proyecciones estáticas y una lenta narración en voz en off que, a parecer de quien escribe estas líneas, no es la mejor forma de atrapar al jugador.Y así son en realidad todas las atracciones que ofrece el juego. La noria, la montaña rusa, los aviones giratorios no serán más que una animación fija, donde sólo podremos mover la cámara 180º acompañados por la narración de nuestro personaje. Todo esto sirve para darnos cuenta del estado mental en el que se encuentra Lorraine y comprender todo lo que sucede alrededor.

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En el poco tiempo de vida que tiene el juego, una hora y poco más, no da la sensación de simpatizar con el personaje y parece que la historia de Lorraine simplemente está como excusa para entrar en las atracciones y empalmarlas con algún que otro exitoso susto. La ambientación del parque es lo más cuidado del juego, pese a que peque de frío y poco creíble, recrea una atmósfera tétrica que mama de la mitología de H.P. Lovecraft a raudal -atención al guiño de Cthulhu en la camiseta de Callum-. No espéreis puzles ni complejas situaciones dentro del parque, no existen. Como mencionamos antes, es una aventura de terror narrativa lineal, pero en la que su simplificación jugable juega en contra y no a favor de la experiencia, ya que al menos un puzle aquí, una prueba allá habría expandido la escasa vida que este título tiene.

Es sólo al final del juego donde realmente invita a ser interesante su propuesta, ya que por momentos se transforma, salvando las distancias, en una especie de Silent Hills P.T. Linterna en mano buscaremos dar fin a esta experiencia de horror en los últimos cartuchos de The Park. Nos enfrentaremos a la estabilidad emocional de Lorraine y sus miedos interpretados en situaciones que repetiremos una y otra vez en una serie de pasillos, tal y como ocurre en el título cancelado de Kojima. Tendremos que prestar atención a todos los textos que hayamos encontrado por todo el juego, pues será la única forma de entender el final que nos ofrece. Los textos y diálogos serán todos en inglés así que tal vez, más de uno, no entienda el "torpe" desenlace de la propuesta.

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