Guybrush Threepwood, pirata vocacional, tras deshacer el plan 725 del cruel y zombie pirata LeChuck para hacerse con el corazón (en sentido figurado) de la gobernadora Elaine, incurre en un craso error de bulto debido a su supina ignorancia, haciendo recaer sobre su chica una maldición vudú de peso. ¡Hala, hay que ayudarle a deshacer el entuerto! La aventura más esperada de 1.997 finalmente cae en las peludas manos de El Bárbaro para que la desmenuce, analice, destroce y exorcice a modo. ¿Ha valido la pena esperar más de cinco años desde la anterior parte y alrededor de dos desde la última producción aventurera de LucasArts? Sigue leyendo para obtener más datos.
La Maldición de Monkey Island
Audio/Vídeo: Los gráficos son grandes, enormes, coloridos, de SVGA, delirantes, bien dibujados, bonitos, babeantes, con unas animaciones muy logradas que dan credibilidad a los personajes cuando andan y que muestran en sus semblantes las reacciones que provocan en ellos vuestros comandos. Tanto los fondos como los sprites son simplemente sensacionales, mejores incluso que los de Broken Sword II o Discworld II. Sin embargo, el sistema de instalación (del cual hablaremos más adelante) hace que resulten algo renqueantes en ordenadores algo desfasadillos (no me llores, querido ordenador, yo aún te quiero) sin resultar tampoco injugables. Eso sí: tomaos los requisitos de sistema muy seriamente en este juego.
El estilo gráfico caricaturesco me ha recordado en varias fases los famosos dibujos animados de la serie Los Simpsons. Los fondos son detallados, enormes, de colores vivos y captan la atención. Una orgia cromática, vaya. Por lo que respecta al sonido, se ha seguido con la tradición "Monkey" y el juego incorpora el sistema Imuse. En pocas palabras, el sistema Imuse lo notaréis porque en cada capítulo de la acción (en total, séis, aunque la mayoría son muy cortos) hay una música de acompañamiento, que cambia sus arreglos "orquestales" (con perdón para los melómanos... no, no son los que tienen manía a los melones) en función de cada pantalla y de las acciones que realizamos. Especialmente divertidas son las del Club Brimstone o las del Hotel Sopabuena (cualquier parecido con Meristation Central es pura coincidencia). Los sonidos digitalizados están perfectamente diseñados. Las pisadas de Guybrush sobre madera, alfombra, hierba, etc suenan claramente en los altavoces; los quejidos y gruñidos; el sonido del mar... Todo está perfectamente digitalizado, suena a la perfección, ayuda a crear ambiente y no estorba ni provoca dolores de cabeza innecesarios. Y los controles de sonido están lo bastante bien diseñados para que ni la música ni los sonidos digitalizados interfieran en lo principal: las voces.
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Los sufridos jugadores de aventuras habrán adivinado que Caralimón tiene la voz de Ron Ashman. Casi puede establecerse un concurso titulado "esta voz, ¿dónde la escuché antes?". Sin embargo, tanto los diálogos hilarantes como los comentarios de Guybrush están digitalizados perfectamente, y en mi modesta opinión, están todos realizados muy profesionalmente, con el adecuado tonillo irónico que destila este juego.
Finalmente, pueden usarse, como es hoy en día costumbre, subtítulos para acompañar o sustituir las voces, pero no os recomiendo su uso ya que el juego se ralentiza considerablemente. Es mejor usar sólo las voces o sólo el texto para conseguir un rendimiento adecuado.
Estrategia y trucos: Bueno, se trata de un juego de Lucas. Salvar partidas sólo sirve para continuar el juego otro día, ya que si un objeto os desaparece es clara señal de que no lo necesitáis más adelante. Hay dos clases de juego: normal y megamonkey. Cualquier aventurero que se precie a si mismo irá por el megamonkey, ya que los puzzles no son demasiado complicados. La diferencia entre ambos es que, en la versión normal, algunos objetos ni tan siquiera aparecen, y los puzzles no son tan enrevesados, mientras que algunos objetos son visibles sin tener que manipular otros objetos. Hay dos fases de arcade: la primera está en el primer capítulo y se corresponde con la que había en la demo, de la cual os informamos en su momento cumplidamente tanto en previews como en el Club de la Aventura. De todos modos, es un simple tiro parabólico que cualquier aventurero puede resolver sin recurrir a la ayuda inestimable de "Maugan", terror del arcade 3D. La otra fase son las batallas navales del tercer capítulo, aunque se puede encargar a la tripulación el "mando táctico" y en ese caso con acertar un solo cañonazo sobre el adversario, pasaréis fase. En el modo normal es menester destrozar al contrario para pasar al "abordaje", fase que incluye una lucha con espadas al estilo de Monkey Island I. Nada de luchas sobre el techo de cierto tren cerca de Serbia. Pronto colgaremos el recorrido completo, pero puedo aseguraros que no hay nada en este juego que un aventurero de nivel medio pueda resolver por sí solo sin ayuda.
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Comparándolo con...: Compararlo con las dos partes anteriores de Monkey Island, dos juegos que muchos de los aventureros con experiencia colocamos entre el "Top Ten" de todos los tiempos, seamos partidarios de las aventuras gráficas o de las de texto (leed las lápidas del cementerio de la Isla Blood los que seáis partidarios de estas últimas) es, simplemente, decepcionante y especialmente odioso para la última parte que ahora analizamos. Pero eso sería comparar un SEAT 600 con un Ferrari F50 (bueno, no tanto). Puede que este juego no esté a la altura de los Monkeys anteriores, puede que sea excesivamente fácil (vamos, todo lo contrario que Hollywood Monsters) pero tiene sus propios valores, su atractivo intrínseco, que me hace darle una valoración alta. No creo que recuerde con nostalgia este juego en años venideros, pero de todos modos, me ha gustado, he disfrutado y reído sanamente con él. Me ha hecho olvidarme de los problemas de la cruda realidad cotidiana. En suma, eso es lo que se supone que debe proporcionarnos un juego: entretenimiento. Y éste lo proporciona en buena cantidad. Comparándolo con otros juegos parecidos lanzados últimamente, no peca de ser tan lineal (ni tan fácil) como Broken Sword II, aunque éste último tiene un ambiente musical mejor en mi opinión (eso irá a gustos, más aún teniendo en cuenta que las tonadillas son pegadizas y muy bien hechas) y Curse tiene los mejores gráficos y algunos enigmas más difíciles (la pollería y el mapa, por ejemplo; o el asunto Sopabuena y la cripta, que tampoco están nada mal). Por otro lado, los gráficos y el sonido son mucho mejores que en Hollywood Monsters, aunque éste último proporciona, por el dinero que os cuesta, mucha más dificultad y horas de entretenimiento masoquista.
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Enlaces o Links: http://www.lucasarts.com/
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http://www.erbe.es/
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Manual: La vistosa caja de Curse of Monkey Island incluye un no menos vistoso manual
¡a todo color! y que excede las 40 páginas para explicar todos los detalles sobre instalación y manejo del juego, de manera amena y hasta divertida en algunos momentos. No hay rueda para la protección anti-piratería como en los dos episodios anteriores. También se incluye una tarjeta para que registres tu copia del juego, lo que te da derecho a asistencia técnica, garantía de noventa días y a participar en sorteos de productos Erbe que teóricamente se celebran cada dos meses y de los que, en varios años de ser usuario registrado en Erbe, no he sabido nada.
Equipo necesario: PC compatible 100% con Windows 95 y con DirectX (el juego viene con Directx 5 y con drivers actualizados para gran cantidad de tarjetas de vídeo y audio). Tarjeta gráfica PCI compatible con DirectDraw. Procesador Pentium 90 o superior. 16 MB memoria RAM. Lector de CDROM de cuadrúple velocidad o superior. Tarjeta de sonido de 16 bits compatible 100% con Windows 95 y con DirectSound. 1.2 MB de espacio libre en el disco duro, más el espacio necesario para instalar DirectX en caso de que no se tenga, y unos 20 MB adicionales para salvar las partidas. El juego ha sido probado en un P120 con un lector CD x12 y 32MB de RAM; y en un P166 con un lector CD x24 y 32MB de RAM. En el P120 funcionó agradablemente, excepto la fase final con la lucha demoníaca en las montañas rusas del parque temático infernal de LeChuck. Sin embargo, para asegurar un funcionamiento sin tropezones ni trompicones se tuvo que configurar para que no mostrase subtítulos (que ralentizan notablemente el funcionamiento del juego). En el P166 funcionó bien, independientemente de que los subtítulos estuvieran activados.
La instalación sólo planta sobre vuestro disco duro unos 1.500 Kilobytes (ya os oigo tirar cohetes de alegría) pero cada partida salvada ocupa unos 450 KB... menos de los cinco megabytes que había escuchado yo en cierta parte, francamente. Los requisitos de disco duro son, por tanto, mínimos, pero Lucas hubiera hecho mejor en dar la opción de instalar parte de los ficheros requeridos por el juego (por ejemplo, los gráficos, o las voces) en disco duro, con lo que hubiera resultado un rendimiento y velocidad mucho mejores. Una pena, un fallo, menos puntuación final. De todos modos, en ordenadores rápidos el rendimiento es suficiente como para olvidarse de esta problemática. P166 para arriba, claro. Unas breves palabras de advertencia: aunque servidor no haya apreciado nada, hay bastantes comentarios sobre bugs que afectan a este juego que impiden echarle el diente en ciertas combinaciones de equipos. Mejor os aseguráis que vuestra tienda de confianza practica la política de cambio por otros juegos o devolución de dinero. Parece, en mi opinión, este problema radicar en el infame DirectX, ya que no hay juego que lo use que se libre de bugs que afectan, no a errores de programa, sino a que funcione bajo determinados PCs. Ya sabéis que no existe ni un estándar ni una ortodoxia sobre qué es un PC, así que vuestro equipo puede resultar desgraciado' en esta lotería. Un fallo en la configuración de DirectX puede dejar el ordenador totalmente muerto con la única opción de un reseteo del hardware. Es recomendable que todos los que jueguen intenten conseguir drivers actualizados de sus tarjetas 100% compatibles con DirectSound y Directdraw.
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