The Company Man
The Company Man, análisis. Trabaja o muere
Llega desde Malasia un juego indie con una apuesta visual muy interesante y la sátira de la actual cultura laboral como telón de fondo; análisis en Switch.
Si hay una plataforma que resulta ideal para videojuegos de corte independiente, especialmente de carácter arcade, esta es Nintendo Switch. No en vano, la eShop recibe constantemente apuestas poco conocidas, pequeñas joyas en bruto de estudios pequeños que merecen ser rescatados. Este es el caso del título que nos ocupa en esta ocasión, The Company Man, un plataformas de acción al estilo clásico 2D con un aspecto visual verdaderamente llamativo que pretende ser una sátira de la cultura laboral de las grandes corporaciones que, a pesar de recurrir a los clichés de toda la vida, logra tratar el asunto con cierta gracia a través de situaciones de lo más absurdas. Ahora, tras su lanzamiento original en PC en mayo de 2021, llega a Switch para suerte de los fans del género en la híbrida de la Gran N. Veamos en nuestro análisis si el título debut de los malayos Forust logra hacerse un hueco entre lo más granado de los plataformas de acción old-school.
La ascensión de Jim en Aguaclara
The Company Man nos narra las aventuras de un empleado de poca monta, Jim, en su ascensión en la empresa Aguaclara, algo para lo que lleva preparándose desde hace tiempo para convertirse en el nuevo director general. Y para ello hará lo que haga falta. Y con lo que haga falta nos referimos a repartir espadazos teclado en mano, disparar potentes correos electrónicos o saltar entre departamentos esquivando toda clase de trampas mortales. Y es que el bueno de Jim es traicionado por uno de sus compañeros, con lo que decide tomar cartas en el asunto y empezar a ascender a través de los departamentos de su empresa hasta alcanzar al CEO. Por el camino, claro está, tendrá que deshacerse de empleados, becarios y directivos, algo que disgustará a unos e impresionará a otros.
Todo ello a través de un planteamiento absurdo que pretende hacer sátira de las triquiñuelas típicas de las empresas piramidales; la famosa “mente tiburón” aplicada al humor negro. De ahí salen los diferentes personajes y enemigos con los que nos cruzaremos a lo largo de los siete departamentos a través de los cuales ir ascendiendo hasta llegar al despacho del mandamás. Afortunadamente, los enemigos mundanos y los jefes finales de cada nivel resultan bastante interesantes y originales, tanto por su diseño como por sus diferentes mecánicas de ataque. Especialmente los líderes de cada nivel, de quienes tendremos que aprender sus mecánicas de ataque y puntos débiles, al estilo de los clásicos plataformas de acción.
Eso sí, mientras que el control de nuestro impetuoso Jim es aceptable -a nivel de respuesta y agilidad a los mandos, con dash incluido y saltos de diferentes alturas y distancias según la presión del botón-, las hit boxes no terminan de convencer, dejando un poco de lado la maestría en el control de nuestro avatar para ofrecer enfrentamientos en los que la aleatoriedad se antoja casi decisiva. Aun así podemos esquivar proyectiles, atacar por la espalda o disparar desde lejos con bastante soltura. Aunque ya es hora de abordar el aspecto menos brillante del título: el diseño de niveles.
Y es que un buen diseño de niveles es crucial en un título de estas características que en todo momento debe resultar entretenido e ingenioso. Y en The Company Man no encontramos tales características; o no al nivel que nos hubiera gustado. Así, mientras que el planteamiento es interesante -cada nivel representa un departamento de la empresa con su propia idiosincrasia, incluyendo enemigos, obstáculos o mecánicas propias como tímidos puzles, portales o cambios de gravedad-, los departamentes de por sí son bastante largos con áreas muy vacías que no ofrecen ningún atractivo más que avanzar hasta el siguiente desafío, normalmente, un tramo de plataformas con peligros varios o una sala de enemigos que despejar para abrir la siguiente compuerta.
La exploración no ofrece más recompensa que tratar de dar con monedas más valiosas que las que dejan caer los rivales vencidos, aunque tampoco están muy escondidas, evidenciando su localización en ciertos puntos con dos caminos a elección del jugador. Por cierto, las monedas sirven para aumentar la salud o la energía de nuestros proyectiles en la cafetería del complejo; poco más. Sobre su dificultad, The Company Man ofrece varios niveles, desbloqueando el más difícil una vez se completa el juego por primera vez. En este sentido, los checkpoints -en los que nos bebemos un buen trago de cafeína para recuperar salud- están estratégicamente situados entre desafíos de diferente índole; ciertamente, el verdadero resto es llegar al siguiente checkpoint con vida, restando algo de frescura a su desarrollo.
Una trama jocosa que se queda a medio gas
Desde luego, uno de los aspectos más interesantes de The Company Man es su propia trama y cómo aborda un tema a priori serio y descorazonador como los ambientes tóxicos en el trabajo, para así ofrecer una sátira punzante que no llega a explotarse más allá del chascarrillo o momento absurdo de turno. Sí, en según qué momentos se nos cuenta el pasado de Jim y las razones por las que decide tomar tan impulsivo y despiadado camino, pero no va más allá en ningún momento y se queda en la superficie. También es cierto que no es un aspecto fundamental en un juego de plataformas 2D, aunque es una lástima que tan atractivo contexto se diluya a medida que avanzamos.
Propuesta audiovisual con claroscuros
Llegamos, quizás, al aspecto más vistoso del título: su puesta en escena. Y es que desde Forust han completado un apartado visual realmente atractivo, apostando por las dos dimensiones con un estupendo trabajo en las animaciones de los personajes, tanto de nuestro saltarín protagonista como de todos los enemigos. Por norma general, el diseño de personajes casa muy bien con el tono cartoon del juego, incluyendo ciertos escenarios; otros, por desgracia, se vuelven pronto repetitivos y faltos de personalidad. A nivel sonoro, The Company Man presenta temas que no pasan de testimoniales y que, de nuevo, se vuelven repetitivos a más no poder. Por último, los textos correctamente traducidos al castellano y apuesta por una duración más bien contenida de entre tres y cuatro horas, ideal para este tipo de apuestas jugables. Aun así, y más allá del nivel de dificultad más elevado, no ofrece más incentivos para regresar una vez completado el periplo de Jim a través de los diferentes departamentos de Aguaclara.
Conclusión
The Company Man llega a Switch tras casi un año en PC para aumentar el catálogo de corte indie de la híbrida de la Gran N. Y lo hace mostrándose irregular en conjunto, con aspectos como el visual, la sátira o algunos combates en su vertiente más positiva frente a otras características que no pasan de mediocres, como un diseño de niveles poco inspirado, una trama que no termina de arrancar a pesar de sus buenas intenciones y una banda sonora y efectos de sonido poco inspirados. En conjunto se descubre como un plataformas de acción de desplazamiento lateral que no llega al nivel de los grandes del género, aunque no desmerece para aquellos que quieran disfrutar de una apuesta sencilla y efectiva, sin grandes alardes y con un sentido del humor que nos puede arrancar más de una sonrisa. Pero poco más.
Lo mejor
- Visualmente atractivo con animaciones muy cuidadas
- Algunos combates contra jefes son divertidos
- Sátira y humo negro...
Lo peor
- ...Que se queda solo en la superficie
- Música y efectos monótonos y poco inspirados
- Niveles insulsos de diseño perezoso
Correcto
No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.