The Book of Unwritten Tales 2

En una de las arterias principales de la apacible Bremen, la adoquinada Martinistrasse, en unos edificios de rojiza piedra vista junto al rio Wesser, se encuentra la sede de un pequeño estudio indie, King Art Games. Pese a que su nombre no llame la atención así de golpe, probablemente  se trata de uno de los estudios más exitosos de Alemania, con aventuras como The Raven, o juegos de estrategia como Battle Worlds: Kronos (que fue parte de la campaña de más éxito jamás conseguida con kickstarter en Alemania). No siempre es así, pero en la vida normalmente cuando describes a alguien o algo, y utilizas la palabra éxito o algún sinónimo varias veces en un párrafo significa que el mentado hace las cosas bien; y en este caso, muy bien.

El buque insignia de King Art, es sin duda la saga “The Book of Unwritten Tales”, juego que causó gran revuelo cuando vio la luz en Alemania sobre el 2009, por ser una aventura con la esencia de los grandes. Tuvo una media de 8´7 en su país de origen, y aunque tardó más de dos años en llegar al resto de Europa, fue aclamado por la crítica de igual forma. No exageraríamos al decir que en su momento fue una aventura fresca, desenfadada, que te tenía sentado junto al PC por un montón de horas y que destilaba clase en cada uno de los escenarios y situaciones que vivíamos. 

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Han pasado cinco años y el reto era grande. Entre medio, sacaron The Critter Chronicles, una precuela que narraba las pericias de uno de los protagonistas para ir haciendo boca a esta segunda entrega. La pregunta que nos hacemos todos tan punto nos llega el juego, o pensamos en comprarlo es: ¿Es mejor que el primero? La respuesta sencilla y directa es no; pero es un juegazo, con tantas cosas buenas que perdérselo sería un crimen para la mayoría de los amantes de las aventuras. Y cuando decimos que no es mejor que el primero es porque sinceramente lo creemos así, está muy cerca, pero no lo supera. Debatiremos sus puntos débiles, pero no deberían empañar las virtudes de esta aventura, que son muchas.

Cuando empieza el juego, en el palacio de la princesa elfina Ivodora te das cuenta de la magnitud y recursos que se han empleado en él. Gráficamente es espectacular. Te quedas pensando si realmente es de un estudio indie, porque los colores, la definición, el diseño de personajes, la calidad de los escenarios, los zooms que vienen y van para mostrarnos puntos de atención están hechos con tal cuidado y cariño que cuesta pensar que un pequeño grupo de diseñadores hayan podido crear algo así. Sin embargo, no nos engañemos, hay recursos. Porque producir algo así no es barato, y lleva su tiempo, pero debería ser un mensaje para otras desarrolladoras, incluso para distribuidoras importantes. Un mensaje que dice que si se hacen las cosas bien, con mimo, y se invierte donde se ha de invertir, las aventuras tienen salida. Con un público fiel que no es fácil de engañar, pueden llegar a ser rentables, y esta saga es la muestra.

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Técnicamente, y es una obviedad seguramente, está más pulido que su antecesor, las animaciones por ejemplo son excelentes. A veces un gran producto se forma en detalles que pasan poco advertidos, que no le das mucha importancia pero que sumados hacen que sea valioso aunque no sepas muy bien el motivo. Y TBUT 2 tiene una animación para absolutamente todo. Si abrimos un cajón nuestro personaje lo abre; si recogemos una rata del suelo, un cable del techo, hacemos magia o tratamos de leer un libro, todas las animaciones son acordes a ello. Y nos costaría encontrar otra aventura que sea tan detallista en eso, lo normal es que un personaje se pare al lado de un escritorio, el cajón se abra solo y nos diga que hay en su interior. Aquí no ocurre eso jamás, está todo tan pulido que sería un crimen algo así y se nota. Un ejemplo es cuando tenemos que introducir a un pequeño ratón por una cañería para que entre en una pastelería. Pues bien, vemos al ratón entrar, moverse por la parte superior de la cañería y a través del pequeño cristal de la tienda, vemos como entra y vuelve a recorrer el camino andado. Todo ello en un rincón de nuestra pantalla, en una calle de Seastone. Espectacular.

The Book of Unwritten Tales 2 puede jugarse sin haber jugado a la primera entrega. Aquí, en un principio no hay una trama clara, un enemigo que desde el minuto uno sepamos que debemos parar y apenas hay pequeños comentarios a lo ocurrido en la primera parte. A partir del capítulo tres de los cinco que tiene, es cuando se descubre poco a poco ese enemigo y aquí empezamos a ver la conexión con la primera parte, pero hasta entonces sólo tratamos una larga presentación de los cuatro personajes principales: la elfina Ivo, el pequeño mago Wilbur, el descarado Nate y su siempre acompañante, el peludo Critter. La historia empieza con una desternillante sorpresa de Ivo, que la obliga a ir a la ciudad de Seastone, allí Wilbur ejerce de profesor de magia tratando de no perder equilibrio en la batalla por el poder, entre el archi-mago y la presidenta del consejo. Por su parte Nate y el Critter, están en sus aventuras cotidianas, tratando de recuperar una lámpara con genio incluido. 

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Quien no conozca el universo de TBoUT se encontrará un mundo de fantasía, magia, con elfos, trolls, ratones parlantes y un mundo divertidísimo donde el humor es constante. La historia está muy bien hilvanada, cosa que no es sencilla debido a la duración increíble que tiene para ser una aventura. Alguien que se lo tome con calma, mirando y probando opciones y disfrutando del juego sin quedarse atascado días, puede superar fácilmente las veinte horas de juego, lo que es una barbaridad para una aventura hoy en día. Utiliza buen ritmo en su narración, los personajes que utilizamos tienen rasgos y personalidades claras (no así los personajes no jugables, como comentaremos más abajo).  

El ritmo sube en intensidad y emoción cuando pasamos de una atmosfera idílica en el mundo élfico de Ivo, al oscuro pero aun así mágico mundo de Willbur en Seastone, con esa lucha por el poder y la amenaza a la vida del archi-mago. Por cierto, una Seastone que destaca por la deliciosa paleta de colores que han utilizado. El guion debe ser gigantesco, porque las líneas de dialogo son inacabables, hasta quizás demasiado cuando nuestro personaje se pierde en preguntas totalmente intrascendentes. Pero eso siempre es una opción, si quieres ir más directo tan sólo debes hacer la pregunta adecuada cuando se abre nuestra ventana de dialogo para interactuar. 

La saga destacó siempre por sus puzles no excesivamente difíciles, pero siempre caracterizados por cierta lógica. Como les gusta decir: “raros, pero lógicos”. Y así es en mayor parte en esta entrega, aunque no siempre nos tememos. Un ejemplo tratando de no hacer ningún spoiler por el camino, es cuando tenemos que abrir un digamos “armario”. Lo lógico es buscar llaves, o herramientas que nos ayuden en la tarea, no trabar una puerta en otra localización con una moneda, que activará una serie de acontecimientos que acabará en la apertura de ese armario. Eso, solo hay una manera de pasarlo, con el tan odiado “intento y error” (ir probando todos los objetos que tenemos en nuestro inventario con todas las posibilidades existentes hasta que de casualidad demos con la solución) y ocurre más de una vez. También es de agradecer que en los capítulos finales, la dificultad es más alta que en los primeros capítulos o que en el primer juego.

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Cada escenario está repleto  (literalmente) de objetos para examinar y utilizar, haciendo que por momentos podamos sentirnos abrumados. Esto, bajo nuestro punto de vista nunca ha sido un defecto, sentirse abrumado por la grandeza no deja de ser un halago para el creador. Pero podemos entender que no sea del agrado de todo el mundo. Hay bastantes objetos que necesitan ser examinados más de una vez, provocando cierta confusión. No estamos hablando de una aventura de Sherlock Holmes aquí, encontrar un objeto que necesitabas tras volver a examinar una mesa que ya habías examinado, da cierta rabia.

Hay una cantidad ingente de puzles. Muchísimos. La mayoría no son difíciles, pero hay demasiados seguidos. No tienes un respiro, cuando sales de uno caes irremediablemente en dos más. Además utilizan una repetición que no hace justicia porque sabes a ciencia cierta que la resolución de un puzle no será tal; por ejemplo: eres consciente de que saber el código de una caja fuerte (y es un ejemplo que no existe para no spoilear) no la abrirá porque después te pedirá otra cosa, y cuando la soluciones otra, así hasta al final abrirla ya por puro agotamiento. Que haya tantos puzles no debería ser un problema en una aventura, siempre y cuando te den un respiro para tastar lo que ocurre alrededor. Así nos encontramos que nos podemos pasar horas en apenas cinco o seis localizaciones resolviendo puzles sin parar. ¿Es esto malo? No necesariamente, pero cansará a más de uno irremediablemente por falta de ritmo.

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Mantiene la estructura jugable de la primera aventura combinando personajes y en algunos tramos de la historia mezclándolos para trabajar juntos. Con un simple click en el aro con la imagen de nuestro personaje escogemos uno u otro para resolver los problemas que vayamos encontrando. Con respecto al primer juego apenas cambia nuestro inventario, ya que llevamos una pequeña mochila que abriremos siempre que deseemos utilizar un objeto de allí. Y la mochila es probablemente el único “pero” que tiene el juego a nivel técnico, porque siempre se queda abierta y para cerrarla debemos pulsar una X miniscula en una de las esquinas y acabamos continuamente tratando de acertar a esa X para cerrar la mochila cada vez que miramos o usamos algo; pero ojalá todos los males de los juegos fueran de ese calibre. 

También cuenta con un añadido realmente curioso en las aventuras y que le da un cierto toque a RPG. Utilizan sidequests a lo largo del juego. Estas “misiones” no obligatorias para continuar la trama principal no dejan de ser puzles que podemos escoger o no resolver, y no afectará a la trama principal en absoluto decidamos lo que decidamos. En cambio nos aportará nuevos trajes y elementos decorativos para nuestros personajes que no deja de ser una nota curiosa y un elemento refrescante en las aventuras que estamos acostumbrados a jugar.

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The Book of Unwritten Tales no sería lo que es si no destilara humor por cada uno de sus poros. Aquí ocurre lo mismo que en el primero, y el humor es desbordante, con mayor o menor acierto, consigue que tengas una sonrisa inevitable en tu cara la mayor parte del tiempo. Hay algunos momentos realmente hilarantes, como cuando Wilbur regresa al pasado, o la sorpresa de Ivo, pero no siempre funciona tan bien. El problema es que quizás intenta ser   extremadamente gracioso en cada frase que dicen (Ivo es la excepción) Wilbur o Nate y cuando llevas muchas horas con ellos desearías un poco más de tranquilidad. Algo similar ocurre con ciertos personajes que vamos encontrándonos durante nuestro camino, que tienen un patrón demasiado parecido en su manera de actuar contra nosotros. Otro de las características que alumbró al primer juego fue la multitud de guiños a otros juegos o películas y libros. Aquí siguen con la misma tónica y es divertido lo ocurrente que pueden llegar a ser para justificar uno de esos guiños. Así por encima “El Hobbit”, “El señor se los Anillos”, “Juego de tronos”o “Wow” y no solo en texto ya que podemos ver espadas de Final Fantasy y otros objetos que mejor vayáis descubriendo vosotros.

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Musicalmente es una joya. La orquesta que nos acompaña durante todo el juego es porque no decirlo, espectacular. Desde el menú de inicio con un ritmo épico, hasta melodías realmente sentidas como en la cambiante ciudad de Seastone la banda sonora es digna de comprarse con el juego. Otro de los temas impecables y excelentes son las voces. Los actores son sublimes y no hay ni un pequeño error en ese sentido. En ningún momento piensas que hay un actor leyendo un texto en un estudio de grabación, no, coinciden perfectamente con las acciones de nuestros personajes y con el tamaño descomunal de texto que hay en el juego, eso es un trabajo titánico que cumplen a la perfección. Eso sí, tanto el texto como las voces están en inglés o…alemán.