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The Act

The Act

The Act

The Act es una corta y simple experiencia de juego que permanecerá en nuestra mente durante un buen tiempo; a pesar de contar con evidentes carencias, el título de React Entertainment y Chillingo recoge lo mejor de las aventuras clásicas de animación en busca de la diversión más directa y sin compromisos.

The Act nos cuenta la típica historia de chica gusta a chico, el cual debe superar todo tipo de obstáculos para llamar su atención. Edgar es un humilde limpiacristales que debe hacer todo lo posible para conservar su trabajo, rescatar a su hermano y conquistar a la mujer de sus sueños. La jugabilidad del título es muy sencilla: sólo debemos deslizar el dedo por la pantalla, ya sea hacia la izquierda o hacia la derecha, para así modificar el comportamiento de nuestro simpático protagonista. Si ya hemos jugado a clásicos como Dragon's Lair o Space Ace nos haremos una buena idea de lo que encontraremos en The Act, una aventura de animación de corte clásico donde parecerá que estemos ante una película en lugar de un videojuego.

Aventura interactiva
Dicho género resulta muy controvertido una vez nos ponemos a sus mandos, pues nunca terminamos de ver la línea que separa el juego de la obra de animación; en el caso de The Act, por desgracia, no terminamos de sentirnos cómodos una vez que da comienzo la escasa acción que presenta. Pero antes de continuar con su jugabilidad, prestemos atención al argumento del título, un aspecto muy importante en este tipo de juegos. Tomamos el rol de Edgar, el responsable de que todas y cada una de las ventanas del hospital donde trabaja permanezcan bien limpias. Un buen día, mientras el bonachón de Edgar desempeña su trabajo, se fija –como no, a través de una ventana– en una enfermera de la que se enamora al instante.

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A partir de aquí da comienzo una divertida y alocada aventura en la que deberemos superar mil y un obstáculos hasta llegar a nuestra querida enfermera, tales como nuestro malhumorado jefe o duros guardias de seguridad, además de cuidar de nuestro despistado hermano. Como en los dibujos animados más antiguos, no hay diálogos, aunque los personajes demuestran una gran expresividad y unas animaciones fantásticas; parecerá que estemos ante un capítulo de una divertida serie de dibujos clásicos, mostrando un diseño artístico encomiable y un amor por el detalle que se demuestra segundo a segundo. Tanto es así, que el aspecto visual de The Act es, con total seguridad, lo mejor del juego.

Dibujos muy animados
Con unos gráficos dibujados a mano, animados al más puro estilo clásico, The Act nos transportará de golpe a nuestra más tierna infancia. La banda sonora expresa a la perfección todo lo que sucede en pantalla con melodías muy graciosas y ocurrentes. Lamentablemente, no se ha conseguido trasladar esa magia al formato videojuego, lastrando la experiencia global del título. Si fuera un corto de animación resultaría genial; pero nosotros queremos jugar, divertirnos –que lo hace–, pero tras unos minutos nos daremos cuenta de que no es más que un espejismo y que el videojuego como tal no termina de funcionar como debería en este caso.

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Deslizando el dedo de lado a lado de la pantalla controlamos los sentimientos de Edgar, para que reaccione de diferentes maneras según la situación en la que se encuentre. Si nos pasamos de la ralla, fallaremos y volveremos al principio de la escena hasta un máximo de tres veces. Aquí termina la interactividad del título. Cada escena puede terminar de dos maneras: con una acción acertada –que permitirá que podamos avanzar en la trama– o con un exceso de confianza que nos haga fallar. Hasta cierto punto, las distintas reacciones de los personajes pueden resultar curiosas, pero cuando nos acostumbremos a ese punto que requiere cada situación, la sorpresa dejará paso a indiferencia; y así hasta el final de la historia, que no durará más de media hora.

Escaso, muy escaso
Y es que la corta duración de la aventura es otro de sus mayores problemas y, una vez terminada, no contaremos con más alicientes para seguir jugando, más allá de volver a disfrutar de las divertidas escenas una y otra vez. La jugabilidad de The Act sorprende a los jugadores poco familiarizados con el género; para cada escena debemos estar pendientes del lenguaje corporal de los personajes, de sus expresiones y reacciones –algo verdaderamente interesante–, aunque caeremos en la mecánica de ensayo-error más de lo deseado, ya que hasta que no encontremos el punto exacto necesario para cada escena, perderemos muchas de las claquetas que actúan a modo de vidas de nuestro protagonista. Además, en las últimas secciones del juego la dificultad crece, lo que desesperará a más de uno.

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6

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.