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Super Monkey Ball: Banana Splitz

Super Monkey Ball: Banana Splitz

  • PlataformaPSV7.5
  • GéneroPlataformas, Conducción
  • DesarrolladorSEGA
  • Lanzamiento26/10/2012
  • EditorSEGA

Super Monkey Ball: Banana Splitz

AiAi, MeeMee, Baby y el resto de la simiesca familia regresan a terreno portátil con Super Monkey Ball Banana Splitz, nueva entrega adaptada a las posibilidades táctiles, visuales y de control de PS Vita, brindando un título completo a la par que desafiante. Metámonos ya en la bola y echemos a rodar

Diez años ya. Toda una década desde que formó parte de la Line Up de lanzamiento de Game Cube lleva la saga Monkey Ball entre sistemas de sobremesa, tras debutar en una curiosa recreativa en la que el joystick de control tenía forma, como no podía ser de otra manera, de plátano. Tras su paso por PSP, la nueva portátil táctil de Sony recoge las nuevas andanzas de estos particulares monitos enjaulados, haciendo uso en Super Monkey Ball: Banana Splitz de sus posibilidades táctiles e incluso de Realidad Aumentada al tiempo que preservando el tradicional espíritu jugable de la saga. Pero, ¿en qué consiste precisamente esto para aquellos que nunca hayan probado un Super Monkey Ball? Fiel a su título, la premisa del juego encapsula dentro de una bola transparente a uno de los personajes previamente escogidos -están todos los conocidos hasta conformar 8 personajes. El objetivo es simple, guiar dentro de un límite de tiempo a nuestro monito dentro de su bola por el escenario hasta la meta mientras recogemos plátanos. Simple al inicio, cuando estamos aprendiendo, pero increíblemente desafiante en sus tramos finales. Y cuando decimos increíblemente, no estamos usando el término a la ligera, ya que incluso los expertos en la saga se encontrarán con algún que otro mapa que les exigirá unos cuantos intentos.

Para empezar, este Banana Splitz se presenta pródigo en cuanto a opciones. Comenzamos por el modo para un jugador, en el que escogemos si queremos afrontar los retos clásicos o adentrarnos dentro de algunos de los 8 minijuegos complementarios al modo principal. Si escogemos el desafío Monkey Ball, tras escoger personaje se nos brinda la opción de elegir la forma de controlar el juego, bien sea mediante el stick izquierdo de PS Vita, ideal para los más noveles de la saga, o aceptar el reto de dificultad añadida que el giroscopio de la consola ofrece, manejándolo mediante el sensor de movimiento. La peculiaridad en la jugabilidad de la saga es que no controlamos directamente al personaje, sino que hacemos oscilar el escenario, el mundo que lo rodea, haciendo rodar la bola hasta el objetivo al que queremos llegar. Este es el mayor desafío que su mecánica brinda, ser capaces de desplazar a nuestro personaje sin moverlo de forma directa, sino indirectamente, hecho que el sensor de Vita acentúa y convierte en un divertido desafío, ya que su implementación, lejos de ser un simple añadido, es muy buena, aunque requiere de un proceso de práctica previo. Para aquellos que escojan el sensor, señalar que en la interfaz del juego tendremos en todo momento una representación del giroscopio del sistema en forma de cruz que nos indicará si tenemos la consola nivelada o el lugar hacia dónde la estamos inclinando. Cuanto más pronunciado sea el ángulo en el que ponemos a Vita, más inclinaremos la superficie y más velocidad alcanzará la bola.

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En caso de que no terminemos de acostumbrarnos a él, o de que la dificultad de la fase exija un manejo milimétrico de su superficie para no caernos al vacío, en todo momento podremos pausar el juego y cambiar el sistema de control al stick izquierdo, un detalle que es de agradecer para no tener que interrumpir la partida, salir al menú principal y realizar el cambio. Dentro del modo Desafío, en Principiante los primeros niveles serán un paseo para aprender el manejo y las físicas del juego. Los recorridos tendrán vallas y trazados sinuosos pero poco pronunciados para que vayamos cogiendo el truco a su manejo. Pero poco a poco, en una estudiada y bien implementada curva de dificultad, la complejidad y los desafíos irán aumentando de forma progresiva en este nivel y en Normal, hasta que lleguemos a Avanzado, en el que el tiempo estará bien ajustado, los recorridos visualmente serán muy llamativos, y su bonito diseño con pronunciados ángulos, ausencia total de paredes y vallas, y retos como saltar por rampas a toda velocidad al borde de un precipicio sin fondo sabiendo que tenemos una plataforma debajo en la que caer, pero la cual no terminamos apenas de verla, se convertirán en una constante que pondrán a prueba nuestra paciencia, máxime sabiendo que, al estilo de la vieja escuela, aquí no contamos con vidas y respawns infinitos, sino que tenemos un número limitado de intentos y de continuaciones posteriores, cinco Continues con sabor clásico a un plataformas Old School que se añaden a todo lo mencionado. Además, solamente al completar el recorrido de cada nivel de dificultad es cuando se puede salvar, debiendo de pasarnos de un tirón cada uno de los tres, Principiante, Normal y Avanzado, este último con nada menos que 50 niveles. Los más expertos y habilidosos puede que en apenas un día sean capaces de superar todos los niveles, pero a un jugador medio, el modo Desafío de Super Monkey Ball Banana Splitz puede llegar a durarle un tiempo. Además, al superar todos los obstáculos en el nivel Avanzado, se desbloquea un cuarto nivel de dificultad que hace honor a su nombre: Experto.

La práctica hace la perfección, y los retos más difíciles del juego requerirán de pasar por el modo Entrenamiento para memorizar no solo el trazado, sino cada recoveco, curva, forma de conseguir todos los plátanos, evitar obstáculos –más de una vez elementos como postes de rebote nos harán la vida imposible haciendo que rebotemos precisamente hacia un hueco puesto a posta cerca del objeto para que caigamos. El diseño de los mapeados van desde una sección que recuerda a una pista de Bobsled vista en el trazado Principiante hasta otras como vertiginosos toboganes de agua o la inicia de Difícil como los signos que conforman el logo de PlayStation –los botones frontales de control X, Círculo, Cuadrado y Triángulo- puestos como una escalera descendente, sin vallas, y que requieren de avanzar al principio por las líneas rectas de la superficie del Cuadrado manteniendo una orientación diagonal al caer al vacío, ya que la siguiente plataforma es la X, y sus dos líneas corren en diagonal a los bordes de Cuadrado. Para dar una idea de la cantidad de niveles en el modo para un jugador de Desafío, la dificultad Principiante contará con diez niveles, Normal con 30 fases y Avanzado con nada menos que 50, todos a superar de un tirón en cada uno, a las que sumamos el Experto desbloqueable. A modo de curiosidad, en todas y cada una de ellas podemos guardar la repetición de nuestra actuación e incluso compartirla. Pero no os creáis que una vez superado esto se terminó la oferta jugable de SEGA, ya que, si acabamos un poco hartos de esa pista nº 29 de Avanzado y queremos probar otras mecánicas, basta con regresar al menú principal y seleccionar Minijuegos.

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Aumentando el plantel de personajes a escoger, ocho serán las pruebas en las que podemos participar tanto solos como a través de Multijugador Local u Online vía WiFi. Monkey Target, veterana de otros títulos, regresa manteniendo su particular todo de diversión y desafío.  Este comienza con nuestro monito cayendo por una pronunciada pendiente hasta saltar una rampa, momento en el que aprovecharemos para activar con círculo una especie de Gadget de la bola que la convertirá en un planeador, debiendo atravesar una serie de anillos que nos proporcionarán un Bonus añadido y cayendo en una isla marcada con una serie de anillos de puntuación en la que obtendremos más puntos cuando más cerca del centro caigamos. Monkey Bingo nos retará a un particular 5 en raya en el que meteremos iremos metiendo bolas en distintos agujeros para conformar una línea de color, siendo uno de los más divertidos en multijugador. Monkey Bowling hace honor a su nombre, sumergiéndonos en una competición de bolos, para lo cual colocaremos el sistema en posición vertical y con un toque a la pantalla echaremos la bola a rodar, teniendo que hacer uso del giroscopio de Vita para controlar la dirección de esta. Monkey Rodeo nos permite manejar un caballo en el que nuestro simio estará subido, aunque usando solamente el panel trasero táctil de la portátil, tornándose en uno de los más confusos hasta que se aprende su manejo. Bolas Numeradas, de nuevo con el sistema en posición vertical, usa de nuevo la pantalla táctil para que toquemos unas bolas de billar numeradas que se mueven por todo el escenario, pero solamente en el orden que el juego nos proponga, ya que si nos equivocamos se ‘bloquea’ la pantalla y tendremos que agitar el sistema para desbloquearlo. Batalla de Billar supone una especie de mezcla de Billar en un entorno de juego que recuerda a la distribución de un parchís, dividido en cuatro equipos de colores. Con Vita en vertical, la vista pasará de cenital a 3ª persona detrás de la bola de nuestro color que escojamos lanzar, arrastrando hacia atrás el dedo para lanzarla tras apuntar, dentro de un tiempo (muy) limitado para cada jugada. Caza de Píxeles hace uso de la cámara trasera para hacer una foto, indicándonos al estilo de una de las pruebas del Frobisher’s Says que saquemos una imagen del color del objetivo. Una vez tomada, la pantalla de llenará de elementos, entre ellos unas bolitas del mismo color que la imagen que se nos pedía fotografiar que tendremos que tocar con el dedo. Cuanto más exacto sea el color de cada elemento que fotografiemos, más bolitas de dicho color saldrán disparadas por la pantalla para que las cacemos con el dedo.

Por último, el minijuego final se llama Laberinto del Amor, y nos propone atravesar varios niveles –podremos practicar en ellos antes si queremos- manejando a dos simios al mismo tiempo, cada uno con un stick de la consola. El desafío estriba en no separarlos demasiado para que el cordón entre ellos no se rompa. Sin duda uno de los más originales, la complicación de cada escenario irá en aumento, puntuándonos también por la coordinación que hayamos tenido, algo divertidísimo ya que en una misma consola pueden participar dos usuarios, cada uno moviendo un stick. Todos los minijuegos mencionados cuentan con varios modos de juego, niveles y desafíos. Y, en caso de quedarnos con ganas de más, Banana Splitz integra además un curioso editor de niveles en el que no estaremos atravesando aburridos tutoriales sobre diseño e implementación, para nada. El editor del juego primero nos conmina a sacar una foto ya sea usando la cámara trasera o la delantera de Vita. Luego, una vez tomada, tenemos que literalmente agitar la propia consola con fuerza para que el nivel se cree. Tras unos segundos, tendremos como resultado un mapa nuevo generado de forma más o menos aleatoria por el que avanzar que en ocasiones se ajustará más y en otras menos a los patrones fotografiados, y que podemos guardar e incluso enviar a la comunidad del juego para que otros se lo descarguen. Nosotros hicimos una foto a un clásico ventilador de aspas de techo, resultando en un recorrido que se ajustaba bastante al diseño, aunque con cada pala de este convertida en una plataforma zigzag verdaderamente complicada. El modo final que nos queda es el Multijugador, que bien puede ser como ya hemos reseñado vía Ad Hoc u Online –para los minijuegos y desafíos Monkey Ball-, o por Turnos usando una misma consola, en partidas de 2, 3 y 5 usuarios a cada uno de los minijuegos que no requieran el uso de la cámara.

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Visualmente, la pantalla de Vita muestra unos entornos no solo temáticamente variados –de una especie de mundo que recuerda al Green Hill Zone del primer Sonic a otro lleno de rocas y gigantes de piedra pasando por uno de madera dentro de una caja de juguete- en cuanto a diseño y estilo artístico cartoonesco, sino hechos con vibrantes colores y una gran luminosidad muy agradable a la vista, con un correcto nivel de texturizado en cada objeto  -genial el dinosaurio-, tramo y en los personajes –cada uno con sus propios gestos-, moviéndose el conjunto con total fluidez. El único ‘pero’ estriba en los fondos 2D, que acusan de una falta de resolución en ocasiones, aunque su tarea sea la de permanecer a posta desenfocados para que visualmente nos centremos en los elementos en primer plano. A un apartado visual colorista hay que sumarle un apartado sonoro trabajado en materia de efectos de sonido -distintos en cuanto a las expresiones de cada mono- que emplea melodías temáticamente diferenciadas acorde con la estética propia de cada nivel, pero en general con estructuras similares de samplers de percusión a los que se les suman bien notas jazzísticas o bien otras al más puro estilo Dance de los primeros Ridge Racer.

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7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.