Una de las grandes sorpresas de esta generación de consolas ha sido Super Monkey Ball, un juego de puzzle y habilidad de calidad que, gracias a sus carismáticos personajes, se hizo un hueco en el corazón de numerosos usuarios a lo largo del mundo. Divertido, completo y muy variado en sus modos de juego le convertían en uno título muy recomendable.
Desgraciadamente, en posteriores incursiones, no se consiguió mantener el nivel que se esperaba de la saga. Nuestras esperanzas estaban puestas en esta nueva incursión con Super Monkey Ball Adventure, un título muy esperado que creíamos iba a resucitar el espíritu de la saga y ofrecernos otra vez un título variado y original, muy divertido, pero que, pese a mantener un muy buen nivel, se ha quedado a medias.
Hacia la aventura
Como ya anuncia de antemano el título del juego, no nos encontramos en esta ocasión con pantallas de puzzle simples, como antaño, sino que estamos inmersos en una completa aventura, al estilo de otras sagas de Sega que sufrieron esta conversión. De este modo, nos encontramos con un universo mucho más amplio y vasto en el que tendremos que ir cumpliendo pequeñas misiones.
La base argumental nos ofrece una nueva historia de Aiai, MeeMee, GonGon y Baby, los protagonistas clásicos de la saga, que deben salvar nuevamente a los habitantes de Jungle Island de una nueva amenaza. De este modo, la nueva aventura se desarrolla en cinco mundos diferentes: aparte de la ya mencionada Jungle Island inicial, estarán Moonhaven, Zootopia, Monkeytropolis y Kongri-la.
En cada uno de esos mundos, iremos encontrándonos con pequeñas pruebas o misiones, hasta un total de sesenta. El estilo de juego, por lo tanto, nos pone en un mundo donde recogeremos objetos, hablaremos con otros personajes y superaremos retos y los retos, ya sea de la aventura principal como de objetivos secundarios que nos pedirán otros personajes.
Minijuegos y desafío
Las pruebas más divertidas vuelven a hacer su aparición en Super Monkey Ball Adventure: carrera, objetivo, lucha, bounce, cañón y tag. El número es menos que en otras ocasiones, y muchos son viejos conocidos que vuelven a hacer su aparición pero con importantes cambios que hacen que parezcan nuevos minijuegos.
Posteriormente, algunas de estas pruebas, tiene submodalidades que amplían la experiencia de juego. Por ejemplo, en carrera, tendremos carrera única, grand prix o contrarreloj, cada una con sus propias características y propiedades. Además, todas se pueden disfrutar con hasta tres amigos, y el número de simios seleccionables ha aumentado: aparte de los cuatro protagonistas, podemos elegir hasta a diecisiete simios más, tras desbloquearlos.
Y no podía faltar el modo desafío, con sus puzzles clásicos, con tres niveles de dificultad diferentes. La gracia en este modo está en intentar llegar a la meta antes de que se acabe el tiempo, y recogiendo el mayor número de plátanos posibles por el camino. Un modo realmente largo, divertido y desafiante, que consigue enganchar al jugador.
Gráficos y sonido
Gráficamente es bastante simple, y no ofrece nada que no se haya dejado ver ya en las entregas anteriores. Es decir, escenarios muy simples con aspecto poligonal un tanto cuadriculado. Sin embargo, los personajes están bastante bien diseñados y gozan de gracia y simpatía. Las Monkey Ball están muy bien trabajadas y resultan de lo más creíble del juego.
En el apartado sonoro, apenas podemos destacar un par de melodías, pero todas las que hay están a la altura de la situación y acompañan perfectamente la acción, sin grandes alardes. Destaca especialmente el doblaje, que está íntegramente realizado mediante idioma simio, y todos los personajes con voz resultan muy simpáticos de escuchar.
Jugabilidad
El modo aventura resulta realmente complicado de llegar a controlar y dominar. Hay muchos sitios a los que llegar y misiones por cumplir que, con el movimiento demasiado sensible de la Monkey Ball, se convierten en tareas hasta desesperantes. Además, al carecer de botones secundarios como salto, dependemos totalmente de las características del terreno.
La situación es idéntica en Desafío, donde movemos el escenario y la Monkey Ball rueda por él, sólo que al ser un desarrollo más sencillo, la capacidad de diversión es mucho mayor. Es en los minijuegos donde el juego da lo mejor de sí mismo, resultando muy divertidos y alcanzado sus cuotas más elevadas con cuatro jugadores. Cada uno tiene una jugabilidad especial distinta al resto del juego.