Super Mario 3D All-Stars
Triple salto
Super Mario 3D All-Stars, análisis
Analizamos el recopilatorio de Super Mario 64, Sunshine y Galaxy para Nintendo Switch. Juegos de calidad, compilación perezosa.
Mario celebra 35 años. Y era un secreto a voces que Nintendo preparaba un recopilatorio para Switch con algunos de los juegos más míticos del fontanero. La falta de un gran evento como el E3 y la afectación del Coronavirus al día a día de la compañía hicieron que un anuncio seguramente previsto para antes de verano acabase saltando a la palestra hace poco más de una semana y a nada para su salida a la vista. Super Mario 64, Sunshine y Galaxy en la 3D All-Stars, siguiendo la estela del mítico recopilatorio de Super Nintendo. Pasa como con Messi y el Barça. La calidad del primero no se discute, pero por sí solo no puede sostener un pack que no está a la altura.
Porque lo primero que llama la atención es el qué y el cómo. Por una parte, nos encontramos con un pack que se olvida de seguramente su mejor representante (si nos olvidamos del componente histórico de Mario 64). Super Mario Galaxy 2 es una ausencia que cuesta de entender. Porque es una obra maestra. Porque la compilación no llega tras un trabajo de remodelación y mejora de los juegos que haya supuesto un gran trabajo, y porque si hablamos de los juegos estrella 3D, nunca puede faltar tu mejor jugador. También sorprende el cómo: un recopilatorio a 60 euros y por tiempo limitado, hasta marzo de 2021 tanto en físico como en digital. Un movimiento que empuja a comprarlo ya y que impide pensar, en ningún caso, en una rebaja futura de su precio. Es ahora o nunca. Y a ese precio.
Uno de los debates recurrentes en una crítica a un videojuego es hablar de lo que trae y no de lo que pudo ser. Y la respuesta es que sí, pero que si el objetivo es un homenaje 3D de Mario, la ausencia es notoria. Y el trato de los juegos, mejorable. Otro debate encima de la mesa es si los clásicos deben retocarse y si todo debe ser un remake. Seguramente la respuesta es no a lo segundo, pero si la tecnología actual permite pequeños cambios que adapten la experiencia a la consola nueva, en este caso, Switch, no es desdeñable. Tal vez no hace falta Mario 64 con gráficos a lo Oddyssey, pero un escalado a 16:9 no habría estado mal, por poner un ejemplo.
Porque al final, la sensación es que los juegos no se han tratado como su legado merece y como las posibilidades de Nintendo Switch permiten. Y tiene un punto agridulce. Porque Mario 64 sigue siendo un juego histórico en la industria. Y porque Galaxy es simple y llanamente una obra maestra. Y entre esas dos aguas navega 3D All-Stars: entre la genialidad de sus juegos y su presencia en Switch, como quien sirve a granel.
Super Mario 64, historia viva del videojuego
Hablar de Super Mario 64 es hacerlo de historia viva del videojuego. De un título que abrió de par en par las puertas de los mundos 3D en consola y marcó el camino a seguir. Han pasado más de 24 años desde su salida. Y sigue siendo una obra maestra avanzada a su tiempo. Terminar de nuevo uno de esos juegos con los que crecimos sirve para darse cuenta de lo alto que apuntaba ya a mediado de los noventa. Un título en el que la exploración y la aventura tomaban un nuevo sentido por encima de los saltos sin parar, también presentes. También exigentes. Es fácil que la memoria con Mario 64 se nos vaya al Bob-omb Battlefield, a la Cool, Cool Mountain o incluso a la casa encantada de Boo. Pero la realidad es que el juego escondía mucho más que esos icónicos lugares.
Desafíos como Lethal Lava Land, carreras variadas,monos ludópatas, o las dos caras de Tiny - Huge Island, un mundo en el que debíamos ser grandes o pequeños según cada momento, eran la otra parte de un cuadro magistral. Con sus grandes virtudes y defectos. Algunos de ellos en un control que hoy todavía nos podía dar algún susto en saltos y pasillos estrechos, otros en ciertas estrellas poco inspiradas, sobre todo las acuáticas (Dire, Dire Docks, por ejemplo).
La manera que tiene Mario 64 de hacernos interactuar con nuestro alrededor forma parte de la época en la que salió, pero sigue funcionando. Además, tiene un componente que Sunshine no ofrece (Galaxy sí, en menor medida) y es la posibilidad de explorar libremente y rascar alguna estrella no prevista en el guion. Esa libertad sigue siendo un valor 24 años después.
Jugar hoy a Super Mario 64 es darse cuenta que estamos ante un banco de pruebas magistral. Un título diseñado para explotar las bondades del mando de Nintendo 64. Eso tan revolucionario de correr o andar según la presión del stick. De calcular y calibrar los distintos tipos de saltos. Y de explorar libremente. En general, salvo algún problema de control y sobre todo una cámara que podría haberse mejorado con la tecnología actual (que siga teniendo 'topes' y nos deje vendidos se podría haber revisado sin mancillar la obra original), el título sigue siendo igual de imprescindible. Se le nota el peso del tiempo, pero mantiene la esencia que lo hizo grande. En esta versión, por desgracia, nos encontramos con que solo se puede jugar a resolución 4:3 (otra decisión incomprensible) y que llega en inglés. Puede ser un detalle menor, porque no hay mucho texto, pero en un juego que va de leer el título de la estrella y deducir qué hacer, se habría agradecido una traducción que si estuvo en la versión de Nintendo DS.
Super Mario Sunshine, el tiempo no pasa en balde
Sunshine siempre ha sido un juego con un recibimiento dispar. No en valoraciones, ya que su media de notas fue alta, pero sí en el sentir del fan de Mario. No somos pocos los que siempre lo vimos por debajo de lo esperado en un Mario 3D, y más tras Super Mario 64, pero pasaba el tiempo y muchos pensábamos que tal vez lo teníamos mal visto. De hecho, su retorno y su presencia en el recopilatorio era un elemento destacado. Volver a recuperar ese juego para volver a valorarlo. El tiempo, por desgracia, no pasa en balde. Y la realidad es que Sunshine es seguramente el que peor ha empeorado de los tres porque en el fondo, siendo un muy buen título, ya era de saque el menos potente de todos.
El título es un constante altibajo en la experiencia de juego, y la manera de fiar las principales mecánicas al ACUAC, el artilugio que Mario encuentra al principio de sus vacaciones y que le ayudará para acabar con el malvado Mario Oscuro, acaba lastrando la experiencia general. A lo largo de nuestra partida hasta llegar a los 70 soles mínimos para poder enfrentarnos al jefe final, vimos más claro los grandes problemas de Sunshine, ya presentes en su momento. Un diseño de niveles discutible, con un ensayo-error ciertamente frustrante en varios momentos (como en el Puerto Espresso) por culpa de problemas como una cámara que decide girar mínimamente en el momento justo para hacernos fallar el salto, así como demasiado relleno con soles en forma de monedas rojas, monedas azules y repetición de jefes.
A Sunshine se le ve que quiso llegar a los 120 soles porque Mario 64 los tenía, y eso le pasa factura. Como se la pasa, también, un desarrollo mucho más lineal en la búsqueda de soles que su predecesor. Aunque todo lo escrito suena contundente, la realidad es que el juego también tiene trazos brillantes. Las fases sin el ACUAC son todo un reto y de lo mejor del título. Era algo que algunos teníamos como principal recuerdo, y que se refuerza aquí. Ciertos combates con jefes también son de interés, como el calamar gigante. Pero cuando te enfrentas a él por tercera vez... La frescura de la que hace gala en muchos momentos se diluye en demasiados otros. Y así se navega en Sunshine. Entre la frustación por las fases en las altas vigas y construcciones de Puerto Espresso con escaladas mucho más convincentes y gratificantes como las que realizamos en Cala del Sole.
Una versión, por cierto, que luce en alta definición y a 16:9, con un trato del agua que sigue sorprendiendo incluso a día de hoy, pero que a los problemas de cámara añade bajones de framerate cuando perseguimos a Mario Oscuro por la ciudad, y la falta de algunas mecánicas presentes en el juego original. En él, con el mando de Gamecube, podíamos calibrar la potencia de agua que lanzábamos con el gatillo, algo que no se permite con los controles de Switch.
Galaxy, un derroche de imaginación
Y llegamos a la joya de la corona de la colección 3D All-Star. Nos hemos acostumbrado tanto a decir que Galaxy 2 es mejor juego, que nos olvidamos que el primer Super Mario Galaxy sigue siendo una obra maestra. Un 10. Un derroche de imaginación que todavía hoy, jugando como outsider en territorio Oddyssey, es capaz de sorprender y sentirse tan actual como hace 13 años. La primera aventura galáctica del fontanero de Nintendo era una disrupción total con lo que habíamos visto hasta el momento. En Mario 64 y en Sunshine nuestro personaje interactuaba en mundos tridimensionales con unas normas establecidas. En Galaxy, éstas se rompían en pedazos. Era el mundo que estaba vivo e interactuaba con nosotros. Un juego que sigue dejando boquiabierto.
Es difícil quedarse con alguna mecánica concreta de Galaxy, que se siente tan vigente como el primer día. En parte, también, porque siendo como parece ser la versión HD que salió en Nvidia (China), es el que mejor luce de todos a nivel visual. Y porque la banda sonora, orquestada y siempre rememorando clásicos de la saga, es digna de ser escuchada en auditorio. Mario desafía todas las leyes de la gravedad, y esto lo cambia todo a lo largo de la búsqueda de las distintas estrellas y maxiestrellas.
La dificultad baja algunos escalones respecto a sus predecesores, pero el juego es tan ingenioso que compensa eso con la capacidad de sorpresa casi constante. Saltar entre planetas cambiando de una gravedad a otra, fases de scroll lateral donde vamos a correr literalmente del revés. Interruptores que cambian las leyes de la física, enemigos que dan vueltas en pequeños planetas mientras acertamos su trayectoria, potenciadores originales como Mario Abeja, Mario muelle o Mario de hielo. Una interacción con enemigos y entorno muy superior a lo visto hasta el momento. Y jefes finales con una gran puesta en escena. Un juego que equilibra la acción, la exploración y el plataformeo en medio de fuegos artificiales de los que el jugador es partícipe. Su interacción y avance por los mundos los cambia por completo.
La variedad de estrellas, cada fase planteada al milímetro como si fuera única (incluso las que tienen un fin común, como recolectar ciertas partes de objetos) y galaxias simplemente memorables, como una Caja de Juguetes que aparece cuando ya vas hacia el jefe final y resulta ser otra vuelta de tuerca más a lo que parecía haber dado todos los tirabuzones posibles, son el colofón al juego más largo y con más secretos de los tres. Y más bonito, también por esa preciosa historia sobre Estela (la mano de Koizumi aquí fue clave) y por esa dirección artística magistral.
Su único problema es que el control por movimiento, tanto para cazar polvo de estrellas como para algunas fases (como las que rodamos encima de una bola o navegamos dentro de una burbuja) se resiente en modo portátil, el menos preciso de todos (el control pasa a ser la pantalla táctil) y tampoco es el mejor, aunque si aceptable, con el mando Pro. Algo que nos acaba limitando la mejor experiencia posible a los joy-con separados, donde la respuesta es precisa. No es grave con el mando, pero sí mucho menos satisfactorio en modo portátil.
La compilación se cierra con pocos alardes y pocos extras. Tenemos la posibilidad de escuchar la banda sonora de los tres títulos, pero quien espere bocetos, artes, historias y demás elementos que nunca restan en este tipo de colecciones, va a sentirse decepcionado.
Conclusión
A Super Mario 3D All-Stars le pasa lo que ya hemos visto muchas veces con otros recopilatorios o retornos de grandes juegos. Donde la calidad de los títulos, sobre todo Mario 64 y Galaxy, es intachable y se mantiene vigente a día de hoy, pero la manera de recuperarlos queda muy lejos de estar a la altura de su legado y de su historia. Tanto por el trato y extras de los tres juegos recuperados como por la omisión de Galaxy 2 en el recopilatorio. Un 35 aniversario merecía algo mucho más completo y trabajado, sobre todo saliendo a precio de novedad y con fecha de caducidad a pocos meses vista. Este pack también demuestra la dificultad de valorar ciertos productos. Los tres juegos son de alto nivel y dos de ellos, obras maestras; si no los has jugado nunca, es una oportunidad que no puedes dejar pasar. Pero por otro lado, el recopilatorio es vago y perezoso. No hace falta hacer un remake de cero para retocar y adaptar aquellos detalles que las obras originales necesitan para encajar perfectamente a día de hoy, algo que aquí no sucede. Mario ofrece la calidad que recordábamos, pero merecía algo mucho más ambicioso.
Lo mejor
- Super Mario 64, un juego histórico que mantiene el tipo y es imprescindible para entender la saga
- Galaxy es el que mejor luce y se controla, y sigue siendo tan bueno como cuando salió
- Las mejores fases de Sunshine siguen teniendo un nivel muy alto
Lo peor
- Compilación poco ambiciosa, con nulas mejoras y añadidos para el precio que trae
- Sunshine, por irregular y algunos problemas de cámara y control, palidece ante los otros dos
- Los controles de movimiento en Galaxy cuando estamos en modo portátil
- Sin Galaxy 2 y a la venta con fecha de caducidad, dos decisiones muy discutibles
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.