Más de lo mismo

A finales del año 2000 nace el fenómeno Sudden Strike, lo hace de forma discreta como un título más ambientado en la II Guerra Mundial. Nadie imaginaba que acabaría vendiendo más de un millón de copias y menos que se publicaría una expansión para el juego. Su segunda parte debería ser el fruto de la experiencia y testimonio de los miles de jugadores que disfrutaron la primera entrega, unido a una puesta al día del título con las nuevas tecnologías. ¿Cuánto habrá de cierto?

Sudden Strike basó su éxito en el equilibrio conseguido en el género de la estrategia al mezclar lo mejor de los wargames con el tiempo real. Gracias al realismo utilizado en las batallas y al mimo en el diseño gráfico, el título se ha convertido en una obra de culto. La ambientación de juego de guerra y el atractivo táctico que siempre ha supuesto la II Guerra Mundial, por la longevidad y amplitud del conflicto, han hecho el resto. Así, nada más arrancar el juego, tenemos la posibilidad de escoger uno de los cinco bandos que participaron de forma notable en la contienda: británicos, alemanes, japoneses, americanos o rusos.

Unidades, tropas y ambientación estarán acordes, como no podría ser de otra forma, con el bando escogido. Cada unidad dispone de unas capacidades de combate, defensa, movimiento y moral propios, a las que hay que sumarle las acciones propias que solamente determinadas unidades pueden realizar. Así, por un lado tenemos una descripción numérica, igual que los wargames, de nuestras unidades que podemos ir mejorando con los combates. Por el otro, citando un ejemplo, seremos capaces de llevar unidades en los vehículos e inspeccionar el terreno con los prismáticos gracias a la figura del oficial.

Entre la infantería hay que destacar la figura del oficial, que si bien goza de unas casi nulas capacidades para el combate, resulta vital para mantener con vida a las unidades que dirige. No solamente porque su proximidad aumenta notablemente la moral de estas tropas, sino porque inexplicablemente resulta indispensable para ver antes al enemigo de que él nos vea a nosotros. Y es que lo primero que aprende el jugador de Sudden Strike II, es la necesidad de explorar previamente el terreno que se encuentra detrás de la niebla de guerra. De lo contrario y gracias a la mayor visión del enemigo, nuestra avanzadilla será reducida por las fuerzas enemigas.

El escenario de batalla es totalmente dinámico con una amplia variedad de elementos que interactúan con nuestras unidades. Podemos enterrar minas, construir alambrados, dispositivos antitanque, subir a los edificios del decorado, utilizar las vías del ferrocarril,… vamos, que no están las cosas simplemente de adorno. Para ello, de nuevo necesitamos encontrar la unidad que nos permite realizar esas acciones que solamente estarán habilitadas si es seleccionada. Sucede igual que los médicos de campaña si estos no se seleccionan, no se visiona el icono de curar a las unidades heridas.

Sin duda, el apartado gráfico del juego es el menos impresionante, no por la calidad del mismo, sino por la utilización de la exitosa formula utilizada en la primera parte. Ya que se trataba de anunciar la segunda parte del juego, la compañía se podía haber preocupado un poco en depurar el engine gráfico del juego. En su lugar ha optado por asegurarse la puntuación aumentando el detalle de todos los modelos presentes en el juego. A su vez, este detalle se traduce en la recreación de verdaderas miniaturas de los modelos reales de la época, eso sí, en perfecto 2D.

Modelos en dos dimensiones que resultan atractivos y elegantes en unos decorados coloristas y rebosantes de detalles. Es como jugar con los soldaditos de antaño, pero claro no olvidemos que hablamos de una supuesta segunda parte. Insisto, no le quitó valor a su trabajo y sino fijaros en las animaciones de los paracaidistas que son realmente atractivas, el fallo esta en la innovación. Solamente los efectos del combate tales como las explosiones, junto al deterioro del decorado/terreno por las mismas, denotan una importante mejora respecto a la primera entrega.

Como excusa para esta falta de innovación en los gráficos habría que pensar que para mover todas las unidades presentes en algunas campañas, necesitaríamos una máquina verdaderamente potente si estos se encontraran dibujados en tres dimensiones. Puede que el equipo programador se encontró en la encrucijada de tener que escoger entre la espectacularidad gráfica o la impresionante sensación que se percibe al mover en pantalla cientos de nuestras unidades.

La música utilizada en el juego es como era de esperar totalmente orquestal y de ambiente bélico. Su calidad no es muy elevada pero se funde perfectamente con los efectos de sonido del juego, aunque como suele pasar en este tipo de juegos acaba siendo repetitiva después de varias partidas. Lo mismo ocurre con los efectos de sonido, estos son reproducidos de forma correcta en los diferentes momentos del juego y con la utilización de una importante cantidad de variaciones. Como siempre sucede en los juegos bélicos, el conjunto se puede calificar como que viste al juego pero en ningún caso lo adorna.

Nuestras unidades confirmarán mediante voces la recepción de cada una de nuestras órdenes, rompiendo en cierta forma la monotonía de tener que escuchar disparos y explosiones en todo momento. El problema es que por un lado estas no han sido traducidas y por el otro todas son en perfecto inglés, no importando el bando donde estemos aunque se pronuncian con tonos diferentes. Y es una lástima porque hubiera sido un verdadero golpe de realismo si las voces guardaran cierta relación con el país que tenemos seleccionado.

Jugabilidad

El interfaz del juego no es todo lo cómodo que debería y obliga al usuario a memorizar las teclas rápidas para solucionarlo, de lo contrario tendrá que realizar diferentes pulsaciones de ratón para ejecutar las órdenes. El principal problema es que todas las opciones se encuentran mal distribuidas y pegadas en la banda inferior izquierda. Si unimos a esto que según las unidades seleccionadas los menús varían, se multiplican e incluso producen en ocasiones selecciones incoherentes acaba resultando mejorable.

La parte más pesada del juego es la gestión de las unidades, cuando estas llegan a cientos y se encuentran totalmente concentradas en pequeñas regiones del juego. Un ejemplo que demuestra la verdadera monotonía que supone realizar una y otra vez reagrupaciones, lo podemos ver en las misiones con paracaidistas. Los aviones no cesarán de enviarnos tropas una y otra vez sobre el mismo lugar donde se apelotonan sin orden ni coherencia alguna, después vendrá nuestro trabajo de separarlas, clasificarlas y asignarles las correspondientes teclas rápidas para hacerlas útiles.

En cuanto a la IA del juego, está bien trabajada si no patinara en las grandes batallas o cuando recorremos grandes distancias. El problema está en la desaparición de nuestros soldados por obstáculos en el terreno, junto a las nuevas rutas que crea el movimiento en masa de nuestras unidades. Así acaba resultando que parte de nuestro enemigo se encuentra dentro de nuestras filas, al perder unidades efectivas en un próximo combate y al tener que perder algunas inexplicablemente porque acaban abarcando más de lo que debería. La organización y la IA demuestran la carencia organizativa que tiene el producto para combates de tan elevadas dimensiones y con tantos tipos diferentes de unidades.

El tutorial de juego es un buen inicio para conocer de un tirón todas las posibilidades y detallitos que se permiten en la partida como es el entrar en los edificios enemigos para atrincherarnos. Lamentablemente, no todo queda aclarado en el mismo, a pesar de contar con dos misiones-tutoriales, quedando demasiadas cosas en el tintero que tendrán que ser descubiertas a través de la práctica.

En el apartado multijugador el juego acabada derivando en partidas de escaramuzas realmente divertidas de hasta ocho jugadores. Gracias a que en Sudden Strike II no se maneja ningún tipo de recurso, nos podemos centrar en el combate y en vigilar constantemente la situación de nuestras unidades. En cuanto a la latencia de las partidas, como en la mayoría de estos juegos, todo depende de con quien juegues y cuantos seáis. De todas formas se hecha en falta un sistema de búsqueda de partidas por Internet integrado en el juego, más que el agónico método de tener que poner la IP del servidor a utilizar.

Guión

Se puede decir que el intento de recrear los enfrentamientos históricos ocurridos a lo largo de la II Guerra Mundial esta altamente conseguido. Escoger uno de los bandos y sentirse dentro de la batalla con Sudden Strike II no requiere mucho esfuerzo de imaginación. Sin lugar a dudas el histórico planteamiento y el buen momento de forma que goza el género hacen el resto. Lástima que la historia no sea consecutiva entre misiones y tengamos bastantes saltos temporales. Mención especial se merece el dinamismo de algunos objetivos de la misión, por culpa de los sucesos ocurridos durante la misión produciendo en consecuencia una alteración de nuestros objetivos.

Así, al principio de cada misión, ya sea individual o dentro de la campaña, el juego nos ofrecerá un objetivo que deberemos conseguir en el escenario. La elevada dificultad del objetivo pasa por simplificarlo con la realización de pequeñas mini-misiones, orientadas a simplificar nuestra labor final. Hay que destacar que estos pequeños objetivos no son obligatorios en su mayoría, permitiendo al jugador escoger la vía rápida o la segura para conseguir los objetivos. Concretamente la vía rápida es muy útil en los primeros escenarios de cada campaña, convirtiéndose en imposible de realizar según vamos adelantado escenarios.

Estrategia y trucos

Desde mi punto de vista cada escenario como he comentado requiere un estudio previo antes de poder realizar la misión, a excepción de las primeras partidas de cada campaña en las que gozamos de una abultada diferencia a nuestro favor de fuerzas de combate. Así conviene estudiar meticulosamente el terreno, los puntos de aproximación del enemigo para acabar desarrollando una táctica que impida sacrificar el menor número de efectivos. Puesto que hay que recordar que a diferencia de otros juegos similares, que en Sudden Strike II no disponemos de recursos que permitan reponer las bajas sufridas durante cada batalla.

El otro punto más importante y de hecho imprescindible para la mayoría de misiones, es aprovecharnos sin remordimientos de la maquinaría que vaya abandonando el enemigo. La más importante son las piezas de artillería ya que a diferencia de la realidad, estas gozan de una efectividad apabullante y una interesante distancia de disparo. Por si fuera poco es la pieza militar más común en el juego y hacerse con un interesante número a lo largo de la contienda no resultará nada difícil.

Sin comparamos la segunda parte con la primera más su expansión, la verdad es que el juego no sale muy bien parado. Como he comentado antes, se me antoja que el equipo de programación ha decidido no correr riesgos innovando el juego. Ha preferido consolidar su diamante, renovándolo a partir de las sugerencias y quejas que los usuarios echaron en cara a la compañía. Para luego resultar que peca en los elementos más perceptibles por el usuario, como es la incorrecta utilización de los idiomas en las unidades y la repetición gráfica entre bandos.

Aunque se deja cosas en el tintero, esta segunda parte perfecciona y rellena la primera entrega. Enumero a continuación algunas de las diferencias existentes que siempre se balancean a favor de la segunda parte:

Lo que está bien

Lo fácil que el juego nos lo pone para sentirnos dentro de la II Guerra Mundial que explica el éxito de Sudden Strike II.

Las unidades a pesar de no estar en 3D son verdaderas miniaturas de sus homónimas en la realidad.

La imprescindible capacidad táctica que hace falta para resolver las campañas que impide la victoria con el simple hecho de llegar y ponerse a luchar.

Lo que no está tan bien

Las voces del juego no están dobladas y encima son todas en inglés.

Pequeños fallos con la interfaz del juego que provocan imprecisión en las órdenes que transmitimos a nuestras unidades.

La incompresible ventaja que goza el enemigo al disponer de mayor distancia de visión que nosotros. Eso sumado a la extraordinaria efectividad de la artillería, le quita realismo a la contienda.