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Splatoon 2: Octo Expansion

Splatoon 2: Octo Expansion

Splatoon 2: Octo Expansion, Análisis

Desafiante, largo, original y fresco. Así podemos definir la primera gran expansión de contenido del popular título de Nintendo Switch. Conocemos de cerca a los octarianos y el metro subterráneo de Cromópolis con sensacuones realmente satisfactorias.

Allá por 2014, una vez arrancó el E3, diversos medios tuvieron la oportunidad de charlar con Shigeru Miyamoto acerca de la que sería primera IP original de Nintendo en catorce años: Splatoon. En aquella conversación, el artista nipón fue breve y conciso ante la pregunta sobre quién se estaba encargando de este trabajo: “se está haciendo por algunos miembros muy jóvenes del equipo”. Las nuevas generaciones, con nuevos aires, nuevas ideas; diferentes formas de entender el videojuego moderno. “Están teniendo total libertad para crear el juego que ellos quieran”, decía.

Y ahora, después de dos entregas y media y 10 millones de unidades vendidas, entendemos que ese joven equipo de desarrollo dentro de las filas de Nintendo es un talentoso y prometedor grupo de entusiastas con una imaginación exacerbada. Splatoon 2: Octo Expansion nos ha encantado.

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Algo más que una expansión de contenido; un Master Quest

Es evidente que una expansión tiene complicado venderte un juego. Lo que no ha logrado el título original difícilmente puede hacerlo un DLC de pago; pero lo que tenemos aquí en muchos casos podría pasar por un juego completo, pues su planteamiento, contenido y ejecución bien valen nuestra atención y nuestra aprobación. Siendo breves: Octo Expansion es uno de los mejores títulos de plataformas 3D de los últimos años.

Ya nos quedó claro en el modo campaña de la primera entrega que Splatoon tenía potencial no solo como shooter competitivo online sino también como plataformas, recogiendo cosas de los referentes de la pasada década y también de las aventuras del bigotudo. Se sentía fresco, original, bien calibrado. Qué decir de sus jefes finales. En Splatoon 2, que celebra su primer aniversario, la campaña fue en términos generales más completa, más atenta en no dejarse nada en el tintero, pero perdió el factor sorpresa y excelencia de sus jefes finales. Ahora ese sentimiento queda redimido con esta expansión, sobresaliente en prácticamente todo al mezclar mejor que en ninguna de las otras dos campañas el género TPS con plataformeo. Lo que no esperábamos ni por asomo es que fuese a ser tan sumamente desafiante.

En los 80 niveles que componen esta Splatoon 2: Octo Expansion –aproximadamente 8 ó 9 horas de partida– se nos invita a vivir todo tipo de experiencias, de retos en ocasiones breves y en otras de más duración, poniendo énfasis en la verticalidad y la atención 360 grados. Hay niveles donde hay que tirar de ingenio, en otras incluso sigilo. Los cambios de ritmo hacen inevitable querer seguir jugando cuando pensamos que ésta será la última. Es un contenido gratificante por el reto que supone, algunas veces llegando a desquiciarnos, para que al final te des cuenta de lo bien diseñado y ejecutado que está todo. Pongamos en contexto qué pasa con los Octorianos.

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Más allá de Cromópolis: un desafío bajo tierra

Algo pasa en las entrañas de Cromópolis. El lore del título, si ya daba mucho de sí, introduce en la ecuación a los octarianos con un cariz totalmente protagonista. Todo comienza con un aviso procedente del metro de la ciudad donde encarnaremos al Agente 8, un octariano que, por motivos varios, ha perdido el conocimiento y despierta sin recordar prácticamente nada. Tendremos que recorrer literalmente todas las paradas de las líneas de metro de Cromópolis para recuperar esos recuerdos. La originalidad de plasma incluso en la forma de plantear las pruebas en el mapeado, que como podéis ver es en un plano de líneas de metro como el que puede haber en cualquier otra gran ciudad. Al principio solo habrá una línea, pero al llegar a las pruebas donde haya cruces podremos hacer transbordos y sumarnos a las siguientes pruebas que se van desbloqueando. Cada línea tiene un enfoque más o menos determinado: algunas ponen el acento en la precisión de los disparos; otras en dirigir hasta la meta una Bola 8; otras se centran en los saltos; incluso algunas son sobre raíles. De los jefes finales no vamos a comentar nada porque cualquier comentario chafaría sorpresas que es mejor vivir por uno mismo, así que solo diremos que su nivel está a la altura de lo que podríamos esperar.

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Un detalle que nos ha gustado ha sido el coste de participación. Para hacernos una idea, dirigirnos a una estación concreta tiene un coste de pepinopuntos que conseguimos al completar pruebas. Las más difíciles tienen un coste mayor (algunas muy superior), pero también dan más recompensa. Antes de empezar se nos ofrecerán siempre tres tipos de armas: las que faciliten más la compleción del nivel dan menos pepinopuntos; asimismo, las que sobre el papel dificultan terminar con éxito dan recompensas sensiblemente superiores. Este pequeño acercamiento a la gestión de recursos es palpable cuando nos vemos en apuros, pues es posible quedarse sin puntos. Da la sensación de que te está constando algo participar en una prueba, penalizando así los errores y evitando los cada vez más manidos “reintentar” ilimitados. Eso sí, si un nivel se nos resiste por la circunstancia que sea, es posible saltárnoslo para que se dé por completado a cambio de una considerable suma de pepinopuntos.

Adicionalmente al desbloqueo de nuevos niveles tenemos los pastirrecuerdos, que son una especie de diario donde se van narrando los recuerdos olvidados del protagonista. Si nos interesa lo tenemos accesible desde el menú. Por desgracia es flojo a nivel narrativo; pesa más la personalidad de los personajes y el propio universo de Splatoon que la historia que se cuenta, una tarea pendiente de cara al futuro y al mismo tiempo una oportunidad perdida. Por suerte el diseño de las zonas subterráneas es sensacional, con detalles dentro de los vagones, las vías y otros aspectos propios de este transporte público. Ni qué decir tienen las decenas (literalmente) de referencias al universo de Nintendo en los fondos de los escenarios, donde se ven en ocasiones cartuchos de Famicom, discos de GameCube, Game & Watch y periféricos con más de 30 años de historia flotando por los cielos de los niveles como si de nubes en el cielo se tratasen. Podéis consultar todas ellas por aquí.

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Indudablemente recomendable

Nintendo ha acertado planteando la Octo Expansion de esta manera, como un reto individual que vivir del primer minuto hasta el último en solitario, haciendo que cada nivel sea único. Es ésta la campaña que nos hubiese gustar tener en el cartucho original lanzado en Nintendo Switch el pasado verano, pero por suerte su llegada nos recuerda que el título sigue muy vivo en su ingente comunidad multijugador, con ahora el doble de contenido que hace doce meses y perfectamente equilibrado. Esta campaña es un satisfactorio respiro con la recompensa de jugar como octarianos en el modo multijugador de Splatoon 2 incluso en el modo Salmon Run. Puede parecer algo nimio, pero jugar como octariano es similar a jugar con una skin que un porcentaje ínfimo de los jugadores tienen (no deja de ser contenido de pago) y seguir ampliando así este ya no tan pequeño submundo dentro de las franquicias de Nintendo. Si esperas que respondamos a la pregunta de si un poseedor de Splatoon 2 debe hacerse con esta Octo Expansion, la respuesta es un rotundo .

 

Hemos analizado esta expansión con un código de descarga proporcionado por Nintendo. El contenido ya se encuentra a la venta a través de la eShop a un precio de 19,95 euros. Para jugarlo es necesario disponer antes de Splatoon 2.

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8.5

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.