A caballo regalado no le mires el diente... ¿o sí?

La profecía vuelve a cumplirse: nueva película de animación en los cines y nuevo videojuego ambientado en ella que resulta ser un fiasco total, aunque esta vez la cosa tiene tela...

Por muy poco que llevéis en el mundo de los videojuegos, seguramente ya os habrá quedado clara una cosa: hay que mantenerse alejado de los juegos basados en películas, ya que suelen ser de lo peor de su género. Es cierto que de vez en cuando salen auténticos juegazos basados en el celuloide, pero a estas alturas quedan pocas personas que se atreven a buscar estas joyas.

Sin embargo, es obligación nuestra mantener informados a los jugadores, tanto de lo bueno como de lo malo; incluso en casos nefastos como el que ahora nos atañe. Todo es insuficiente a la hora de que al jugador no le den gato por liebre. Analizar Spirit, supone un reto debido a todos y cada uno de sus puntos negros, los cuales le otorgan todas papeletas para llevarse el galardón de "Peor Juego del Año". El que no se lo crea solo tiene que seguir leyendo...

Pese a que en un primer momento puedan parecer bastante coloristas y detallados, lo cierto es que los escenarios son de lo más monótono que se ha visto jamás, ya que además de haber sólo cinco a lo largo de todo el juego, sus elementos se repiten tanto que da la sensación de que siempre estemos pasando por el mismo sitio. Eso sí, la diferencia entre unos y otros es evidente, ya que visitaremos parajes que poco tienen que ver entre sí, como pueden ser un bosque, una montaña o un desierto.

Pero el golpe de gracia a nivel gráfico viene de la mano de los personajes que veremos deambular por la pantalla, tanto amigos como enemigos. Además de ser bastante pequeños y de carecer de detalles, toda la fauna del cartucho se mueve de una manera bastante ortopédica que poco tiene que ver con lo visto en otros juegos para esta consola. Para que luego la gente se queje de las animaciones del Attack of the Clones...

Los efectos de sonido tampoco son nada del otro mundo, aunque gracias a la calidad de la música pueden llegar a parecer mucho mejores de lo que realmente son. Normalmente, los efectos suelen servir para acompañar las acciones y dotarlas de mayor realismo, pero lo cierto es que en este juego no hay ni un solo sonido que vaya acorde con la acción que representa.

En fin, ni todos los peores cantantes del panorama musical español juntos podrían haber alcanzado un nivel de contaminación acústica tan alto. Menos mal que podemos quitarle el sonido a la consola, que si no...

Por un lado, tenemos que el desarrollo de las fases carece de emoción alguna, ya que el objetivo siempre es el mismo: domar un caballo, ir con él a una zona en concreto y ayudar a algún animal a reunir cinco objetos para que nos deje continuar nuestro viaje. Esto no seria un problema si no fuese porque podemos pasar olímpicamente de los enemigos y acabarnos las fases en cinco minutos.

Precisamente, la tarea mas difícil que deberemos llevar a cabo será cuidar a los caballos, ya que necesitaremos mimarlos y darles de comer si queremos que confíen en nosotros. Pero una vez más podremos pasar de cuidarlos una vez los domemos, ya que si somos lo suficientemente rápidos podremos llevarlos a casa antes de que se encabriten.

Pero si queremos pasarnos el juego en un abrir y cerrar de ojos deberemos aprender a salir de los atascos en los que nos veremos enfrascados cada dos por tres, ya que muchas veces el mismo aire nos cerrará el paso y nos quedaremos encallados sin poder movernos. La mayoría de las veces basta con retroceder sobre nuestros pasos, pero en ocasiones nos veremos obligados a resetear la consola para deshacer el entuerto. Y digo yo: ¿para que les pagan entonces a los Beta Testers?

Otro factor decisivo a la hora de rebajarle la nota al juego es que, siendo un título orientado a los más pequeños de la casa, está en un perfecto inglés que dudo mucho puedan dominar nuestros párvulos. Por fortuna, los diálogos no serán en absoluto decisivos, aunque ayudan bastante a la hora de saber lo que tenemos que hacer.

Para terminar de rematar la faena, la duración del juego no podía haber sido más efímera, ya que con media hora tenemos de sobra para acabarnos el juego sin que nos maten ni una sola vez. Además, una vez te lo pasas apenas hay alicientes que te inviten a volver a jugarlo, salvo el hecho de que en cada partida los caballos a los que tenemos que ayudar son diferentes. Vamos, que estamos ante uno de esos juegos de "usar y tirar"...

Pese a que siempre es recomendable que paséis por el videoclub para que probéis los juegos, en esta ocasión lo único que recomendamos es que os mantengáis tan alejados como podáis de este juego, ya que si lo jugais, empezaréis a cuestionaros las capacidades de vuestra consola.