Sonic Forces
- PlataformaPS45NSW5PC5XBO5
- GéneroAcción, Plataformas
- DesarrolladorSonic Team
- Lanzamiento07/11/2017
- EditorSEGA
Sonic Forces, Análisis
El regreso tridimensional del erizo azul de SEGA vuelve a fallar en lo elemental, que es su control. Ni el Sonic clásico ni el moderno tienen fases que nos hayan sorprendido, además que el concepto del avatar está desaprovechado. Analizamos a fondo el título.
El día de la marmota, otra vez
Era verano de 2016, y desde Europa muchos fans aguantábamos el calor de la noche cuando el evento conmemorativo de Sonic por su 25 aniversario nos dejaba dos grandes anuncios: Sonic Mania y Project Sonic 2017, dos títulos que servirían como respuesta a aquellos que querían una nueva aventura en 2D y una en 3D. El trabajo de Christian Whitehead, Headcannos y PagodaWest Games ha sido un ejemplo de cariño, de respeto a un personaje. Pero tras un verano con la música de Mania sonando en nuestras cabezas, es ahora el momento de evaluar si de verdad ha merecido la pena la espera por Sonic Forces, el enésimo intento del erizo azul de SEGA en tres dimensiones.
Y lo cierto es que el intento ha quedado lejos de lo que esperábamos. Parecía que esta vez “era la buena”, que Sonic the Hedgehog iba a hacer gala del éxito que rodea a su universo e iba a justificar la eterna paciencia de sus aficionados. No todo es malo en Sonic Forces, por lo que vamos a desgranar todas las virtudes y defectos de este título que hemos podido jugar en su versión para PlayStation 4.
La gente pedía un nuevo Sonic
Lo primero que tenemos que decir es que Forces se mantiene en la línea de lo visto en Sonic Colors, Sonic Generations y Sonic Lost World; para nuestro gusto mucho más cercano a este último tanto por el diseño de los niveles a nivel conceptual como por la posición que suele adoptar la cámara en las fases tridimensionales, que están bastante equilibradas en relación a las bidimensionales. En total, tenemos 30 niveles principales más otros tantos secretos, pero por algún motivo la mayoría no alcanzan los tres minutos de duración, una oportunidad perdida al tratarse de una entrega para sobremesa, con todo lo que ello conlleva. Podríamos decir que la duración no es importante; por supuesto que no es lo más importante si el diseño es exquisito, si nos invita a completarlo una y otra vez para descubrir la localización de las estrellas rojas ocultas. Pero lo cierto es que algunos errores en el diseño de los niveles nos incentivan bastante poco a repetir.
Poniendo las cosas en contexto, una vez más Eggman ha vuelto con un plan maligno que pretende acabar con todo, pero a diferencia de otras ocasiones, el archiconocido enemigo del erizo ha preferido secuestrarlo para que vea con sus propios ojos cómo acaba con el mundo antes de terminar con él. El fanservice se puede sentir desde el primer momento, sin dar prácticamente nada de profundidad a ninguna de las ilustres figuras que participan en este proyecto. Sonic es el foco principal de atención y es él el único capaz de salvar los trastos… junto “al novato”, ese personaje personalizable tan polémico y del que tanto se ha hablado.
Infinite es el nuevo rival de Sonic Forces, un personaje que no tiene el carisma de Shadow ni Metal Sonic, pero que cumple su cometido como malo de la película. Este ser, capaz de alterar la realidad, será uno de los principales jefes finales, así que toca elegir bien las habilidades que vayamos desbloqueando para nuestro personaje personalizado.
Tu avatar, un skin desaprovechado
Consideramos elemental dedicarle unos minutos a la creación de éste porque es al inicio donde trascienden los cambios que afectarán al desarrollo de este avatar. El problema del planteamiento es que es una pirámide invertida. A diferencia de títulos donde tú mejoras en la medida en que vas avzanando en la aventura, en Sonic Forces las decisiones más trascendentes las tomas al principio. Conejo, lobo, gato, pájaro, oso, erizo, perro… Todas las razas disponibles afectan en algunas de las habilidades del avatar. A partir de ahí, cada vez que terminemos un nivel recibiremos oleadas de elementos para la personalización, todos ellos cosméticos. ¿Desaprovechado? Desde luego que sí. Y por una razón muy sencilla: al final el peso recae es los Wispon, el gadget que nos permite hacer diferentes ataques con los gatillos. Lo que podría haber sido un avance jugable en la franquicia ha quedado en la anécdota.
Esta entrega es en realidad una pericia dividida en tres partes, un guiño a Generations al poder utilizar a Sonic clásico, al moderno y al avatar. Pero viniendo de Sonic Mania y su excelente control del personaje, en las fases 2D de Forces se vuelven a cometer errores en el control por una incómoda inercia que impide caer justo donde queremos; y no es un problema de utilizar cruceta o joystick, sino que ciertas partes del escenario no se han medido con la precisión de anteriores episodios. No alcanza la incomodidad de Lost World, pero queda lejos de Sonic Colors en este sentido.
En poco más de 3 horas hemos visto los créditos finales, así que hemos pasado a completar las fases secretas, que para nuestra sorpresa están bastante mejor diseñadas y tienen una dificultad ligeramente superior a las fases principales, con dos niveles disponibles: Normal y Difícil, este último el único que permite compartir clasificaciones en línea. Pero incluso las fases secretas tienen defectos, como por ejemplo que duran escasos 40 ó 50 segundos, o que repiten assets y música; son reinterpretaciones más complejas de niveles anteriores, nada de “secretos”.
Un problema conceptual: curva de dificultad y diseño mejorable
Decir que la dificultad es casi inexistente no es baladí. A pesar de la estética oscura con la que se nos presentó el juego el año pasado, en realidad es bastante desenfadado, el desafío es prácticamente nulo y tenemos vidas infinitas. Es recurrente encontrarse lugares con cinco o seis monedas de 10 anillos, por no hablar de los checkpoints por cada cambio de zona en los escenarios. Completarlo es un trámite; parece orientado a los más pequeños de la casa.
Pero queremos valorar Sonic Forces más por lo que ofrece que por lo que no ofrece, así que vemos positivo que se nos invita a revisitar las fases constantemente para mejorar nuestros tiempos, conseguir todas las estrellas o encontrar nuevas vías para llegar al final. Posiblemente haya entregas con algo más de profundidad en su diseño, en el concepto del mapa, como Sonic Heroes o Sonic Adventure; pero a diferencia de lo que llegamos a pensar en un primer momento a través de los tráileres, este título no termina de ser ese digno futuro sucesor que tantos esperan. Otro añadido a las 30 fases principales son las misiones SOS o los retos diarios, que nos tientan a superar niveles con una condición especial.
Hemos esbozado más de una sonrisa, no lo vamos a negar: hay referencias a títulos de Mega Drive, arreglos de temas clásicos con más o menos acierto y, por lo general, una banda sonora notable que cumple con las expectativas al respetar a la saga original a la que se da nombre. El apartado artístico tiene altibajos, con algunas partes realmente bonitas, especialmente las que se ambientan en lugares nocturnos, pero al mismo tiempo tiene fases que no dan la talla en la presente generación de consolas y que ni mucho menos demuestran de lo que es capaz el Sonic Team, pues no se nos puede olvidar quién está detrás de esta obra.
La gama cromática es muy llamativa, pero echamos de menos algo más de gradualidad tonal en las texturas; suelen ser colores planos, con brillos que no sacan partido a las consolas de presente generación y que se ven incluso peor que Sonic Generations, un título que tiene ya unos años a sus espaldas y homenajeaba mejor la figura de este personaje. La misión de Forces era rendir tributo a los 25 años del erizo, pero por una razón u otra es un título más para la lista.
Hay detalles a destacar como el doblaje al castellano, con una amplia gama de voces, pero todo interpretado de forma exagerada, como si estuviese dirigido a niños. Las animaciones en las escenas cinemáticas están bien conseguidas, con modelados especialmente notables como el caso de Eggman y el resto de enemigos, que tampoco hace falta mencionar para evitar spoilers. El respeto a la saga está ahí; no es un proyecto ido por la tangente como Sonic Boom: esto es un proyecto canon. Y siendo completamente transparentes con los fans de la marca hemos de decir que lo que más nos ha dolido es la imprecisión en el control, todo lo demás es salvable en cierto modo. Pero hemos muerto de forma injustificada; hemos caído por precipicios sin saber por qué; hemos perdido la sensación de velocidad por miedo al descontrol del personaje y perdamos vidas... aunque luego reaparezcamos justo ahí, sin sentir ningún tipo de penalización por haber fallado. Es más grave en las zonas 2D que en las 3D –hay algunos niveles muy bien pensados, todo sea dicho-, pero en el cómputo global parece que Sonic vuelva a resbalar en el suelo cada vez que cae, y no entendemos por qué.
Hemos analizado el juego con una copia digital en su versión para PS4 cedida por Koch Media.
Mejorable
Puede tener elementos aceptables y entretener, pero en general es una experiencia que no dejará huella. Sólo recomendable en caso de sequía de este género de juegos.