Analisis de Slap Village Reality Slap

A medio camino entre el humor berlanguiano y el del TBO de la editorial Bruguera, hay algo en Slap Village profundamente español, ese sentido del humor característico de nuestros productos culturales que mezcla el costumbrismo con el subrealismo para proponernos una realidad absurda e imposible con naturalidad y sin atisbo de sonrojo.

Es ese humor el aspecto más destacable de Slap Village. Un humor que lo impregna todo, y hace que aquí, si alguien te cuenta lo que va a pasar, en vez de spoilers, lo que esté haciendo sea estropearte el chiste. Bromas que bien parecen, en algunos casos parte de un sketch de Martes y 13 o José Mota.

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Entre broma y broma, Slap Village nos sumerge en un oeste americano retrofuturista, por llamarlo de alguna forma, donde lo anacrónico es la norma, los encuentros con extraterrestres no provocan ni un parpadeo de sus ridículos habitantes y una compañía de diligencias que acaba de incorporar su primer y rudimentario modelo a explosión puede dejar tirado a un cliente por no haber comprobado el cambio de horarios de la ruta en internet, aunque estén en un pueblo semiabandonado en medio de la fiebre del oro.

Es un humor a veces un poco localista, es difícil pensar que un anglosajón vaya a entender la gracia de que en este mundo alternativo el mayor fabricante de drones sea “Drone Simone” y puede que hasta encuentren escatológico que el deportivo más leído sea el diario “Ass”. Sin embargo, aquel capaz de entender las decenas de referencias que se esconden en sus diálogos y escenarios disfrutará como un enano. No faltan guiños a cosas tan dispares como hora de aventuras, los teleñecos, los playmobil, la guerra de las galaxias, los gremlings y hasta a mercenarios albanokosovares.

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Entre risa y risa, el juego nos propone una aventura point&click de lo más tradicional, en la que deberemos resolver cómo avanzar a base de explorar los escenarios y hablar u ofrecer objetos a distintos personajes. En este sentido, nos encontramos con un producto apto para todas las edades y que rara vez nos dejará atascados más de un pequeño rato. La cantidad de objetos que podemos obtener no es nunca excesivamente grande, y hablando con la gente, es fácil hacerse una idea clara lo que desean. Además el propio juego elimina los que ya no vamos a necesitar al final de cada uno de los cinco actos.

Esta baja dificultad contribuye por desgracia a hacer que Slap Village se quede un poco cojo en cuanto a duración. Con pequeños momentos de atasque, el juego apenas ofrece unas 5 horas de juego, muchas menos si nuestras dotes de deducción son más elevadas, o nos aprovechamos de la ayuda del juego. Para compensarlo parcialmente hay la posibilidad de obtener todos los logros, pero como en todos los juegos de este género, una vez sabemos cómo avanzar, la gracia desaparece.

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Respecto al sistema de ayuda mencionado anteriormente, recuerda mucho al concepto de las superguías implementado en los últimos juegos de Nintendo, y nos permite acceder a pistas que hacen obvio cómo continuar en caso de que nos quedemos atascados. Perfecto, junto a su humor, para permitir el disfrute de los peques de la casa o aquellos no tan experimentados en este género, o aquellos que no tengan paciencia.

Pasando a lo técnico, Slap Village es un juego muy resultón, con un estilo gráfico sencillo pero que cumple perfectamente su papel, y nos recordará rápidamente al de la animación de los 90, en especial al de la factoría D’Ocon. Personajes que en muchos casos nos arrancarán una sonrisa solo con ver su aspecto, y que además podremos conocer un poco mejor en una galería de personajes disponible desde el menú.

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Igualmente sencillo pero cumplidor es el acompañamiento sonoro, basado sobre todo en efectos de sonido y en el doblaje de todos los textos. Esto es bastante notable para un producto de estas características, aunque la calidad es un poco irregular. Destaca la interpretación de la protagonista, Lurditas, y algún secundario, pero en otros casos da la impresión de estar ante algo un tanto amateur.

También merece la pena destacar el sistema de control, que mantiene la tradición de género pero con detalles muy prácticos. Así, por ejemplo, la rueda del ratón nos permite abrir nuestra bolsa o acceder al mapa sin pulsar nada más, y desde este último un solo click nos tranporta a distintas localizaciones (excluidas las que se encuentran dentro de la propia Slap Village).

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Más criticable es, en un juego donde el guion ha estado cerrado el tiempo suficiente para poder doblarlo, el importante desastre en la presentación de los textos, con múltiples faltas de ortografía y puntuación y una implementación que hace que casos como puntos finales de frase abriendo la siguiente caja no sean una rareza. Siendo el guion un elemento básico, este aspecto afea el resultado final.

Es esto de lo poco, sin embargo, que no parece tan mimado en un producto que incluso incluye un tema vocal en los créditos. También se nota este esmero en la presencia de tres minijuegos (uno de carreras, otro de lucha y un puzle) que encontraremos repartidos entre la historia.

El juego llega íntegramente en castellano aunque se puede jugar también en alemán, italiano e inglés. El audio está disponible también en este último idioma.