Samurai Warriors 4 II, Análisis

Samurai Warriors, título lanzado en 2004 y primer spin off de la franquicia Shin Sangoku Musou de Koei, celebró el año pasado su décimo aniversario con una cuarta entrega numerada que se convirtió por méritos propios en uno de los mejores juegos de esta cada vez más numerosa familia de beat ’em ups, siendo solo superado por Warriors Orochi 3 a nivel de contenido y por Hyrule Warriors en cuanto a valores de producción y variedad jugable. Pues bien, mientras Koei, por medio del estudio Omega Force, sigue lanzando sin descanso juegos basados en licencias de terceros adaptadas al estilo Musou (dentro de poco nos llega Dragon Quest Heroes, y en unos cuantos meses más tendremos aquí Arslan: The Warriors of Legend), ello no quiere decir que se olvide de las marcas que son de su legítima propiedad.

Concretamente, de Samurai Warriors nos llegó hace bien poco el Chronicles 3, tercer lanzamiento de la franquicia centrado en consolas portátiles, y ahora ya tenemos en nuestras manos el juego que nos ocupa: Samurai Warriors 4 II, destinado a las plataformas Vita, PS3, PS4 (única plataforma que contará con edición física) y PC; por si esto no fuera suficiente, en meses subsiguientes podremos hacernos con Samurai Warriors 4: Empires. Incluso acabamos de ver hace poco cómo el último Nobunaga’s Ambition, saga 100 % estratégica que goza de bastante prestigio en Japón (su primera entrega data de 1983, e incluso llegó a cruzarse con Pokémon en un crossover de lo más curioso), ha desembarcado en occidente, algo que no es ni mucho menos habitual en esta serie que comparte ambientación histórica y personajes con la saga Samurai Warriors. Vamos, que desde luego si lo que queremos es disfrutar de un juego ubicado en el periodo Sengoku, o era japonesa de los estados guerreros, no nos faltarán opciones a escoger.

La denominación del juego que nos ocupa, Samurai Warriors 4 II, puede llevar a la confusión, pero si dejamos claro que nos encontramos ante un Xtreme Legends, entonces la cosa ya queda mucho más clara para los aficionados a los Musou. En esencia, se trata de un disco de expansión que toma como plantilla todos los elementos y mecánicas ya presentes en SW4, solo que presentándonos nuevos hilos argumentales para el modo historia, novedades en el plantel de personajes, escenarios inéditos y algún que otro añadido en lo que a mecánicas y opciones jugables se refiere. Es decir, si queremos algo más estratégico sin renunciar al factor arcade, mejor esperar al Empires; si lo que deseamos es estrategia densa y profunda, Nobunaga’s Ambition es nuestro juego; pero si lo que queremos es acción pura y dura en la que diversos generales nipones arrasan ejércitos enteros como si de super saiyajins se trataran, y no tuvimos suficiente con todo lo que nos ofrecía SW4, entonces Samurai Warriors 4 II será la elección más acertada.

A daimyo muerto, shogun puesto

Samurai Warriors 4 II se encuentra, cómo no, ambientado en la era Sengoku japonesa, ubicada entre los siglos XV y XVI. En aquella época, con un Emperador que no era más que una mera marioneta y un shogunato débil y dubitativo, todo Japón acabó inmerso en una cruenta guerra civil en la que numerosos daimyos, o señores de la guerra locales, lucharon entre sí por obtener poder, por sobrevivir o por convertir al clan que abanderaban en el siguiente shogunato que obtuviera el privilegio de unificar Japón bajo su mandato.

El modo historia de SW 4 II nos ofrece 13 nuevos hilos narrativos, en esta ocasión más centrados en los propios personajes y no tanto en los clanes a los que sirven. A partir de aquí, en esencia todo sigue más o menos igual respecto a lo que ya vimos en Samurai Warriors 4: varios niveles de dificultad creciente, selección de un personaje principal y otro secundario, posibilidad de dar diversas órdenes en plena batalla al personaje que no controlemos en ese momento, equipar diversas armas… Las posibilidades ofensivas de los personajes tampoco cambian demasiado, por lo que ahí siguen los ataques normales, efectivos contra generales enemigos o tropas no demasiado numerosas, los ataques de proyección frontal, ideales a la hora de enfrentarnos a cantidades masivas de soldados rasos, la posibilidad de combinar ambos, los ataques musou, la barra de rabia que nos convierte en un guerrero increíblemente poderoso durante un corto periodo de tiempo…

El apartado audiovisual tampoco presenta cambios dignos de mención. En PS4 (versión analizada) todo se mueve a unos constantes 30 fps, sin caídas por muchos elementos que existan en pantalla. Los 1080p, efectos de partículas, sombreado e iluminación también son dignos de elogio. El popping, por otra parte, se ha reducido a su mínima expresión y se encuentra camuflado de tal manera que no llegaremos a percibirlo en el fragor de la batalla. La banda sonora es tan excepcional como suele ser habitual en la franquicia, y las voces siguen estando únicamente en japonés, con textos en inglés. Las verdaderas novedades vienen de la mano de Naomasa Li, personaje inédito en la franquicia, un nuevo sistema de mejora de armas y un panel de habilidades con el que es posible fortalecer a cada uno de los 56 personajes seleccionables.

Esta vez solo podremos mejorar las armas que obtenemos en el campo de batalla al fusionarlas. Pero este nuevo sistema de fusión ofrece bastantes más posibilidades de lo habitual, pudiendo subir las estadísticas de ataque, los poderes elementales y las ventajas poseídas por cada arma de una manera más clara y sencilla. Incluso podremos cruzar los caballos que vamos consiguiendo entre sí para obtener equinos más veloces, resistentes o de mayor fortaleza. Respecto al panel de habilidades, resulta ser un añadido de lo más acertado. Cada guerrero cuenta con su panel personalizado (lo que ayuda a que existan aún más diferencias entre ellos), dividido en numerosas casillas, cada una de las cuales otorgará a nuestro personaje una ventaja permanente o una ventaja temporal que podremos usar una vez nos encontremos en el campo de batalla. Las ventajas utilizables no se gastan una vez las equipemos, pero tras activarlas tendremos que aguardar un determinado tiempo hasta que se encuentren de nuevo disponibles.

Las casillas que dan acceso a las ventajas tanto permanentes como temporales se desbloquearán paso a paso mediante el gasto de diversos tomos que conseguimos en el campo de batalla o comprándolos en la tienda. Al activar una casilla se desbloquearán las circundantes, las cuales podremos activar también siempre que contemos con los tomos necesarios, aunque a veces también se nos exigirán otros requisitos como subir a nuestro guerrero a un nivel determinado o haber desbloqueado previamente alguna ventaja específica. En cuanto a los niveles de experiencia, éstos suben automáticamente conforme vamos superando batallas, añadiendo nuevos ataques al personaje al tiempo que aumentan sus características de ataque, defensa, etc.

Ya por último, los niveles de dificultad son los ya vistos en la anterior entrega (fácil, normal, difícil y pesadilla), y también se encuentran algo suavizados, por lo que el actual nivel difícil equivale a lo que en Musous anteriores solía ser el nivel normal, correspondiendo el nivel pesadilla a lo anteriormente conocido como difícil. Los expertos en esta clase de juegos podrán avanzar sin muchos problemas en nivel difícil aun cuando sus personajes partan de cero, mientras que para el nivel pesadilla sí será obligatorio echar mano de personajes que cuenten con una generosa cantidad de experiencia acumulada. Además del modo historia, contamos con el habitual modo libre, para jugar a cualquier escenario con el personaje que deseemos (siempre que lo hayamos desbloqueado previamente), un nuevo modo supervivencia del que a continuación daremos más detalles y un completo editor con el que crearemos un guerrero a nuestra medida. Las posibilidades multijugador, como de costumbre, se reducen a dos jugadores simultáneos en pantalla partida o vía internet.

Cuanto más subas más dura será la caída

En lo que a modos de juego se refiere, la novedad estrella de Samurai Warriors 4 II se encuentra dentro del apartado Supervivencia. Dividido en varias secciones, al instante será la primera de ellas la que se revelará como más interesante. Aquí, tras seleccionar a cualquiera de los 56 guerreros o a uno de los creados en el modo edición, acabaremos en el interior de un inmenso y misterioso castillo repleto de pruebas y retos que pondrán a prueba nuestra habilidad y resistencia. Deberemos subir planta a planta mientras superamos las misiones que se nos van planteando y acumulamos premios en forma de armas, oro, libros para desbloquear casillas del panel de habilidades, personajes secretos…

A medida que vamos ascendiendo niveles de lo que parece ser un fantasmagórico castillo de altura interminable, los retos serán cada vez más y más difíciles, así como más jugosas y cuantiosas las recompensas que podemos obtener. Hay que tener también en cuenta que no solo nos encontramos ante un modo supervivencia, sino también contrarreloj, ya que disponemos de un tiempo límite que no dejará de descender mientras jugamos, y que solo sumará unos cuantos minutos al ir ascendiendo plantas o al cumplir determinados objetivos. La gracia de todo esto reside en que si morimos o se agota el tiempo perderemos absolutamente todo lo recolectado hasta entonces y tendremos que comenzar de nuevo. Así, en la salida de cada planta nos encontraremos unas escaleras para ascender al piso superior y un portal que nos devolverá a la entrada del castillo.

Solo usando dicho portal podremos quedarnos definitivamente con los premios recolectados, aunque claro, al volver a entrar en el castillo no seguiremos por donde nos encontrábamos, sino en los niveles inferiores de la inmensa estructura, comenzando por el piso inmediatamente posterior al del último jefe final que hayamos derrotado. Este modo de juego ofrece una variedad de situaciones muy de agradecer, y en todo momento deberemos decidir si somos cautos, avanzando poco a poco y asegurando los tesoros recaudados, o vamos a pecho descubierto para conseguir las recompensas más jugosas aún a riesgo de perderlo todo en un instante.