Gaming Club
Regístrate
españaESPAÑAméxicoMÉXICOusaUSA
Romance of the Three Kingdoms XI

Romance of the Three Kingdoms XI

  • PlataformaPC6.5
  • GéneroEstrategia
  • DesarrolladorKoei
  • Lanzamiento31/10/2008

La saga continúa

La mayor novela histórica ambientada en la China de los emperadores vuelve a verse adaptada al mundo del videojuego. Recrea los eventos que marcaron el rumbo del mayor imperio de Asia durante la época denominada de los Tres Reinos, un tiempo de héroes, batallas, alianzas y traiciones...

Pocas veces una obra maestra de la literatura se adaptó al videojuego con tanto entusiasmo. Con la que hoy analizamos, son 11 las incursiones del Romance de los Tres Reinos en el ocio electrónico, contando con versiones en plataformas como Amiga, MSX o NES... ¿Podrá ésta aclamada novela pasar igualmente a los registros de la historia de los videojuegos?

Ampliar

No sólo eso, si no que dentro de la misma serie contamos con una colección de títulos que han surgido en torno a la saga... ¿Os suena, por casualidad, Dynasty Warriors? Pero es que la cosa va un poco más allá, ya que incluso esta otra serie cuenta con sus propios 'spin-off': Warriors Orochi y Samurai Warriors. Todos y cada uno de ellos de la mano de KOEI, empresa que ha cosechado una gran cantidad de éxitos, y los correspondientes beneficios reflejados en los ingresos, gracias a esta adaptación jugable de la historia y personajes que protagonizan el Romance de los Tres Reinos.

Pero... ¿de qué va todo esto de los Tres Reinos? Pues hombre, lo justo sería que os pusiera a jugar las 10 entregas anteriores, junto con las 6 entregas de Dynasty Warriors, sus expansiones y las 2 de Warriors Orochi y las 3 de Samurai Warriors. De la historia igual no os ibais a enterar, pero acabaríais hablando chino a la perfección. La otra opción es que os leáis la novela, aunque no os aseguro que se vaya a tardar menos tiempo, ya que la misma cuenta con más de 800.000 palabras distribuidas en 120 capítulos. Supongo que ahora comprendéis porque ha dado pie a tantos juegos.

Para no torturar aún más, y a modo de introducción, os diré que el Romance de los Tres Reinos narra los eventos que ocurrieron en China durante la época homónima, desde la fundación de Wei en el 220 d. C. hasta la conquista de Wu a manos de la dinastía Jin en el 280 d. C., si bien el juego nos permite comenzar en año 180 d. C. con la rebelión de los turbantes amarillos. Fue una época de guerras, emboscadas y alianzas, protagonizada por famosos héroes y tiranos como Cao Cao, Jiang Wan, Fei Yi, Zhuge Liang... y otra serie de nombres que no nos aprenderemos de memoria.

Si bien todos sabemos que en la historia los acontecimientos nunca son desencadenados por un solo hecho, podríamos marcar el inicio de este periodo con la muerte del Emperador Ling de Han que marcó la caída del poder dinástico y la posterior ascensión de su primer ministro Cao Cao. Entonces se produjeron una serie de enfrentamientos por el control del imperio que no acabarían hasta la conquista de un Wu en plena decadencia debido a la muerte de su último general de renombre Lu Kang, quien no dejó descendiente alguno que pudiera continuar su labor. En total, casi un siglo de batallas que marcaron el destino de China.

Tres fueron los reinos, de ahí el nombre de la saga, donde tuvieron lugar acontecimientos. Wei, gobernado por Cao Pi, hijo de Cao Cao, y que controlaba la parte septentrional del imperio. Shu, en manos de Liu Bei y que siempre permaneció fiel a la dinastía del Emperador de Han. Por último, el reino de Wu, cuyo gobernante era Sun Quan y fue el territorio más longevo de los tres. Por supuesto entre las filas de cada uno de estos bandos se podían encontrar valerosos soldados y generales sin los cuales la historia de los Tres Reinos no habría sido ni la mitad de emocionante y completa de lo que terminó siendo.
Como no podría ser de otra manera Romance de los Tres Reinos es un título que se engloba dentro del género de la estrategia, de una manera mucho más tradicional que los distintos toques tácticos que se han podido observar en la saga Dynasty Warriors y sus 'spin-off', donde premia la acción e incluso algunos tintes de RPG en contadas ocasiones. El escenario, no podría ser otro que la China Imperial durante los años que recoge el romance, y el desarrollo, por turnos. Sin embargo, debido a la extensión del mismo se nos divide en las distintas épocas que se diferencian dentro de este periodo histórico.

El primer escenario hace referencia a la revuelta de los Turbantes Amarillos, llamada así por el color de los pañuelos que vestían los campesinos durante la rebelión que tuvo lugar en los últimos años de la dinastía Han. La ascensión de Dong Zhuo equivale a los años durante los cuales el tirano con este mismo nombre tomó el control de la capital del imperio excusándose en su lealtad y protección a la dinastía. La siguiente campaña tiene lugar en la época durante la cual estalló la guerra civil y diferentes señores de la guerra se enfrentaron por el control de un imperio que se desintegraba.

Después podemos participar en el tiempo de la más gloriosa victoria de Cao Cao, la batalla de Guan Du, donde el habilidoso estratega pudo superar una desventaja de 10 hombres contra 1. También se nos permite recrear la alianza entre Cao Cao y Liu Bei, gracias a la cual fue derrotado el tirano Dong Zhuo, aunque luego se traicionaron y enfrentaron entre ellos. Las campañas posteriores nos transportan a la era de la rebelión de Nanman y al año 251 d. C., en la época conocida como el Surgimiento de los Héroes. Por supuesto, también es posible personalizar cada uno de estos escenarios, o crear uno nuevo.

Una vez seleccionada la campaña, podemos seleccionar alguno de los bandos existentes en el periodo correspondiente, o incluso diseñar uno propio. De igual manera, se pueden personalizar distintas opciones, como la exactitud de los distintos elementos conforme a la narración, así como los héroes que surgirán durante la partida o las distintas alianzas y rivalidades con las que comenzarán las facciones. Se llega al punto de poder decidir si la longevidad de los personajes será la real, tal y como puede encontrarse en el Romance de los Tres Reinos, o vivirán muchos más años.

Siguiendo con la personalización, es posible modificar todos los aspectos del juego en lo que a facciones y héroes se refiere. Sin embargo, si ya es complicado seguir con el hilo de los acontecimientos, y quedarse con los nombres de todos los personajes que tomaron parte en la saga, incluir por nuestro lado unos cuantos elementos más a este ya de por sí rico y variado entorno, puede ser una locura de grandes proporciones. Ahora bien, quienes ya tengan la debida experiencia con esta historia, puede que deseen ver como la influencia de nuevos generales afecta al desarrollo normal del romance.

Tras una introducción a los eventos desencadenantes de la ambientación de la partida elegida, podremos observar un mapa de China. El territorio se divide en varias provincias, contando cada una de ellas con una capital. Para tomar el control de toda la provincia, es necesario gobernar la ciudad correspondiente. Además, se pueden observar otras pequeñas villas, que se corresponden con puertos situados de forma estratégica para poder mover nuestros contingentes a lo largo de las masas de agua que separan algunas de las zonas del mapa general. El 90% de la partida transcurre sobre este mapa.
Otra peculiaridad de las ciudades es que poseen terrenos dispersos por el territorio de la provincia, y serán en estos donde ubicaremos las distintas construcciones que nos proveerán de dinero, recursos o tropas. No todas las zonas poseen la misma cantidad de estos terrenos, y tampoco se encuentran distribuidos de igual manera. Por supuesto, para facilitar las tareas estratégicas, todo el mapa aparece con una cuadrícula superpuesta, que equivale a la distancia que podemos avanzar gastando un punto de movimiento para las tropas, o al tamaño de cualquiera de las construcciones que podemos realizar.

Los gráficos de esta parte del juego son sencillos, por no decir bastante pobres. No se ha puesto gran entusiasmo en crear un entorno rico en elementos, ni en cuidar los efectos o animaciones que pudieran verse en el mapa, que dicho sea de paso, es bastante inerte. A favor tiene que no da lugar a ninguna confusión, y todo está perfectamente diferenciado, pero en esta ocasión, el haber trabajado un poco más en la impresión visual que este apartado pudiera otorgar no se convierte en un simple recomendación, si no en algo obligatorio. Es, sin lugar a dudas, uno de los peores aspectos de este título.

Al inicio de la campaña, controlaremos una o varias ciudades y, lo que es más importante, tendremos a nuestro cargo uno o varios héroes. Estos son los dos objetos de mayor atención durante una partida de Romance of the Three Kingdoms, ya que todas las acciones se realizan en las capitales de las provincias, pero estaremos limitados por el número de héroes en nuestro bando. Esto quiere decir que si en una ciudad tenemos ubicados a tres personajes, podremos realizar tres acciones por turno. Si además tenemos en cuenta que un héroe no puede comenzar una tarea nueva hasta finalizar la anterior, la importancia es mayor.

Las ciudades se rigen por ciertos valores, siendo los más importantes el dinero que se ingresa cada turno y la cantidad de alimento necesaria para proveer a todos los habitantes. Un índice marca el orden público en la ciudad, que va desde 0 a 100, y afecta a la productividad de la misma. De igual forma, podemos tener cierto número de reclutas dispuestos en la misma, ya sea para defenderse de un posible ataque o para terminar lanzando ofensivas contra el enemigo. Los puertos son ciudades mucho más simplificadas, y carecen de dicho índice, sirviendo únicamente como punto de ruta para nuestras tropas.

Si seleccionamos una ciudad bajo nuestro mando, se muestran las distintas opciones que pueden realizarse en la misma divididas en categorías. La primera engloba todo lo referente a la gestión de la ciudad, y nos permite acceder a la construcción de nuevas estructuras, reclutamiento de soldados, equipamiento para nuestras tropas o la realización de inspecciones. Antes de pasar con el resto de opciones, que además tienen que ver con aspectos distintos a la propia ciudad, extenderemos esta explicación. Para empezar, diremos que las inspecciones nos permiten aumentar el índice de orden público.

Para construir tenemos varias opciones. Los mercados aumentan el ingreso de oro por turno, y las granjas el de alimento. Los barracones mejoran el reclutamiento de tropas, mientras que las cuadras, talleres y herrerías nos permiten equipar a nuestros soldados con lanzas, picas, ballestas, arietes, torres de asedio, catapultas o caballos. Si construimos un astillero podremos fabricar barcos de guerra, mientras que el granero mejora el rendimiento de las granjas adyacentes a los mismos, igual que ocurre con la casa de la moneda, que hace lo propio pero con los mercados. Al estar a las afueras de la ciudad, las construcciones pueden ser atacadas.
Si bien la variedad de edificios no es mucha, está claro que se han creado los mínimos para que el sistema d estrategia sea mínimamente jugable. Sí que es cierto que sigue con el estilo de los anteriores juegos, donde los recursos se reducían a oro y arroz. Aquí es donde comenzamos a ver lo sencillo que puede resultar este juego, desde el punto de vista de las opciones y no de la dificultad. Es muy fácil desarrollar una ciudad al máximo, y tener que buscar nuevas capitales que conquistar. Sin embargo, son las demás opciones las que prometen un entramado más complejo.

La siguiente opción tiene que ver con las tropas. Según el carisma de nuestros gobernantes, nuestra capacidad de convocatoria será mayor, aunque cada llamada a filas implicará una bajada del orden público. Podemos instruir a las tropas, de forma que suba su fuerza de voluntad, lo que es un indicador importante a la hora de combatir, o bien moverlas a otra ubicación. Si hacemos lo segundo, formaremos un batallón con la cantidad de efectivos deseados, y tendremos que elegir al oficial al mando y el armamento que portarán, para lo cual es necesario disponer de suficientes armas del tipo deseado.

También hay que establecer la cantidad de oro y de comida que el ejército portará, lo que influye directamente en el tiempo que el batallón podrá deambular por el mapa sin llegar a morir de hambre. Esta misma configuración puede usarse para transportar dinero o alimentos entre ciudades, siendo protegidos por soldados. Por supuesto, el héroe al mando del batallón no podrá realizar ninguna acción más hasta llegar a alguna ciudad amiga... claro que si la ciudad es enemiga, lo que puede hacer es atacarla, así como a cualquier ejército hostil o construcción situada en el mapa de China.

Si la ciudad no tiene defensores, la conquistaremos automáticamente. Es importante saber que cada ciudad necesita un gobernante, de forma que si el ejército llevaba un solo oficial, pudiendo ser comandado por tres personajes como máximo, se quedará en la ciudad ocupada hasta que mandemos otro administrador. Otra posible acción es atacar construcciones, que irán perdiendo PV hasta caer. Por último, a la hora de enfrentarnos a otro batallón podemos usar distintas tácticas. Empujar a la unidad enemiga a otro cuadro adyacente, contraatacar, disparar proyectiles normales o incendiarios...

La táctica y la configuración del batallón, en lo que a tropas y armamento se refiere, son los responsables directos del resultado de la batalla. No se llega a ver ninguna representación más detallada, y esta se limita al choque de ambos ejércitos en el mapa, y la posterior indicación de las bajas para cada uno de ellos. Esto, viniendo de una empresa que ha creado un simulador de batallas de acción tan adictivo como Dynasty Warriors, da más pena que ganas de protestar. Que menos que una opción de jugar la batalla usando el motor de dicho juego, o algo similar... siempre a elección del usuario, claro.

Y así hasta que alguno se retire o sea aniquilado. Otra posibilidad es enfrentar a dos héroes en un duelo, pero lo explicaremos un poco más adelante... aunque sí que diremos que según la configuración de la partida, los héroes pueden morir definitivamente en una contienda, cambiando así la historia de los Tres Reinos. Tras una batalla, también es factible que algún héroe enemigo se ofrezca a pasar a nuestro bando, lo que es una manera más de conseguir personajes para nuestra facción. De hecho, ya decíamos que junto a las ciudades, este es el otro elemento más importante del título.
Si bien comenzamos con una serie de personajes, adquirir más es posible mediante la búsqueda de los mismos. Desde una ciudad podemos enviar un héroe a buscar nuevas incorporaciones, o incluso a negociar con personajes aliados con otra facción o libres. En ocasiones, nuestra fama atraerá a generales y mercenarios, pero no suele ocurrir con frecuencia. Y aunque encontremos un nuevo personaje a la puerta de nuestra casa, no siempre estará deseoso de unirse a nuestras filas, por lo que podría proponer uno de los dos tipos de duelo existentes: un debate o un combate.

El combate es igual al que puede realizar con los duelos en la batalla. Veremos a nuestro héroe cabalgando a toda velocidad, con el enemigo en paralelo, y podremos ir eligiendo distintas acciones para reducir sus PV, ya sea con ataques normales o especiales. También podemos defendernos, e incluso ser relevados por otros personajes que se encuentren con nosotros, de manera que es más complicado vencer a varios oponentes en un duelo. Al final, el que vea reducida su barra de vida a cero perderá el enfrentamiento, y las consecuencias dependerán de si se trata de una batalla o un duelo para reclutar al personaje.

El otro tipo, el debate, es similar en desarrollo. Veremos a los héroes en lo alto de dos pilares de tierra, mientras discuten de algún tema que veremos indicado entre ambas barras de vida. En esta ocasión, las acciones nos dejan hablar sobre un tema concreto, lógica, hechos o tiempo, o bien puede tratarse de estratagemas para vencer al oponente, como hacerse oídos sordos o rebatirle con un argumento difícil de entender. Si nuestro argumento es mejor que el del oponente, y del tipo indicado en la pantalla, iremos reduciendo su barra de vida hasta vencer el debate.

Aquí, los gráficos se asemejan un poco más a lo visto en la saga de acción de KOEI, pero en esta ocasión se han decidido por ofrecer unos renderizados al estilo 'cell-shading'. Para gustos se hicieron los colores, pero a un servidor le encanta este estilo de bordes remarcados, como se puede ver en X-Men Legends, por ejemplo. Además, si comparamos con lo que hemos tenido que soportar con el mapa general, es un alivio para la vista poder disfrutar de una mínima definición de personajes, entorno y colores. Las animaciones son repetitivas, pero sirven para escenificar la acción realizada.

Dejando los héroes a un lado, sigamos con las dos últimas de las opciones accesibles desde una ciudad, y que son las relativas a la soberanía de nuestro territorio. La primera es la tan sabida diplomacia, donde podremos firmar acuerdos, declarar la guerra, enviar presentes o comenzar rumores falsos que bajarán la fuerza de voluntad de las tropas enemigas en una ciudad. La última es la que nos ofrece un control más directo sobre nuestro reino, y comienza con la posibilidad de convocar un concilio en una ciudad, para saber las opiniones de nuestros personajes vasallos.
También es posible hacer pactos de lealtad entre dos personajes de nuestro bando o, lo más importante en este apartado, crear distritos. Los distritos son una medida práctica, llegado a cierto nivel de expansión, pero no al gusto de todos, ya que consisten en otorgar todo el poder sobre una o varias provincias a un héroe. Esto significa que perderemos el control directo sobre las ciudades, sus tropas y héroes asignados, a favor de una mayor comodidad a la hora de gobernar nuestro territorio. Y como era de esperar, las lealtades jugarán un papel mucho más importante desde el momento en el que los distritos entren en juego.

Pasemos a analizar en sonido, donde las melodías que adornan el juego se llevan una buena nota. Sirven para ambientar a la perfección el entorno de la partida, y no pecan de repetitivas, por lo cual no suponen un estorbo para los oídos. Las voces, que oiremos en contadas ocasiones, se encuentran completamente en inglés, pero bien dobladas a este idioma. Por cierto, un punto muy malo para Romance of the Three Kingdoms es que los textos tampoco se han traducido finalmente al castellano. Teniendo en cuenta lo importante de nuestra lengua en este sector, es imperdonable que esto haya ocurrido.

Aún así, el título es jugable, y puede resultar adictivo en cierto grado. Su mayor punto a favor es la ambientación, y a su vez es la que provee la mayor complejidad al juego, debido a la variedad de periodos históricos, personajes y bandos. Sin embargo, dentro del género de la estrategia tiene uno de los desarrollos más simples jamás vistos, si bien la inteligencia artificial no es del todo mala, y contaremos con enemigos astutos. Otra ventaja es que Romance of the Three Kingdoms tiene un largo periodo de vida, gracias a las campañas y a la posibilidad de personalizar las partidas y las facciones.

¿Qué se echa en falta? Pues muchísimas cosas. Habíamos hablado de la posibilidad de unir pequeños esbozos de Dynasty Warriors, con la posibilidad de comandar nuestras tropas al campo de batalla, y si estas fueran un poco más cortas que las del original. Quizás un simulador de batallas al más puro estilo RTS no habría estado mal, pero se perdería en gran medida la sensación de héroe y comandante. Igualmente, una mayor variedad de edificios, recursos o armamento. Lo que sí debería ser obligatorio es una revisión total de la pantalla del mapa, bastante pobre para lo acostumbrado.

Por lo tanto, estamos ante un juego correcto, que puede apasionar a quienes sigan con fervor este tipo de ambientaciones, o la misma saga de juegos, pero donde los nuevos usuarios tendrán difícil involucrarse y verse empujados a convertirse en fanáticos de esta serie de títulos. Sin haber aprendido de errores anteriores, KOEI no nos presenta el mejor Romance of the Three Kingdoms, y sigue necesitando mucho trabajo antes de que pueda considerarse una oferta digna en los tiempos que corren.

6.5

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.