Dos mejor que uno

La historia de este nuevo título se presenta con un argumento más trabajado que en el episodio anterior, con nuevos personajes y una nueva localización, la isla de Fontanis. Al principio veremos como los habitantes del Reino de Rolando sufren una terrible infección causada por una enfermedad conocida como la enfermedad de Kilgorean. Así, el Rey ordena al explorador Sir Richard Smythe reunir un equipo de Rolandos para salir en busca de la Orquídea Dorada, una planta que puede salvar a los habitantes de Rolandoland de la terrible enfermedad. Smythe liderará un grupo de Rolandos con diferentes habilidades, como mover objetos pesados, bucear bajo el agua... Y con personalidades muy definidas a las vez que curiosas, como leñadores, piratas o miembros de la realeza.

Técnicamente nos encontramos con muchas mejoras apreciables desde las primeras partidas. A pesar de resultar todo muy familiar y de cierta sensación de déjà vu, se nota que los creadores han sabido potenciar los aspectos positivos de la primera parte y darles más notoriedad en esta secuela. Ahora las fases están mejor diseñadas, toda una proeza si tenemos en cuenta que en la primera parte ya tenían un nivel bastante bueno. Lo mismo se puede aplicar a un control que ha sabido mejorarse, para resultar más intuitivo a la hora de seleccionar los diferentes personajes. Aún así, y contando con todas estas mejoras, la sorpresa ya no es tan grande como cuando descubrimos el primer juego y peca de cierta reiteración de muchos elementos.

Como en la primera aventura, nuestro objetivo será hacer llegar a nuestros esféricos personajes hasta el final de cada fase, evitando toda clase de trampas y obstáculos. El control será mediante el acelerómetro de nuestro dispositivo; al inclinarlo hacia un lado u otro, nuestros Rolandos rodarán en la dirección deseada. Asimismo, si queremos que nuestros personajes salten para superar algún estorbo que nos impida nuestro avance, sólo tendremos que deslizar nuestro dedo hacia arriba. Según el tipo de Rolando que tengamos que utilizar, nos encontraremos con las situaciones más divertidas y únicas que podamos imaginar. Los Rolando Reales, por ejemplo, tendrán que ser empujados por sus subordinados, ya que no podremos moverlos directamente. De igual manera, los Rolando militares pueden aferrarse a cualquier superficie sólida y pueden rodar por rocas, techos, etc. Con todas estas habilidades, tendremos que llegar al final de cada fase con el máximo de Rolandos salvados y con el mínimo tiempo invertido. Según el nivel, se nos pedirán diferentes requerimentos.