Derrapando a fondo

Ridge Racer se ha convertido, por méritos propios, en un nombre dentro del género de las carreras de coches en consola. Después de haber visitado numerosas plataformas desde los inicios de la saga con PlayStation, se convierte en una de las primeras sagas de renombre en dar el salto a la nueva generación con su sexta entrega (derivados excluidos) para la flamante nueva máquina de Microsoft.

Descubre Ridge Racer 6 en movimiento en este vídeo.

Tal es el tirón de Ridge Racer que en Japón se ha convertido, con diferencia, en el título de lanzamiento más vendido de la consola, aunque también es cierto que los japoneses son muy suyos en cuanto a juegos se refiere. A pesar de todo, las buenas ventas cosechadas en Estados Unidos, tras los flojos inicios del juego en América, le convierten en uno de los referentes del lanzamiento mundial de Xbox 360, y que por fin llega a nuestro país.

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El retraso con respecto a los demás mercados resulta un tanto inexplicable, sobre todo si tenemos en cuenta que la versión americana ya incluía el idioma español en el juego, así como un código abierto que permite la ejecución del juego en cualquier consola europea. Sea como fuere, la cuestión es que Ridge Racer 6 ya está entre nosotros, y se presenta como una interesante opción en el todavía escaso catálogo de 360.

Están divididos en cuatro secciones diferentes, según su nivel de dificultad, que aumenta según avanzamos hacia una sección superior. Para poder acceder a la siguiente, tenemos que haber conseguido trazar la ruta que nos lleve hasta ella a través de los circuitos del nivel inferior. En total nos encontraremos con 111 carreras a disputar en este particular universo.

No todas las carreras serán iguales, y tendremos, en primer lugar, las que el propio juego denomina 'normales', basadas en cargar nitros a base de derrapes y luego utilizarlos para alcanzar a nuestros rivales. Es rara la curva que se tome sin hacer al menos un leve derrape, aunque a la hora de la verdad, es mejor un buen derrape largo a mucha velocidad que numerosos derrapes cortos a bajas velocidades.

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Para añadirle algo de gracia al asunto, habrá otro tipo de carreras: de carga inversa y sin nitros. La primera de ellas nos pone en el circuito con dos de las tres cargas posibles de nitros, y serán los únicos que podremos utilizar en toda la carrera (aunque si derrapamos mientras los utilizamos, podremos recargarlos y conseguir nitros extra).

La segunda, supone ganar la carrera sin utilizar la ayuda de los nitros en ningún momento. Y es que todas las carreras de Ridge Racer se dan como victoria sólo alcanzando el primer puesto. De este modo, la dificultad se va viendo aumentada, y a la par que aumenta el nivel de nuestros rivales, aumentan las trabas que nos encontraremos para alzarnos con la victoria, llegando a ser necesario un dominio importante del juego.

Sin embargo, no son tantos como parecen, ya que el gran número de pruebas se desarrolla sobre un número más limitado de circuitos, treinta distintos, que modifican su trazado lo suficiente para no ser exactamente el mismo siempre, pero que produce esa sensación en el jugador de estar siempre recorriendo los mismos parajes.

Cada vez que elijamos nuestra ruta, podremos seleccionar nuestro coche. Una gran virtud del juego es lo mucho que pueden diferir los vehículos entre sí, y cada jugador deberá probarlos detenidamente para encontrar el que mejor se amolde a sus características, con el que se sienta más a gusto para competir. Aunque a veces, alguna carrera complicada siempre es más asequible con un vehículo más apropiado.

La otra opción es 'Batalla en línea', donde, como el propio nombre indica, nos enfrentaremos directamente a otros usuarios de todo el mundo. Esto nos supone demostrar nuestra destreza a nivel internacional, y estar bastante avanzados en el juego para poder seleccionar vehículos capaces de competir en condiciones, ya que incluso en 'Carrera igualada' el nivel es muy alto.

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Un defecto importante en este modo es que los vehículos de aquellos que abandonan la carrera se quedan quietos en la línea de salida, siendo un engorro tener que esquivarlos a cada vuelta, y resultando excesivamente fácil quedarse atascado contra alguno de esos coches inertes en el medio de la carretera, ya que las líneas de salida cercanas a una curva, con la vista exterior, no facilitan el verlos para esquivarlos. Al acabar cada carrera, se mostrarán nuestros datos, así como nuestra clasificación dentro del ranking mundial de jugadores de Ridge Racer 6.

Por supuesto, también se podrá retar a nuestros amigos en una misma consola, con un multiplayer a pantalla partida que ofrece numerosas horas de diversión, y sin el engorro de los coches parados en la parrilla de salida que puede darse en el modo online. A pesar de que la separación entre pantallas no está muy marcada, es fácil situarse en la pantalla de juego de cada uno.

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El número de logros ocultos en Ridge Racer 6 es bastante considerable, 36, y muchos de ellos son bastante complicados de descubrir. Gran parte de ellos implican la participación en competiciones en red, y para otros recibiremos pistas, bastante complicadas de descifrar en gran parte. Sin duda, un interesante modo de alargar la vida del juego.

En cuanto a los coches, poco se puede decir, ya que todos ellos han sido mimados al detalle, aunque es una pena que no se visualicen desperfectos tras las colisiones. Sin embargo, los escenarios, además de llegar a hacerse escasos y repetitivos, resultan bastante sencillos y algo planos por momentos. Pese a lo nítidos y bien formados que puedan parecer, no distan mucho de lo que se puede ver en una Xbox normal, muy lejos de lo que 360 puede ofrecer.

La secuencia introductoria, impecable y bella, es desgraciadamente muy corta, y apenas da tiempo a disfrutar de ella. Los menús del juego son sencillos, luciendo un moderno sistema de hexágonos que orientan al usuario sin mayores problemas, aunque no dejan de ser fondos blancos con hexágonos verdes por encima, que aunque resultón, deja una ligera sensación de vacío.

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La voz que nos acompaña siempre durante las carreras llega a ser desesperante, ya que a veces sus comentarios están totalmente fuera de lugar y llegan a ser repetitivos. En cuanto a los vehículos, todos los efectos sonoros rayan a bastante buen nivel, tanto en los acelerones con los nitros como en los derrapes, consiguiendo parecer bastante realista el juego.

Sin embargo, la banda sonora es bastante menos alentadora, y muchos usuarios optarán por la opción, mucho más interesante, de conectar sus propios MP3 a su Xbox 360 y escuchar sus propias melodías. Quitando un par de canciones, es una banda sonora para olvidar, y que el disco 'custom' sea una excusa para comprar nuevas canciones en el bazar de Xbox Live! es algo de bastante mal gusto.

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Siguiendo la estela de la saga, la jugabilidad es la de un arcade al 100%, con derrapes, velocidades de vértigo y ninguna limitación a la hora de trompear, usar nitros o chocar con nuestros rivales. Esto sin duda satisfará a los seguidores de la saga, que se mantiene fiel a su esencia. Sin embargo, aquellos que se asomen a ella por primera vez, tal vez se encuentren con un sistema de juego que no es de su agrado.

El juego se basa, sobre todo, en el derrape, y a diferencia de PGR3, donde sirven para acumular kudos principalmente, aquí los derrapes son necesarios para tomar casi todas las curvas, ya que los vehículos por defecto no dan girado para tomarlas usando sólo el pad direccional. Arcade puro y duro de una longitud considerable, aunque puede llegar a cansar repetir siempre los mismos circuios.

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