Resistencia sin tregua ni cuartel

Las comparaciones entre PS3 y Xbox 360 son inevitables. Más aún en un terreno tan tangible como el software y con dos juegos abanderados del mismo género. De ahí que muchos se hayan empeñado en comparar a Resistance: Fall of Man con el laureadísimo Gears of War en una situación que no es equiparable; el título que más se presta a la comparación y más similitudes presenta con el shooter de Insomniac no deja de ser Perfect Dark Zero. Y los puntos comunes van más allá de que ambos hayan aparecido en el mercado escoltando el lanzamiento de su respectiva consola.

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Resistance supone un primer acercamiento del shooter en un sistema técnicamente virgen. A pesar de lo espectacular que resulta, todavía hay muchísimo por explotar en el terreno visual y técnico de PlayStation 3. Lo mismo le sucedió a Perfect Dark en 360. En lo jugable siguen los paralelismos; los dos incluyen una campaña principal discreta que se puede jugar en cooperativo, un repertorio de armas imaginativo y casi interminable y unos modos multijugador por Internet que realmente representan su mayor atractivo.

Pero centrándonos en Resistance, era de esperar que los creadores de Ratchet & Clank, donde la frescura del armamento ha sorprendido en cada nuevo título, explotasen en la misma medida este factor. No existía el mismo pronóstico en los modos online, especialmente conociendo la política descentralizadora de Sony que obliga a cada estudio y a su editor a proporcionar las infraestructuras necesarias para las partidas por Internet que por otro lado son totalmente gratuitas. Insomniac ha realizado un elogiable esfuerzo en este punto, consiguiendo que el multijugador sea el punto más fuerte de su título y el que consigue mantenerlo vivo tras las doce horas de la campaña principal.

Resistance: Fall of Man se desarrolla en un pasado alternativo, durante tres intensos días del julio de 1951. En él no tuvo lugar la Segunda Guerra Mundial ni la amenaza Nazi, pero otros acontecimientos todavía peores ocuparon su sitio en la historia; la invasión Quimera. Durante los años 30 la inteligencia americana consigue informes de bioexperimentación en Rusia que hablan de pueblos y ciudades asoladas. Se teme que los soviéticos hubieran desarrollado una terrible arma biológica, pero nada más lejos de la realidad.

Rusia fue infectada por el desconocido virus Quimera y permaneció aislada durante más de diez años. En 1951 esta abominable especie lanzó un ataque a gran escala y conquistó Europa entera en una semana, diezmándola a su paso. Gran Bretaña es el último bastión de la resistencia, organizada en bases secretas. Los Estados Unidos deciden planear una ofensiva conjunta y envían sus fuerzas a unirse a los británicos. Un ataque sorpresa imposibilita el encuentro, quedando los marines a merced de un enemigo desconocido.

De todo el ejército americano sólo queda un único superviviente. El sargento Nathan Hale, infectado por el virus Quimera aunque resulta inexplicablemente inmune a sus efectos nocivos. Rescatado por sus camaradas europeos, es aquí donde comienzan los tres largos y memorables días en los que lucharemos bajo la bandera de la resistencia contra un invasor que parece invencible pero que también sangra y siente miedo.

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Gráficos

Resistance hace gala de una estética mezcla de mediados de siglo pasado con los toques futuristas que añade la invasión Quimera. Salvando las diferencias, en conjunto queda muy cercano a lo que podría ser un Call of Duty mezclado con 'La Guerra de los Mundos'. La totalidad del juego discurre íntegramente por suelo inglés, visitando localizaciones reales como York, Manchester, Bristol o Londres que muestran una arquitectura y unos paisajes técnicamente sorprendentes. Y es que los destellos del apartado visual se perciben más en los fondos; amplios, detalladísimos y con un sentido real de la escala que los sitúa por encima de la mayoría de títulos de su género.

Resistance nos llevará a visitar ciudades envueltas en la destrucción que las Quimera han dejado a su paso con calles desoladas sin un alma en ellas y barrios enteros con casas demolidas que servirán como cobertura para los tiroteos y batallas masivas. También se visitarán exteriores campo a través en un retrato de la típica campiña inglesa de las afueras.

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Las influencias tecnológicas de las Quimera se entremezclan con la Inglaterra de mitad del siglo pasado transmitiendo una sensación muy apocalíptica, de invasión consumada, un sentimiento que impregna al juego desde sus inicios. La arquitectura de esta especie supera a las construcciones humanas en tamaño y a lo largo del juego se visitan tanto interiores como exteriores, intentando dotar de variedad de ambientaciones. Se incluyen centros de conversión, túneles, bases o centros de mando cuyo marco futurista rompe con el de Segunda Guerra Mundial que impregna al resto de niveles.

El motor gráfico de desarrollo interno en el que Insomniac ha asentado el título se muestra capaz, sin ninguna ralentización incluso en el modo a pantalla partida. Los efectos de partículas son un punto del que se nutre para elaborar la lograda atmósfera bélica, con continuas explosiones, columnas de humo, granadas incendiarias detonando y una auténtica lluvia de disparos que pueden verse rasgar el aire y cubriendo todo el campo de batalla. El armamento Quimera añade mayor espectacularidad y un repertorio de efectos gráficos envidiables. Una completa física ragdoll con incontables reacciones acordes al tipo de impacto apuntilla este apartado gráfico que si bien resulta espectacular, se mantiene al nivel de lo visto actualmente en Xbox 360.

Los modelados de los personajes son buenos desde un punto de vista técnico, pero no se percibe una sensación de solidez que sí se logra transmitir en Gears of War.  Sus texturas tampoco destacan mucho, especialmente si se comparan las ropas con las formidables texturas que revisten los elementos del escenario, además, las animaciones faciales no resultan demasiado expresivas y están dotadas de un brillo excesivo -sobre todo en los híbridos enemigos-. El nulo carisma de la infantería Quimera se compensa con otros de sus efectivos, especialmente las criaturas monstruosas que complementan su faceta tecnológica; la pseudoaraña Widowmaker -traducido como 'enviudadora'-, la fuerza bruta de los Titanes, los feroces y necrosados Gray Jack o los Ángeles.

Comentar también que todas las secuencias del título están generadas por su mismo motor gráfico, sin recurrir ni una sola vez a CG, así como la resolución máxima soportada, que llega a los 720p, sin añadir 1080 ni entrelazado ni progresivo.

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Sonido

La banda sonora tiene una presencia bastante limitada en Resistance. Aparece como refuerzo en los momentos de acción, de victoria, ensalzándola, o entre menús y secuencias intermedias. Hablamos de piezas instrumentales en su totalidad con un marcado toque militar. No hay nigún tema que destaque especialmente ni que se haya licenciado con esa intención. El repertorio se expande más en los efectos de sonido, con un buen catálogo de samples y surround, repartiendo los sonidos acorde a su posición espacial.

Resistance está íntegramente en castellano, tanto textos como voces. La localización se llevó a cabo a mediados del pasado año, cuando el lanzamiento de PlayStation 3 seguía marcado como simultáneo en los tres territorios. Esto, unido a la alta capacidad del Blu-Ray, ha motivado que cualquiera de las tres versiones del título incluya todos los idiomas a los que este se ha localizado. La interpretación no sobresale demasiado. El mayor peso en líneas de diálogo lo tiene la oficial británica que narra la historia de Nathan Hale en tercera persona y en pasado. El protagonista en sí mismo es parco en palabras y apenas habla. También existen comentarios de nuestros compañeros en el campo de batalla dependiendo de la evolución del combate. 

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Resistance es un shooter en primera persona bastante convencional. Sus 30 misiones no plantean retos enrevesados; exclusivamente se centran en recorrer un nivel a pie eliminando a todas las Quimera que encontremos. Hay lugar para un buen abanico de situaciones; grandes batallas en espacios abiertos en las que participan decenas de personajes, infiltración en las bases del enemigo, guerrilla en interiores, derribar a poderosos engendros mecánicos Quimera e incluso momentos puntuales de manejo de vehículos; un jeep, un Merodeador Quimera y un tanque americano Dientes de Sable.

Sus creadores han comentado en el pasado su intención de dotar a Resistance de toques de terror psicológico. En la práctica existen pocas -por no decir ninguna- situaciones que realmente se experimenten unas sensaciones que rivalicen con FEAR, el gran exponente de esa fusión. Están presentes momentos de indefensión, de explorar lo inhóspito, incluso de acabar sobrepasado por el enemigo, pero ninguno puede calificarse de verdadero terror psicológico.

La IA de los enemigos depende del nivel de dificultad que elijamos. En el más fácil apenas desplegarán sus rutinas, pero a medida que la incrementamos acaban mostrándolas. Sacan ventaja del flanqueo, de la distracción -incluso atacan por la retaguardia- nos lanzan granadas -y se tiran a tierra para evitar las nuestras- para hacernos salir de nuestra cobertura y conocen a la perfección los puntos fuertes de su armamento, en especial del Auger Perforador, que atraviesa las paredes.

Peor parte se llevan los soldados de la resistencia, cuya IA no es tan completa. Suelen morir con facilidad producto de un modus operandi sobre el campo de batalla que roza lo suicida. No les podemos dar órdenes, por lo que nuestra interacción con ellos es nula, aunque nos acompañan echándonos un cable durante el tiempo que podamos mantenerlos con vida.

El juego es relativamente coherente en el combate y no permite tácticas de héroe: si no tomamos precauciones adecuadas, acabaremos retrocediendo hasta el último punto de control. Aunque Hale no es el Jefe Maestro, tiene la capacidad de regenerar una cuarta parte de su vida gracias al virus Quimera controlado que circula por su sangre, pero por lo demás, es completamente humano.

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Donde Resistance brilla con más fuerza es en su armamento. Su arsenal incluye trece armas principales con dos disparos diferentes cada una más cuatro tipos de granadas construidos desde la frescura y el descaro a partes iguales.

En las de fabricación humana encontramos el fusil estándar de los rangers que incluye un lanzagranadas, la recortada Rossmore letal en la corta distancia, el rifle de precisión L23 empleado por la marina real británica -capaz de ralentizar el tiempo para lograr blancos más claros-, el cañón supersónico Hailstorm que además puede plantar torretas autónomas, la Zapadora XR-03 que siembra minas racimo adhesivas con ácido en su interior y el lanzacohetes L209 que incorpora submunición autoguiada. En las granadas, la típica de fragmentación o incendiarias, que despide un gas  inflamable que en segundos acaba convirtiéndolo todo en una bola de fuego.

Las armas Quimera tienen otro enfoque más técnico. El fusil estándar, el Bullseye -disponible en dos versiones- tiene una alta cadencia de disparo, produciendo mayor daño y además, puede lanzar una baliza emisora a la que siguen las balas a pesar de la posición en la que se encuentre el tirador. El Perforador Auger recibe su nombre por su capacidad para atravesar todo tipo de paredes hasta acabar impactando en un blanco orgánico. Su fuego secundario emite una pantalla de protección que detiene las balas pero que permite traspasar a su munición. La granada erizo es la habitual de las Quimera; una bola de pinchos que se eleva y desata sus púas en todas las direcciones, con daño mortal. Una vez completado el juego, aparecen disponibles cuatro nuevas armas; el arco energético, el lanzallamas L11-2 Dragón, las pistolas Reaper y la granada Blacklash.

El juego es benévolo al permitir que el personaje cargue con todas las armas que encuentre a su paso, sin reducirlo a dos como unas restricciones más realistas imponen. Eso sí, limitando la cantidad de munición a unas cifras que muchas veces son insuficientes, especialmente en los últimos niveles. El sistema de cambio de arma no es demasiado cómodo; pulsando R2 la acción se detiene y aparece en pantalla un menú de selección. Girando el analógico en la dirección que apunta la posición del arma, realizamos el cambio. Y un apunte casi testimonial, la función de movimiento del Sixaxis sólo se ha explotado de una forma concreta; cuando un enemigo nos agarra y nos muerde, tendremos que sacudir el mando para quitárnoslo de encima.

Aunque PlayStation 3 no incluye un sistema de logros de serie, Insomniac se ha preocupado muy mucho de que Resistance ofrezca sus mismos atractivos. Se rescatan los Puntos de Habilidad de Ractchet & Clank que no dejan de ser logros puntuales, situaciones especiales que se desbloquean una vez conseguidas. En su mayoría se centran en eliminar una cantidad de enemigos en un tiempo determinado y con un arma específica, pero también aparecen otros más elaborados.

En total existen 126 Puntos de Habilidad que al ir recolectándose desbloquean contenido adiconal al juego. Arte conceptual, modificaciones en los niveles o nuevos y elitistas skins para lucir en los modos multijugador son las recompensas que ofrecen. Paralelamente existe un reto similar; conseguir los informes de inteligencia que hay esparcidos en todos los niveles del juego. No añaden ningún extra tangible, pero sí ofrecen información muy valiosa que complementa al argumento y que revela claves sobre puntos que quedan oscuros incluso después de completar la campaña.

Pero estos logros y recompensas están mejor explotados en la faceta online. Una vez que decidimos unirnos a otros jugadores de Resistance y compartir nuestras experiencias a través de la PlayStation Network, debemos crear nuestro personaje. A diferencia de la tendencia habitual en el género, las opciones de personalización no existen. Estas se consiguen curtiéndose en el campo de batalla mediante un sistema de experiencia basado en rangos militares. Uniformes americanos, británicos, trajes de camuflaje o comando, skins a pecho descubierto, y complementos como cantimploras, radios, botiquines médicos e infidad de objetos con fin estético irán apareciendo disponibles a medida que mejoran nuestros galones.

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Por otro lado también se ha añadido otro sistema de bonificación, esta vez por medallas, que aparecen en nuestra ficha de personaje -que puede consultar cualquier usuario- y que repasa nuestro historial de méritos en combate; tiros en la cabeza, muertes por golpes cuerpo a cuerpo, por minas, número de partidas, victorias, derrotas, etc.

El multijugador está disponible de forma local y por Internet. En una misma consola pueden jugar hasta 4 jugadores mediante pantalla partida y de forma bastante forzada. Además, en esta variante no se pueden añadir bots, lo que hace los enfrentamientos muy planos, a diferencia del modo cooperativo. Este sólo está disponible de forma local -no puede completarse la campaña con otro amigo mediante Internet- con split screen vertical. Resulta muy sencillo en esta modalidad ya que el juego no termina hasta que ambos jugadores mueren, algo bastante dificil dado que si uno de los dos cae y su compañero permanece vivo, acaba regenerándose en apenas 30 segundos -automáticamente y sin necesidad de revivirle-.

Los modos por Internet suponen el mayor y único atractivo que Resistance presenta una vez hemos re-completado su campaña individual. Con lo bien armados de sus modos de juego, sus exóticas armas y la buena base de jugadores que ya existe -de los mercados americano y japonés- disfrutaremos con él durante semanas.

En partidas puntuables -que mejorarán nuestro rango- y no puntuables seremos capaces de jugar en seis variantes principales: Duelo, Duelo por equipos, Fundición, Brecha, Capturar la bandera y Conversión. Albergan las variantes clásicas como deathmatch, deathmatch por equipos, asaltar la base del rival o dominar territorios junto a la interesante propuesta del modo Conversión, muy similar al Infección de Perfect Dark Zero.

Entre las opciones a configurar aparecen muerte de un sólo disparo, dotar de un número fijo de vidas, regenerar la salud, habilitar el radar, el catálogo de armas -pudiendo añadirse las secretas-, las especies en conflicto y los puntos necesarios para ganar la partida -la muerte equivale a diez y la asistencia, o dejar a un enemigo tocado, a dos-

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